El Instituto Nacional para la Tecnología Agropecuaria (INTA) de Salta y Jujuy afirmó que en el verano pasado se registró la mitad de la lluvia que históricamente cae en los departamentos Rivadavia y General San Martín, en la zona del Chaco salteño.
“Se ha vacunado un 25 por ciento menos, y la mortandad (de ganado vacuno) es del 30 por ciento”, dijo a Salta/12 el director regional del INTA, José Minetti, al dar cuenta de la situación que atraviesan los productores de esta eco región. Estimó que el menor porcentaje de vacunación tiene que ver con la mortandad de animales.
Minetti afirmó que la sequía que está atravesando este año el Chaco salteño “es más grave que la del año pasado”, porque ya en el verano de 2019 llovió la mitad de los registros históricos, fenómeno que se repitió en el periodo estival 2020, agravando la situación.
La Provincia ya convocó a una Comisión de Emergencia y tendría en sus manos un informe técnico que elaboró desde el aporte de las distintas entidades que hicieron sus análisis por la situación de este sector rural de la provincia. Según se indicó, en las conclusiones se reconoce un 50 por ciento de daños que justifican la declaración de la emergencia agropecuaria (que se viene solicitando desde 2018 sin éxito). Estos perjuicios son el bajo rendimiento de los cultivos, la baja oferta forrajera del monte, y el consecuente mal estado nutricional de los animales.
Una de las soluciones que suelen dar los gobiernos para paliar los efectos de las sequías es la entrega de maíz, un forraje potente que al menos mantiene con vida a los animales hasta que lleguen las lluvias y crezca el pasto. Pero algunos analizan que esta solución representa “una gota en el mar”. Las comunidades de campesinos indígenas y criollos solicitan desde siempre soluciones estructurales: pozos de agua, cisternas de cosecha de agua, máquinas para desenlamar (desenbarrar) represas, semillas para tener pasturas, y el asesoramiento técnico para aplicar tecnología agropecuaria que evite llegar a la pérdida de la producción.
En la Mesa de Gestión Territorial de Santa Victoria Este (municipio de Rivadavia), que tuvo una reunión virtual este miércoles, el intendente Rojelio Nerón, por ejemplo, solicitó combustible y máquinas para poder trabajar en el desenlame de las represas de los pequeños productores del municipio. La necesidad se interpreta urgente ante la posible llegada de las lluvias, que permitirán nuevamente juntar el agua. A ello se suma que muchas veces los animales ya débiles, van a las represas en busca de agua y quedan aatrapados sin poder salir, dada su debilidad.
Los animales no solo terminan atascados en el lodo de las represas, sino también en otras fuentes que en algún momento tuvieron agua y luego quedaron solo con barro. Al buscar saciar su sed quedan entrampados en el barro y mueren.
Minetti sostuvo que la sequía se nota “fundamentalmente en las reservas de agua y las represas que no lograron retener” el agua. A ello se suma que los pozos no pudieron alimentarse de agua del suelo, por la falta de lluvias, entonces se han secado, porque también se limita el caudal de las napas subterráneas.
Aunque esta es la situación del ganado mayor, Minetti indicó que en la cría de animales más chicos, generalmente en manos de campesinos criollos e indígenas, la situación tendería a empeorar.
“El monte está empobrecido”
Las dificultades de la sequía fue denunciada por los pequeños productores del Chaco salteño desde principios de año. Ya venían arrastrando los efectos que produjo el fenómeno climático desde el año pasado, cuando perdieron parte de su producción.
Según contó a Salta/12 Antolín Soraire, pequeño productor de Rivadavia Banda Norte e integrante de la Asociación Unión y Progreso, hubo funcionarios que hace poco llegaron por el lugar pero “para documentar el pedido de emergencia”. Sin embargo, no llegó nada que responda al pedido de agua y forraje. “Cada día es más desesperante para conseguir un rollo de pasto y se está diezmando la economía con los productos pecuarios”, dijo.
Por ahora, de sus animales no murió ninguno “porque les doy maíz y alfa, y recojo clavel del aire que nosotros les decimos chasca. Estamos abandonados por la Provincia y el municipio”, agregó.
El mayor de los problemas, dijo Soraire, es la malnutrición de las vacas preñadas, porque tienen terneros con poco peso y que terminan falleciendo recién nacidos, o muere la vaca en el trabajo del parto.
“Por mes gasto 10 mil pesos (en alimento para los animales) y tenemos que por lo menos vender un ternero para conseguir el forraje solo para las vacas flacas y las preñadas”, contó. La situación de los costos además ya viene con un aumento de más del 100 por ciento, dado que en marzo conseguía el fardo de alfa por 250 pesos, y ahora pasó a costar 520 pesos.
Mónica Burgos, de la Asociación Criolla Guardianes del Monte, entidad de base del Frente Nacional Campesino (FNC), apuntó a un abandono generalizado del Estado nacional, provincial y municipal. “El desmonte ahuyentó las lluvias y cada vez se hace esto más grave”, dijo la referente que produce en la zona de Fortín Dragones, puelo del departamento General San Martín en el límite con Rivadavia, sobre la ruta nacional 81.
Burgos indicó que la muerte de los animales afecta directamente a las familias campesinas productoras y a los pueblos que a los que proveen con carne de chancho, chiva, oveja, gallinas, huevos y hasta alguna que otra verdura. Los pozos someros(es decir a poca profundidad) no llegan a tener suficiente agua y deben llevar a los animales de un lado a otro. “Los animales más chicos toman agua todo el día. Pero la vaca, el burro o el caballo una o dos veces al día nomás”, afirmó. La otra posibilidad es trasladar a los animales a lugares donde puedan beber agua o alimentarse. Pero “el monte está empobrecido totalmente”, a raíz de la sequía. Y es que si no llueve el pasto no crece.
La campesina afirmó que una solución real sería contar con agua que salga de pozos perforados a una profundidad de 150 metros, “como tienen alrededor los Macri o los Romero”, dijo al referirse a las grandes fincas que existen en la misma zona, y donde sí hay agua. A esos lugares donde en medio de la sequía surgen los brotes de soja, se dirigen los animales de los campesinos y “algunos vuelven, pero a otros los matan” por invadir las fincas. Según Burgos, el problema es que no disponen de un alambrado que evite que los animales pasen y que sean cazados.
Comisión de Emergencia
Este lunes ya hubo una reunión convocada entre distintas entidades de Nación y Provincia para evaluar la emergencia agropecuaria a través de una Comisión de Emergencia.
Los funcionarios volvieron a plantear la necesidad de avanzar en soluciones más estructurales para la región, a partir de la regularización dominial, el perimetrado que permita contener al ganado y la implantación de pasturas para que puedan alimentarse regularmente.
Aunque los pequeños productores dicen que no, desde el sitio oficial del gobierno de la provincia se aseguró que “desde el Ministerio de Producción y Desarrollo Sustentable se viene acompañando con forraje y asistencia técnica a los productores, la situación requiere soluciones de mayor alcance: incorporación de tecnología y capacitación constante”.
La Comisión Provincial de Emergencia Agropecuaria, que sesionará la semana próxima, está integrada por los titulares de Desarrollo Agropecuario, Recursos Hídricos y Obras Públicas, los presidentes de las comisiones de asuntos agropecuarios de la Cámara de Diputados y del Senado, funcionarios de la Dirección General de Presupuesto y de la Dirección General de Rentas, Banco Nación, referentes del INTA, SENASA y la SAF, y los intendentes de los departamentos afectados.