Al igual que la pandemia, Malena Villa tampoco parece ser amiga de los tiempos muertos. Si bien su primer álbum, La negación, apareció este junio, la artista de 24 años ya volvió al estudio para esbozar sus nuevos temas. "En principio los estoy haciendo. Luego veré qué haré con ellos. Tengo la idea de sacar un EP", le confiesa al NO, por WhatsApp, mientras se toma un hiato en la grabación.
"Aunque puedo hacer canciones con la guitarra, me imagino el contexto sonoro. Eso me costó bastante en la cuarentena. Mi método creativo consiste en producir y componer al mismo tiempo, en el estudio. Apoyada, además, en gente que me incentiva y motiva. Y tengo varios socios para eso."
La mayoría de sus seguidores en Instagram, red social de la que no es muy asidua porque cree que "la vida no pasa por ahí", la ubican por su trabajo en la actuación. Mientras que el resto ni sabe que fue parte del elenco de la telecomedia Cien días para enamorarse y de la película El Angel, donde, por cierto, conoció a Lorenzo Ferro.
El actor y cantante (bajo el alias Kiddo Toto) fue quien la inspiró a debutar en la música, luego de invitarla a colaborar en su disco Re$friado (2019). "Como vi a mi amigo y hermano cantando, jugando y, por sobre todo, permitiéndoselo, ahí me di cuenta de que también podía hacerlo", recuerda. "Pero siempre desde la curiosidad."
Si la vas a hacer...
A pesar del trampolín mediático que tenía a su disposición, Malena prefirió apelar por la prudencia. "Muchos actores o influencers, e incluso gente que no tiene nada que ver con eso, creen que puede hacer música. Suponen que, sólo por el hecho de tener seguidores en las redes, van a ser escuchados", manifiesta la cantautora, quien asegura que siempre recurrió a la guitarra y a la canción desde un lugar de hobby o de escape.
"Si me iba a meter en esto, quería que sonara bien. No voy a hacer algo medio pelo por ser actriz. Nunca pretendí sacar un disco en dos meses, para luego cuestionármelo. Soy muy exigente en todo lo que hago. Hasta cuando compongo."
Lo paradójico es que la hija del locutor y actor Néstor Villa llegó a descubrirse como compositora, aunque pensara que no podía hacerlo, a partir de llevarse una gran decepción en lo actoral. Así fue como finalmente se atrevió a probarse en la música. Y vaya que fue toda una sorpresa, al punto de que las ocho canciones que conforman La negación la posicionaron instantáneamente en la escena independiente argentina.
"El disco se terminó de producir en noviembre pasado, y a manera de estrategia de márketing, porque nunca había sacado música, me fui instalando como cantante a través del lanzamiento de singles", explica. "La idea era que supieran quién soy antes de publicar el material entero."
Ni lo niego ni lo confirmo
Si bien lo común de un trabajo discográfico seminal es titularlo con el nombre del artista o alguna palabra rimbombante o característica –una regla hasta para bandas de metal extremo–, como preludio de su interior, Malena pareció apostar por el escepticismo. "Las canciones son del año pasado, pero decidí llamarlo así recién en abril, cuando me di cuenta del proceso personal que atravesé al hacerlo. Leí cierta negación en las letras, porque hablaban de separación o de drama amoroso, pero eso no estaba pasando. Más tarde pude ver que se trataba de eso. Las primeras ocho canciones que hice en mi vida están ahí."
Por más que La negación, que tiene como invitados a los cordobeses Juan Ingaramo y Zoe Gotusso, tomó prestado recursos y estilos de la música urbana, es un álbum pop. Uno bien oscurito, además. "Es difícil de catalogar. Hay un reggaetón y un R&B, pero prefiero meter en el pop a estas canciones, porque es un término tan abarcativo que me permite hacer un bolero como Salvaje", describe.
Malena se inspiró en el disco Swimming, de Mac Miller, al igual que en Frank Ocean y Chance The Rapper, al momento de manufacturar el sonido de las canciones. "Como me estoy probando en la música, experimento. Quizá mi próximo disco sea más concreto en estilos. Siento que el disco tiene unidad, sino haría singles."
El imán de lo nuevo
En contraste con el vértigo y la ansiedad que podrían generar llevar adelante sendas carreras en simultáneo, a Malena se la nota saboreando la novedad. "Cada artista se lo toma muy personal. Pero vivo muy tranquila la exposición, porque tampoco es que no puedo salir a la calle", admite.
"Hacer canciones, diciendo algo que es tan personal, tiene cierto paralelismo con lo actoral. Ese proceso lo aprendí con la música. Sin embargo, mientras que en la actuación el proyecto lo comanda otro, acá estás expuesto el triple porque sos el centro de lo que hacés. Y, aparte, estás desnudando tu alma. En eso se siente un vértigo enorme. Cuando saqué mi primera canción, me di cuenta de eso."
Aunque sus canciones se volcaron hacia la introspección, esta porteña sabe de compromiso. "Si no hice un disco político fue porque no me salió así", aclara quien dio su última actuación en febrero en Mar del Plata. No obstante, su pasado estuvo atravesado por la militancia estudiantil.
"Lo hice desde los 15 años y fue agotador. Fui presidenta del centro de estudiantes de mi colegio. Con Ofelia (Fernández) me siento muy identificada, porque también ambas actuábamos. La política me pesó por la chicana. Dije que ese mundo no era para mí porque es muy estresante, peleador y hay que lidiar con la oposición a lo que pensás. Pero cuando surge una causa como la de Facundo Astudillo Castro o el feminismo, hay que tomar posición urgente."