El contubernio entre Justicia y servicios de inteligencia se verificó otra vez con los datos que indican que uno de los hijos del fiscal Carlos Stornelli revistó en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) en 2016. Lo particular es que Julián Stornelli formó parte de la Dirección de Jurídicos de la AFI, justamente el área que se dedicó a armar causas y a apretar a jueces, tal como se verificó, por ejemplo, en el caso del juez Luis Carzoglio, visitado por el director de Jurídicos, para conminarlo a que metiera presos a Hugo y Pablo Moyano. Es decir que Julián Stornelli estuvo tres meses, de marzo a julio de 2016, en la dirección que operaba, entre otros, para su padre.
En paralelo, Mateo Stornelli trabaja en la Dajudeco (Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado), que se ocupa de la pinchadura de teléfonos, bajo la órbita de la Corte Suprema de Justicia. El dato fue revelado en su momento por la periodista de Página/12 Irina Hauser en su libro Rebelión en la Corte. O sea, mientras uno de los hijos del fiscal estaba en la AFI, el otro se desempeñaba en el área de escuchas.
Más allá de la idoneidad de la nueva generación de los Stornelli, lo grotesco es la mezcla, a partir del poder que encarnó el fiscal como punta de lanza contra la oposición. En la maquinaria ubicó a sus hijos. Ese papel todopoderoso venía con un adicional. En todos los ámbitos se lo consideraba de absoluta confianza de Mauricio Macri. Es más, hay escuchas en el expediente de Dolores en que se habla de que "Mauricio le dijo a Carlos.." o "Mauricio le prometió a Carlos" y otras expresiones semejantes que exhibieron la relación cotidiana entre fiscal y presidente. De manera que la mezcla era entre Justicia, servicios de inteligencia y Cambiemos.