“La imaginación es lo único que te puede trasladar a otro sistema, a otro mundo, a otro planeta. A mí me sirve para saber que es posible otra realidad, y que esa realidad podría o debería ser mejor que esta”, declara el actor Carlos Belloso en la entrevista con Página/12 a propósito de Puré 100 % Belloso, su primera incursión en el streaming. El espectáculo será el jueves 24 de septiembre a las 21 y las entradas pueden adquirirse a través de Ticketek (https://www.ticketek.com.ar/carlos-belloso/online). El título es un juego de palabras que alude tanto al alimento machacado como al vocablo francés (pure). “La trituración de mis propios seres ficcionales en una amalgama de elementos creando una materia diferente”, anuncia la información de prensa.
– ¿De qué se trata Puré 100 % Belloso?
– El streaming me dio la oportunidad de adaptar un espectáculo que hice hace cinco años. Encontré una variable para narrar lo que pasa hoy, describiendo al habitante de un lugar a través de distintos personajes. Además, va a haber una estructura metálica con una cámara negra que lleva el nombre de escultura minimalista antropomórfica. En los ‘70 surgió un movimiento que tenía como parámetro las medidas del hombre; a partir de eso se construían puertas, ascensores, camas, armarios, escritorios. Me pareció un símbolo de la cuarentena y el “quedate en casa”, porque es una estructura que contiene al ser humano. En la obra funciona como mobiliario y también como Desmaterializador de Moléculas de un científico loco; se supone que de ahí surgen todos los personajes.
Un plomero que viaja a través de las cloacas porque no tiene permiso de circulación, una mujer que teje en una vieja máquina Knittax y hace tutoriales virales, un hombre que se pierde en Tribunales y comienza a ayudar a la gente hasta que se convierte en juez de la Nación, un científico loco que desde las pseudo-ciencias recomienda tomar cerveza alemana. Estas son algunas de las criaturas que irán apareciendo en el show, con discursos renovados que se ajustan a la nueva normalidad. “De alguna manera se fueron adaptando a la realidad y a mi propia sensibilidad en este contexto”, dice el actor.
– A lo largo de tu carrera diste vida a muchos personajes que quedaron grabados en la memoria popular. ¿De dónde proviene ese gusto por la caracterización y la condensación a la hora de actuar?
– Mi formación es convencional porque soy graduado de la Escuela Municipal de Arte Dramático, pero también me formé viendo películas y para mí tuvo una gran influencia Lon Chaney, a quien descubrí gracias a mi padre. Él era un actor de cine mudo que hacía unas caracterizaciones increíbles. Realmente se diferenciaba un personaje del otro y no podías reconocer a Chaney en esas criaturas. Él mismo hacía sus maquillajes y podía interpretar a Erik en El Fantasma de la Ópera o a Quasimodo en El Jorobado de Notre Dame. Marcó un antes y un después en el cine de terror. Mirando sus películas me entusiasmé mucho con las caracterizaciones; creo que mi pulsión por los personajes extremos viene de ahí. Y en Argentina tenemos una gran tradición de actores que se caracterizaban, como Homero Cárpena.
En su prolífica trayectoria Belloso pasó por el teatro, el cine y la televisión, y su ductilidad interpretativa le permitió ganarse el reconocimiento del público: fue el Vasquito en Campeones de la vida, Donatello en Culpables, Willy en Tumberos, Quique en Sos mi vida, el Astrólogo en la versión televisiva de Los siete locos que Fernando Spiner dirigió para la TV Pública, y la lista continúa. En cine fue dirigido por Lucrecia Martel en La niña santa (2004), exploró el género de acción junto a Pablo Echarri en Peligrosa Obsesión (2004), encarnó a Héctor Cámpora en Unidad XV (2018) y recientemente le dio vida a Medina en La odisea de los giles (2019), entre otras interpretaciones.
– ¿Es difícil para un actor salirse del encasillamiento que muchas veces genera la industria?
– Hice varios formatos justamente para zafar de lo que determinan los productores de turno sobre cómo hay que hacer las cosas. Lon Chaney, por ejemplo, fue uno de los primeros actores que trabajó de manera free lance para no casarse con ningún estudio. Yo fui recorriendo esos formatos con mucho respeto hacia las tradiciones que existen en cada código, aprendiendo de los colegas. Y el desencasillamiento tiene que ver con uno, porque después del Vasquito los productores me llamaban para hacer personajes similares. De Campeones a Tumberos tuve que rechazar varios trabajos porque mi intención era que me vieran haciendo algo diferente.
– ¿Qué lugar ocupa el humor en tus trabajos?
– Para mí el humor es reflexivo. Uno puede pensar a partir de obras profundas con contenido filosófico, pero el humor es algo que se fija en la médula espinal. Cuando la gente se ríe, vibra, mueve el cuerpo y se pregunta por qué está riendo. El humor complementa lo reflexivo. En este show, el hilo narrativo tiene que ver con lo que yo siento en una coyuntura como esta. También habrá algunas canciones que hice en cuarentena y un momento de ventriloquía con mi muñeco Felipe, que tendrá su aparición junto a otros personajes.
El inicio de la pandemia lo sorprendió en una gira por Italia, donde la situación se agravaba cada vez más y los teatros iban cerrando. Llegó al país el 4 de marzo, poco antes de que se decretara el aislamiento y se cerraran las fronteras. “Hice una gira por Europa en plena pandemia, con un foco muy fuerte en Italia. Al comienzo los políticos ignoraban el tema del coronavirus y nosotros no nos dábamos cuenta de la gravedad del asunto. Cuando llegamos al país ya había algunos casos, así que decidí aislarme por mi cuenta antes del DNU”, recuerda.
Con respecto al debate en torno a los nuevos formatos, afirma: “Creo que el teatro va a volver cuando esté la vacuna. No veo protocolos que se puedan cumplir porque lo más atractivo del teatro es el amuchamiento, estar uno al lado del otro compartiendo una función, empatizando con el artista que está arriba del escenario. Imagino que cuando llegue la vacuna vamos a estar mucho más tranquilos”. La propuesta del streaming llegó desde una productora y Belloso cuenta que su curiosidad lo llevó a desempolvar este espectáculo, adaptable a las nuevas formas ya que se trata de un unipersonal. “Es una especie de híbrido. El show será filmado a tres cámaras en el Teatro Gargantúa, donde me siento muy cómodo porque suelo actuar ahí, y habrá una integración del público para que se sienta la conexión en vivo”, adelanta.
Belloso cuenta que el período de aislamiento fue de gran incertidumbre debido a la dificultad para obtener ingresos con el cese de actividades, y eso lo impulsó a formar parte de algunas movidas colectivas junto a la Asociación Argentina de Actores. En el terreno creativo, su curiosidad le permitió esquivar la parálisis: “Soy muy inquieto. En cuarentena filmé Murciélagos, una película con Oscar Martínez, Peto Menahem, Julieta Vallina y otros actores; cumplí algunos retos de dibujo y pintura en Instagram (@bellosoactor); participé en un sketch con Guille Aquino y Osqui Guzmán; y también hice algunas animaciones con mi mujer. Cosas que iban surgiendo a medida que el encierro se extendía”. Lon Chaney fue bautizado como el hombre de las mil caras, y Carlos Belloso podría compartir el mote. En una de las últimas frases, sintetiza su búsqueda: “Cuando paso frente al espejo siempre tengo la ilusión de no verme a mí, sino de ver a otro”.