El Reino Unido será la sede de los primeros ensayos clínicos en los que los voluntarios se infectarán deliberadamente con el coronavirus para evaluar la efectividad de las vacunas contra la covid-19, según informó el diario Financial Times.

Se espera que el proyecto financiado por el gobierno británico comience en enero en una instalación en Londres, aunque aún resta la aprobación de la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios del Reino Unido.

Hasta ahora, las decenas de ensayos conocidos buscan la inmunización de la población vacunada para comprobar su eficacia ante el virus, sin que los voluntarios se contagien de forma premeditada. Sin embargo, científicos británicos proponen una metodología inversa en este ensayo de “desafío humano”: los voluntarios primero serán inoculados con una vacuna y aproximadamente un mes después recibirán una dosis de Sars-Cov-2, el virus que causa el COVID-19, en condiciones controladas. 

El líder académico del proyecto es el Imperial College London, y estará a cargo de hVivo, una filial de la Universidad Queen Mary de Londres que fue comprada a principios de este año por Open Orphan, una organización de investigación farmacéutica con sede en Dublín.

Actualmente, hay 38 vacunas probándose en humanos, según recoge la Organización Mundial de la Salud (OMS). Entre ellas, la de la británica AstraZeneca en colaboración con la Universidad de Oxford y también de la británica GSK junto a Sanofi. Otras de las candidatas más avanzadas están desarrolladas por Janssen, Moderna, CureVac, Pfizer o Novavax.

Voluntarios

Según trascendió, aproximadamente 2.000 voluntarios potenciales se inscribieron para estudios de desafío en el Reino Unido a través del grupo de defensa -con sede en EE.UU.- 1Day Sooner, que hace campaña para los ensayos de infección por covid-19, y que ya reclutó a 37.000 personas en todo el mundo.

Aquellos que fueran seleccionados para participar en este ensayo podrían recibir una compensación superior a los 3.750 euros.

Desafío humano

Los ensayos de desafío tienen una larga historia que se remonta a 1796, cuando el pionero de la vacuna Edward Jenner inoculó a James Phipps, de ocho años, con el virus vivo de la viruela. Más recientemente, han sido fundamentales en el desarrollo de vacunas y tratamientos para la fiebre tifoidea, el cólera y la malaria y en la comprensión de cómo responde el sistema inmunológico a la gripe y otros virus.

Sin embargo, esta metodología clínica no deja de causar controversia entre los profesionales de la salud. Dominic Wilkinson, profesor de ética médica en la Universidad de Oxford, se manifestó a favor del polémico estudio. 

"Cuando nos enfrentamos a una amenaza global sin precedentes de COVID, es un imperativo ético realizar estudios de desafío bien controlados para ayudar a desarrollar una vacuna y luego identificar las mejores vacunas", sostuvo. 

En tanto, Michael Selgelid y Euzebiusz Jamrozik, integrantes del Centro de Bioética de la Universidad de Monash, sostienen que si bien “los estudios de desafío son necesarios, a veces son éticamente controvertidos”.

“Los experimentos médicos que involucran la infección intencional de personas con bacterias, virus y parásitos pueden ser útiles para probar nuevas vacunas y cada vez se utilizan más a nivel internacional, particularmente en los países en desarrollo. Sin embargo, hay que considerar varias cuestiones éticas en torno a las condiciones en las que se debe realizar este tipo de investigación”, exponen los científicos en un artículo publicado en The Lancet.

“Los estudios de desafíos humanos pueden ser éticamente aceptables siempre que cumplamos con los requisitos básicos de ética de la investigación. Entre otras cosas, esto debería implicar un consentimiento informado adecuado y minimizar los riesgos. También debe haber razones científicas legítimas para realizar el estudio”, concluyeron.