Una grave sospecha de prácticas médicas reñidas con el trato humanitario más elemental recorre Estados Unidos. México le pidió explicaciones por ellas al gobierno de Donald Trump porque las afectadas son mujeres migrantes. La presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, dijo que “si son ciertas las espantosas condiciones descritas en la denuncia, incluidas las acusaciones de histerectomías masivas que se realizan a mujeres inmigrantes vulnerables, son un abuso asombroso de los derechos humanos”.
El caso explotó la semana pasada cuando la enfermera Dawn Wooten, del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés), declaró que los hechos se habían producido en el Centro de detención Irwin County, en el sureño estado de Georgia. El lugar que depende del Departamento de Seguridad Nacional es administrado por una empresa privada que controla prisiones, LaSalle Corrections. La mujer y algunos inmigrantes que se ofrecieron como testigos, fueron respaldados por cuatro organizaciones que presentaron la denuncia: Project South, Georgia Detention Watch, la Alianza Latina por los Derechos Humanos y la Red de Apoyo a los Inmigrantes del Sur de Georgia.
Un nuevo problema entre EE.UU. y México
La esterilización de mujeres migrantes no consetida que denunció Wooten – fueron sometidas a una histerectomía, operación en la que se les extrae el útero – se transformó en un nuevo problema entre Estados Unidos y México. La Secretaría de Relaciones Exteriores del gobierno de Andrés López Obrador – equivalente a un ministerio – informó en un comunicado oficial que “el Consulado General de México en Atlanta mantiene comunicación con la organización que denunció una serie de histerectomías no autorizadas en mujeres hispanohablantes. Dichas operaciones, según los primeros informes aún no corroborados, habrían sido realizadas sin pleno consentimiento y bajo custodia de las autoridades de ICE en Irwin, Georgia”.
Los testimonios recogidos en la denuncia de Wotten y las ONGs son gravísimos. Una de las detenidas que fue entrevistada por Project South comparó al ICE con “un campo de concentración en el que experimentan con personas”. Pelosi puso en contexto hechos que en la vida independiente de Estados Unidos no son nuevos: “Esta situación profundamente perturbadora recuerda algunos de los momentos más oscuros de la historia de nuestra nación, desde la explotación de Henrietta Lacks, al horror del Estudio de la sífilis de Tuskegee, a las esterilizaciones forzadas de mujeres negras que Fannie Lou Hamer y tantos otros sufrieron”.
Uno solo de esos hechos, el experimento de Tuskegee, Alabama, fue un estudio clínico llevado a cabo entre 1932 y 1972 por el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos. Unos 600 afroamericanos, en su mayoría analfabetos, fueron estudiados para observar la progresión natural de la sífilis si no se los trataba, incluso desatendiéndolos aunque llegaran hasta la muerte.
La escritora Allison Hope, quien suele trabajar para The New York Times y el Washington Post realizó una columna para la CNN donde acompañó el razonamiento de la representante demócrata Pelosi: “Estados Unidos tiene una historia larga y documentada de utilizar cuerpos humanos, especialmente los cuerpos de mujeres negras, morenas e indígenas, como experimentos científicos. No debemos apartarnos de esa historia mientras miramos hacia el futuro para exigir responsabilidad y transparencia al Departamento de Seguridad Nacional”, señaló.
ICE, citado por BBC News, comentó en un comunicado sobre la denuncia que “alegatos anónimos y sin comprobar, hechos sin especificidades o verificables, deberían abordarse con el justo escepticismo que merecen”. Si se probaran las palabras de la enfermera, los funcionarios del ICE podrían estar en serios problemas. También la empresa que controla el centro de detención para indocumentados donde sucedieron los hechos y que en un documento desmintió “enérgicamente esas acusaciones y cualquier insinuación de que se procedió indebidamente”.
Wooten dijo que una paciente escuchó cómo un médico le decía a una enfermera que le había extraído el ovario incorrecto durante la cirugía. Y como su ovario restante estaba afectado por un quiste, se lo extirparon también cuando ella quería tener hijos.
La Cancillería mexicana que se movió después de la denuncia de Wotten y las organizaciones que la acompañaron, explicó en su comunicado que “ha solicitado información detallada a las autoridades a fin de esclarecer las posibles afectaciones a ciudadanas mexicanas, así como información sobre los procedimientos realizados y la justificación correspondiente. El Gobierno de México dará puntual seguimiento a través de sus distintos instrumentos diplomáticos y jurídicos para conocer a plenitud lo sucedido”.
Pelosi no fue la única legisladora que le pidió explicaciones al Departamento de Seguridad Nacional del que dependen el ICE y la instrumentación de las políticas migratorias. Hubo 173 representantes que le hicieron una petición para abrir una investigación sobre las denuncias de histerectomías. La líder demócrata en la Cámara Baja exigió: “El Congreso y el pueblo estadounidense necesitan saber por qué y bajo qué condiciones tantas mujeres, supuestamente sin su consentimiento informado, fueron empujadas a someterse a este procedimiento extremadamente invasivo y que altera la vida”.
El sitio The Intercept que investigó el tema informó que cinco mujeres que se sometieron al procedimiento entre octubre y diciembre de 2019 le dijeron a una detenida que “reaccionaron confundidas al explicar por qué se habían hecho uno” y que “no tenían acceso a intérpretes adecuados y el personal médico a menudo no hablaba español”. A lo largo del siglo XX hubo 33 estados sobre 50 que aplicaron programas de esterilización forzada en EE.UU.