La organización internacional Oxfam y el Instituto del Medio Ambiente de Estocolmo (SEI) dieron a conocer el resultado de una investigación conjunta que sostiene que son los países ricos del mundo los que, con sus decisiones, impulsan el colapso climático a través de las emisiones de carbono. El trabajo puso en evidencia que, entre 1990 y 2015, el periodo comprendido en el estudio, se duplicaron las emisiones y durante ese tiempo el 10% más rico de la población mundial (aproximadamente 630 millones de personas) generó el 52% de las emisiones de carbono acumuladas.
Otras de las conclusiones del informe es que el 5% más rico de la población mundial (aproximadamente 315 millones de personas) es responsable de más de una tercera parte (el 37%) del incremento total de las emisiones y que el aumento total de las emisiones generadas por el 1% más rico triplicó al del 50% más pobre en ese mismo período.
La investigación precisa que entre 1990 y 2015 "se produjo un rápido aceleramiento de la crisis climática, con un incremento de cerca del 60 % de las emisiones de carbono anuales a nivel global, mientras que el total de las emisiones acumuladas en la atmósfera prácticamente se ha duplicado desde mediados del siglo XIX". Señala además que durante este mismo período también se duplicó el PIB mundial y que, "si bien se han realizado avances significativos en cuanto a la reducción del porcentaje de la población mundial en situación de pobreza extrema (personas que viven con menos de 1,90 dólares al día), la desigualdad en el nivel de ingresos se ha incrementado en todo el mundo".
Según Oxfam y SEI "en la mayoría de los países ha aumentado el porcentaje del ingreso nacional en manos del 1% más rico de la población" y "resulta llamativo -afirman- que, en 2015, e incluso tras un significativo incremento del PIB mundial, aproximadamente la mitad de la población mundial viviese con menos de 5,50 dólares al día, una cifra que delimita un umbral de pobreza mucho más realista".
En base al estudio las proyecciones respecto del calentamiento global se tornan sumamente pesimistas, porque si bien durante lo que va del año las emisiones de carbono se redujeron como consecuencia de las restricciones de todo tipo derivadas de la pandemia de la covid-19, de no reducirse el actual ritmo de emisiones de carbono, en el año 2030 el mundo estaría dejando atrás la meta fijada para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 ºC. Para que ello no ocurra el 10% más rico tendría que reducir sus emisiones unas diez veces para 2030. Sin embargo, son precisamente los países más ricos los que se niegan a cumplir con la decisiones y acuerdos internacionales para la preservación del medio ambiente. A tal punto que si se analiza la desigualdad de las emisiones de carbono se puede observar, según el estudio de Oxfam y el SEI, que el 10 % más rico de la población mundial provocaría el colapso aún en el caso de que todo el resto de la población mundial estuviese en capacidad de reducir sus emisiones a cero.
La crisis climática se produce por la acumulación de emisiones en la atmósfera a lo largo del tiempo. El Acuerdo de París, al que se llegó en 2015 en el contexto de la XXI Conferencia sobre Cambio Climático (COP 21) de las Naciones Unidas, estipula una serie de medidas destinadas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a través de la mitigación, adaptación y resiliencia de los ecosistemas a efectos de controlar el calentamiento global. Si bien su puesta en vigencia efectiva es partir de este año, cuando deja de estar en vigor el Protocolo de Kioto, hasta el momento el Acuerdo ha sido suscripto solo por un grupo de países que generan algo más de la mitad de los GEI. Estados Unidos es uno de los países que no adhirió al tratado por decisión del presidente Donald Trump, en el entendido de que las medidas restrictivas para mitigar el impacto climático resultan perjudiciales para su economía.
Durante las dos últimas décadas la situación de deterioro climático se agravó debido al aumento desproporcionado de los niveles de consumo de los sectores de mayores ingresos, con el consiguiente impacto ambiental que ello genera. Mientras tanto los niveles de pobreza siguen creciendo a nivel mundial. Paradójicamente, señala también el informe, "los dos grupos más afectados por esta injusticia son precisamente los menos responsables de la crisis climática: por un lado, las personas en mayor situación de pobreza y exclusión, y que ya tienen dificultades para hacer frente a los efectos del cambio climático; y, por otro lado, las generaciones futuras, que heredarán un presupuesto de carbono agotado y un mundo que avanza a pasos agigantados hacia el colapso climático".
Según la investigación de Oxfam-SEI "los gobiernos deben dar prioridad a las medidas para hacer frente a la crisis climática y a la crisis de desigualdad, que son inseparables, y ponerlas en el centro de la agenda de la recuperación tras la pandemia" de la covid-19. Y agrega que "nos encontramos en un momento histórico crítico en el que, si no actuamos para hacer frente a la desigualdad de las emisiones de carbono y seguimos dando prioridad a un crecimiento económico cada vez más desigual y basado en el carbono, pasaremos de la actual crisis de la covid-19 a una crisis climática aún peor, totalmente descontrolada e irreversible".