Todos los días sube de tono la feroz campaña de presión para que la Corte Suprema salga a rescatar a los jueces Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli, cuyos nombramientos por traslado en cargos claves en Comodoro Py fueron objetados por el Consejo de la Magistratura, una jueza en lo contensioso-administrativo, el Senado de la Nación, un decreto del Poder Ejecutivo y una resolución de la Cámara de Casación. Los supremos hasta ahora no respondieron a ninguno de los reclamos de los magistrados en cuestión, que incluso a través de escritos presentados el domingo pidieron que resuelvan la validez de los traslados inconstitucionales que hizo el macrismo. Desde Clarín y La Nación hasta amenazaron con pedidos de juicio político a los integrantes de la Corte que resolvieran contra la BBC (Bruglia, Bertuzzi, Castelli), un camino que obviamente no tiene salida ya que no hay votos en el Congreso para semejante maniobra.
En las últimas horas, los jueces pidieron licencias porque no quieren dar el brazo a torcer: ya está claro que deben volver a los puestos que tenían antes del macrismo, pero no quieren un regreso sin gloria. Inicialmente le hicieron el pedido a la Corte, pero el máximo tribunal se lo mandó a la Casación, que tiene la facultad de superintendencia en materia penal. Este lunes, la Cámara de Casacion volvio a darles una mala noticia: la decisión sobre licencias la tiene que tomar el tribunal al que ahora volvieron, o sea que hubo un rechazo de entrada.
Desde Clarín y La Nación dispararon con munición gruesa convirtiéndose en voceros de los magistrados, con un tono amenazante: advirtieron a los supremos que se les iniciarían juicios políticos si no respaldan a los jueces atrincherados. La jugada es asombrosa por donde se la mire. Ni en diputados ni en senadores la oposición tiene votos para concretar un juicio político y menos todavía en el marco de semejante presión político-mediática.
En paralelo, el diputado del PRO Alberto Assef, aquel que dejó sin personería a José Luis Espert en vísperas de las últimas elecciones, sumó una presentación ante la Corte en la que pide que el máximo tribunal revise los decretos del Poder Ejecutivo que determinaron el regreso de los tres jueces a los lugares que tenían antes de la maniobra del equipo judicial macrista.
La Corte tiene previsto hacer una reunión por Zoom este martes, donde tampoco está claro que vaya a tomar ninguna decisión. Difícil que lo haga sobre la discusión acerca de la validez de los traslados, ya que la mayoría de los supremos parece volcada a esperar que llegue la causa que tramita en el fuero Contencioso Administrativo, donde falta la resolución de fondo de la Cámara de Apelaciones, que llegará a la máxima instancia por un recurso extraordinario. La Cámara tardará dos semanas más, como mínimo. El per saltum (una paradoja, tratándose de jueces a los que se revocó sus nombramientos por saltear el Senado para acceder a cargos) parece tener pocas chances. También es difícil que los supremos resuelvan algo en medio de una presion tan brutal (casi extorsión) ejercida a través de los medios.
En paralelo, la Corte tiene el reclamo de las licencias de los jueces. Bruglia y Bertuzzi primero habían pedido licencia extraordinaria, pero ahora pidieron una
licencia compensatoria de vacaciones trabajadas, que consideran que no se las podrían negar. Castelli llevó este mismo pedido a Casación, pero los casadores le dijeron que debe ir con un oficio electrónico a la Corte y que ésta debe verificar si tienen días disponibles y resolver. Este martes este tribunal penal también reunirá a los jueces que integran su área de superintendencia y tienen pensado decir algo respecto de las licencias. Lo concreto es que los magistrados no están trabajando en los lugares que tienen asignados por el Consejo de la Magistratura, el Senado, el Ejecutivo y Casación. Según lo dispuesto, Bertuzzi debe volver al Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, Bruglia debe volver al Tribunal Oral Federal 4 y Castelli al Tribunal Oral Federal 3 de San Martín.
En verdad, para que se otorguen licencias el procedimiento es que se acuerda con los compañeros del tribunal oral --se entiende que son los tribunales a los que deben regresar-- y, una vez acordado con los pares, se presenta a la Corte que verifica si los días corresponden o no. Volver a un tribunal de origen no es motivo para una licencia. Por supuesto que existen también las licencias extraordinarias, pero se tienen que fundamentar, pedir con quince días de antelación y hacer la presentación electrónica a la Corte. Es muy posible que este martes Casación le remita al máximo tribunal el pedido de licencia extraordinaria, aunque siempre queda claro que son licencias en sus puestos de origen, en los tribunales orales de los que nunca debieron salir hacia los lugares que los llevó el macrismo, sin el acuerdo del Senado.
En cualquier caso, la realidad es que la alianza político-judicial-mediática tomó el caso de los jueces como bandera, con el argumento de que es una movida para, supuestamente, salvar a Cristina Fernández de Kirchner. Se esconde que Bruglia y Bertuzzi ya no tienen ningun papel en las causas contra CFK y Castelli integra un tribunal en el que hay otros dos jueces. En realidad, la cuestión de fondo es la furia porque el gobierno tocó los grandes intereses, en primer lugar, a través del decreto que estableció como esenciales los servicios de internet, cable y telefonía móvil y, en segundo lugar, mediante el impuesto a las grandes riquezas. Pero como estos temas cuentan con el respaldo de la mayoría de la sociedad, falsean el caso de la BBC y lo usan para hacer oposición despiadada.