De acuerdo a los registros del Centro Nacional de Nieve y Hielo (NSIDC) de la Universidad de Colorado Boulder, el casquete polar ártico registró, este verano boreal, su segunda menor superficie desde que comenzaron los registros, hace 42 años. La marca, informaron los científicos estadounidense, se detectó el pasado 15 de septiembre y fue de 3,74 millones de kilómetros cuadrados.
Se conoce como "casquete polar ártico" a la capa de hielo que se forma en el mar en esas altas latitudes. Cada año, una parte de ese casquete se derrite en verano para volver a formarse en invierno.
Con el calentamiento global, sin embargo, la porción que se derrite en verano es cada vez mayor y no alcanza a recomponerse en invierno, reduciendo cada vez más su superficie.
De acuerdo a los registros de los satélites, que observan estas áreas con mucha precisión desde 1979, la tendencia a la baja es clara: Groenlandia se está calentando dos veces más rápido que el resto del planeta.
"Ha sido un año loco en el norte, con el hielo marino casi en el nivel más bajo de la historia, olas de calor (...) en Siberia y enormes incendios forestales", dijo Mark Serreze, director del NSIDC. "Nos enfilamos hacia un Océano Ártico sin hielo estacional", lamentó.
¿Cómo impacta en el clima?
El deshielo, explicó Claire Parkinson, meteoróloga de la NASA, "tiene un impacto en el sistema climático". Si bien no contribuye directamente al aumento del nivel del mar, ya que el hielo se encuentra en el agua, lo hace de forma indirecta: cuanto menos hielo hay, los rayos solares se reflejan menos y son absorbidos en mayor medida por los océanos, aumentando su temperatura.
"La capa de hielo débil de este año está alineada con la tendencia de declive observada durante cuatro décadas", agregó la especialista de la NASA, cuyos satélites miden el hielo en los polos.
"Debido al derretimiento del Ártico, el océano absorberá más calor y todos terminaremos expuestos a los efectos devastadores del cambio climático", explicó en el mismo sentido Laura Meller, de Greenpeace, quien está a bordo de un barco que salió del archipiélago noruego de Svalbard y estuvo en el borde del hielo el lunes.
Aunque los ritmos difieren, la disminución de la capa de hielo se registra tanto en el Ártico como en la Antártida. Mientras que el hielo marino de la Antártida se derritió rápidamente durante tres años hasta 2017 y luego logró una leve recuperación (sin motivos claros), en el Ártico la reducción ha sido marcada desde 1996, aunque hay variaciones de un año a otro.
De acuerdo a un estudio publicado en junio por la revista Nature, el casquete del norte podría incluso desaparecer más rápido de lo que predicen los modelos climáticos. Este derretimiento altera gravemente el ecosistema, ya que los osos dependen de la capa de hielo para atrapar focas y del modo de vida de los inuit en Groenlandia.
En las próximas dos semanas, líderes de todo el mundo sostendrán una reunión sobre el clima y la biodiversidad en la ONU. El año pasado, los expertos en clima de la organización adoptaron un informe sobre océanos y criósfera (hielo, glaciares, casquetes polares y permafrost), en el que advirtieron contra catástrofes en cadena en un mundo dos grados Celsius más caliente respecto a la era preindustrial.