En la última Bundesliga alemana, el Bayern Munich jugó sus 34 partidos, tomó la punta en la fecha 20° y ganó el torneo en la fecha 32°; aplicó 14 goleadas pero, como perdió 4 partidos, no es el torneo que ganó más holgadamente en los últimos tiempos. En Italia, la Juve ganó su novena liga seguida, perdiendo los últimos partidos porque podía hacerlo. En las últimas ediciones de la Ligue-1 de Francia, ya se supo de antemano el campeón y los demás equipos se pelearon para ver quiénes acompañarían al Paris Saint-Germain a la Champions. En España, se turnan entre Real y Barça para que el título pasee entre Barcelona y Madrid. De este lado del Atlántico, las cosas se muestran muy distintas. En Brasil, los últimos 10 campeonatos muestran 5 equipos diferentes; mientras que en Argentina, hubo 7 campeones distintos. Es más: en la Superliga 2019-20, el campeón (Boca Juniors) sólo se conoció con el pitazo final de los partidos de la última fecha.
En los últimos años, emergió la idea de aplicar conceptos del conocimiento científico al deporte. Aparecen trabajos que, por su aplicación práctica, han generado una revolución en el mundo de un deporte específico, como fue el caso de Moneyball (“El juego de la fortuna”), tras la incorporación de análisis matemático y económico al baseball (sabermetrics), buscando analizar el desempeño de cada jugador en las distintas posiciones en la cancha. Más recientemente, la ciencia de datos ha permitido la recopilación de información antes impensada, mostrando la evolución en deportes más allá de lo que se ve a simple vista, como la serie estadística y comparativa de las posiciones de los lanzamientos en todos los partidos de la NBA de las últimas décadas.
¿Qué pasa específicamente en el mundo del fútbol profesional masculino? En las últimas décadas, el periodismo deportivo relacionado con este deporte ha ofrecido cada vez más estadísticas a los aficionados. Podemos saber qué porcentaje de posesión de la pelota tuvo un equipo con presión alta en los primeros 10 minutos o cuántos kilómetros recorrió un mediocampista en el segundo tiempo. Pero… pensemos nuevamente: ¿los 20 equipos de la Serie A italiana o los 18 de la Bundesliga tienen las mismas chances de obtener el campeonato después de jugar todos sus partidos? ¿Qué tan competitivo es cada torneo?
“Selección” de datos: algo más que mirarlos por TV
Para este análisis, seleccionamos una muestra de los principales campeonatos masculinos de fútbol de acuerdo al ranking de la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS). En el período 2010-2019, sólo 7 ligas estuvieron en este ranking todos estos años: cinco de Europa (Alemania, España, Francia, Inglaterra, Italia), y dos de América (Argentina y Brasil). Para tener un criterio uniforme, se decidió analizar solamente los torneos con sumatoria de puntos, en sistema de todos contra todos, excluyendo cualquier otro formato.
Tras la depuración que hicimos, nuestro universo de análisis quedó constituido por 74 torneos distribuidos en 7 ligas distintas. Entonces, ¿cómo podemos analizar la competitividad entre los casos seleccionados? Para responder a esta pregunta, hemos buscado combinar y procesar la información de estos torneos con la expectativa de averiguar si existe algún parámetro estable en sus dinámicas internas.
Para esto, vamos a aplicar un concepto que llamaremos Índice de Competitividad Futbolística (ICF) , que nos permitirá ver no la cantidad total de equipos que compiten en un torneo, sino cuántos tienen la posibilidad real(ista) de salir campeones. Como el dato obtenido usando esta fórmula es proporcional, sus valores son siempre menores a 1. Al ser multiplicado por sí mismo, es una fórmula menos sensible a los casos extremos permitiéndonos ‘limpiarlos’, dejándonos ponderar mejor la relación de cada dato particular sobre el total de la muestra reduciendo su incidencia.
Índice de Competitividad Futbolística (ICF)
Quizás decir que la Bundesliga, la Serie A y LaLiga son las que ostentan la mayor concentración, a usted le haga pensar que leyó hasta acá de gusto. Pero quizás no se esperaba que la Primera División Argentina es, según la evidencia, el campeonato más competitivo de todos, incluso más que el siempre difícil y disputado Brasileirão. Pero ¿qué nos quiere decir cada uno de estos números?
Que los torneos argentinos alcancen un ICF de 6,53 nos indica que tiene al menos 6 equipos que compiten efectivamente por el título, lo cual no es poca cosa. Mientras tanto, vemos que la Premier League tiene al menos 3 equipos que pelean asiduamente el campeonato, algo que no sucede en las demás ligas europeas.
Ahora se podría argumentar que el caso argentino muestra un ICF alto, porque la cantidad de torneos distorsionan la muestra. Bueno, entonces, ¿qué pasaría si se tomaran los últimos 10 torneos jugados en Argentina, y no ya los 14 computados arriba ? ¿Seguiría siendo el torneo más competitivo? Veamos...
Últimos 10 torneos en Argentina
Cuando achicamos la muestra a 10, vaya sorpresa: Argentina sigue mostrando una competitividad muy alta. En los últimos 10 torneos, hubo 7 campeones distintos. Quizás estos datos por sí solos no alcanzan para entender la dinámica propia de los torneos. Por eso decidimos observar cómo se da la relación entre los equipos hacia dentro de cada campeonato. Para volver uniformes los datos, trabajamos con los porcentajes de puntos obtenidos sobre los obtenibles.
Entonces, por ejemplo, podemos comparar dos torneos con ICF distanciados, como son el caso del Brasileirão (con un ICF de 4,55) y la Serie A italiana (ICF=1,52). Podemos preguntarnos si eso se manifiesta en la obtención de puntos de los equipos en los primeros 5 puestos, que pueda dar cuenta del nivel de competitividad. Como el ICF no está construido en forma estática, sino que toma los datos de varios torneos, tiende a proyectar un dato ‘histórico’ de competitividad, por lo que tiende a ser más alto que el número efectivo de competidores hacia dentro de cada uno de los torneos. No obstante ello, sí podemos suponer cierta correlación entre el ICF y el número de equipos compitiendo torneo a torneo. Para verificar esto, construimos un gráfico que detalla los puntos obtenidos por los primeros 5 equipos en ambas ligas.
El promedio general de puntos obtenidos por cada campeón italiano es diez puntos mayor que el obtenido por los campeones brasileños en el período (78,2 a 68,2). Inclusive, la línea que muestra los promedios de los campeones del Brasileirão está más pegada al promedio general que en el caso italiano (la línea verde es más cercana a la punteada que la línea azul a su promedio). Además, se ve claramente que las líneas que representan el puntaje obtenido por los siguientes colocados son menos dispersos en el caso de la liga brasileña que al observar las líneas de los primeros puestos de la Serie A.
Para el caso italiano, entre el campeón y el 5° colocado, la distancia mínima fue de 14% (2011), mientras que la máxima es de 36,8% entre ambos puestos (en 2014, cuando la distancia en puntos alcanzó a ser de 42 puntos entre la Juve campeona y el quinto colocado, Inter). En el caso brasileño, son mucho más reducidos: el campeonato con la distancia máxima entre campeón y 5° puesto fue en 2019, con 22,8% (26 puntos de diferencia); mientras que en 2010 y 2011 la distancia entre primero y quinto fue de 9,65% (en esos campeonatos, entre 1° y 5° hubo 9 puntos de diferencia, separándolos sólo tres victorias).
En primer lugar, se puede señalar que nuestro indicador se muestra válido para analizar la realidad de los campeonatos de fútbol en términos de competitividad. No se intenta descubrir la pólvora, sino basar la argumentación en la evidencia acumulada, que el sentido común supone. Por ejemplo, que ya está claro quién puede ganar la Bundesliga y no lo es tanto respecto a quién va a obtener el próximo campeonato argentino que está por comenzar.
En segundo lugar, cuando se analizó la realidad al interior de cada torneo, también encontramos que el uso de diferencias porcentuales entre los puntos obtenidos y obtenibles es consistente para describir y constatar aquello que sugiere el ICF. En este caso es la distancia entre los primeros puestos la que nos permite dar cuenta de si estamos frente a torneos poco o muy competitivos. Sabemos que todos los equipos, inclusive los más hegemónicos, tienen posibilidades de perder un partido, pero es la regularidad y la construcción de rachas positivas las que permiten construir un equipo campeón. Las mayores dificultades (por factores inabarcables, que no tratamos acá) en los torneos sudamericanos generan, en contraposición, lo lindo del fútbol: un umbral de incertidumbre donde las cargadas son valiosas, pero en general hay que dejarlas para después del partido -o para cuando termine el campeonato.