La resolución del caso Juan Ameri, el diputado salteño que saltó súbitamente a la fama por ser el involuntario protagonista de escenas sexuales en plena sesión virtual de la Cámara, llegó a una velocidad similar a la que creció el escandalete suscitado por su viralizado video. Apenas unas horas después de haber sido suspendido por la unanimidad de sus compañeros de la Honorable (nunca mejor aplicado el título) Cámara de Diputados de la Nación, el legislador salteño hizo llegar a Sergio Massa su carta de renuncia, que fue aprobada con 224 votos afirmativos, uno solo negativo y tres abstenciones.
La renuncia le había sido reclamada a primera hora de la noche por la dirigencia del Frente de Todos de su provincia. La encargada de hacerlo público fue la senadora Nora del Valle Gimenez, quien utilizó su cuenta de Twitter para comunicar que "El Frente de Todos de Salta, ante la grave inconducta del diputado nacional Juan Ameri durante el la sesión de la Cámara de Diputados, resuelve expulsar en forma inmediata e irrevocable al legislador y le solicita su renuncia a la banca en representación del Frente por Salta".
El diputado no se hizo rogar y poco después Sergio Massa recibía el texto con su firma. "Ante el hecho de público conocimiento, me dirijo a Usted para pedir disculpas por mi conducta durante la sesión especial remota del día 24 de septiembre del corriente" empezó su misiva el diputado, quien enseguida aclaró que "no fue de ningún modo mi intención faltar el respeto a esta Honorable Cámara, a mis pares diputados y diputadas, ni al pueblo salteño que me eligió".
Con poco más que explicar, ya lo había hecho por radio apenas se desató el escándalo, pasó a la parte resolutiva: "Consciente de la responsabilidad que mi cargo representa, pongo a disposición mi renuncia como diputado nacional, y seguiré trabajando por mi querida provincia de Salta y para que Argentina se ponga de pie."
Una vez que recibió la carta de renuncia, Massa interrumpió la sesión en la que el presidente de la Comisión de Presupuesto, Carlos Heller, estaba presentando el "Proyecto de Ley sobre prohibición de ayuda económica a empresas domiciliadas en paraísos fiscales". Con el permiso de los presentes, convocó a los presidentes de todos los bloques para tomar una decisión sobre el tema.
La reunión se extendió por unos minutos y el consenso general fue votar la aceptación al cierre de la sesión. El que dio el OK por Juntos por el Cambio fue el jefe del bloque Mario Negri.
Cuando todo parecía cerrado, volvió a asomar la chispa del escándalo. Un sector del principal bloque opositor, encabezado por Fernando Iglesias y otros macristas "duros", se negaban a aceptar que la Cámara de un cierre rápido al sainete, deseosos de multiplicar el descrédito de la institución en todos los medios.
"Iglesias quiere hacer una suerte de show, pedir ue se arme la comisión expulsora en el recinto y que saque una resolución", confesaban en voz baja algunos de sus compañeros de bancada, que a continuación dejaban claro que les parecía otra tontería. "Es al pedo porque el Frente de Todos ya anunció que someterán a votación la renuncia, así que terminará la sesión con todo aprobado", y, agregaban con una sonrisa, "por unanimidad".
A pesar del entusiasmo de los revoltosos, el pronóstico de los allegados a Negri se transformó en realidad. O casi, porque pese al respaldo de todos los bloques hubo un solitario voto negativo.