Empieza el “Cuchi” Leguizamón diciendo que una de las últimas cosas que hizo con Manuel J Castilla fue la “Chacarera de la Muerte”. Luego recita el estribillo: “Qué pena me da la muerte / ¿pa qué se pondrá a venir? / uno la invita con vino / no tiene con quién dormir”. Luego suena, bellísima, en su piano. Sucede a tal secuencia, un video con el montón de gente que lo festejó cuando en la plaza principal de Salta se inauguró una escultura con su efigie, en 2015. Y así sigue empezando Creando la tierra, película documental que se estrenará justamente este domingo, a veinte años de la muerte de ese pianista y compositor magistral, en la plataforma del Archivo Armusa: Youtube.com/arhivoarmusa. Casi dos horas pasan, hasta que va terminando. Y va terminando otra vez con esa voz pícara, alegre, en tonada, que emociona: “La única posibilidad de un mundo futuro feliz es que todo el mundo haga lo que quiera, lo que le gusta.”, se le escucha decir a don Gustavo Leguizamón. Después contradice a Sarmiento: “´Odio la vejez porque me aleja del amor´, decía Sarmiento. Pero a mí no me aleja del amor nadie, ni la vejez”.
Entre medio pasa de todo. Pasa su vida en colores, y en blanco y negro; en soledad o rodeado de amigos; tocando o hablando. Pasa también un tendal de testimonios. A los de sus cuatro hijos (Luis, José María, Delfín y Juan Martín), se le suman los de otras luminarias del piano. Hilda Herrera, que recuerda cómo le molestaba al protagonista que le cambien armonías y melodías en las versiones que hacían de sus piezas. Manolo Juárez, que admite que entró al mundo del folklore tras escuchar al Cuchi. Y se entremezclan palabras y reflexiones de Leopoldo “Teuco” Castilla, poeta y escritor salteño que sugirió el nombre del documental, y Fernando Noy. También Emma Palermo, viuda y musa del Cuchi. Y el Chacho Echenique y Patricio Giménez, el dúo que le hizo la tercera al hombre, meta contrapunto, quiebres vocales y tacto armónico. Y Sara Mamani, su gran discípula, que mira Salta a través de los ojos del Cuchi, Lilián Saba, quien define a su música como de una “riqueza infinita”, y Rodolfo Mederos.
Pasan también algunos hallazgos audiovisuales como cuando el mismo “Cuchi” cuenta de “Maturana”, aquel chileno protagonista de esa zamba hermosa y conmovedora; o de las abismales “Coplas del Tatadiós”. Pero pasa fundamentalmente que hay verlo para entrar más acabadamente, más en detalle, al universo de Gustavo “Cuchi” Leguizamón. O al menos leerlo en clave de filtro anticipado, a través de las palabras del creador de semejante testimonio fílmico: Claudio Koremblit. “La verdad es que no sé si hoy hay alguien que me interese más en todo el mundo”, arriesga el productor, realizador, investigador y divulgador musical, que se tomó cinco años de arduo trabajo para construir el valiosísimo material, cuyo eje narrativo ancla en el archivo de dos programas de tv. Uno es el homenaje que Juan Alberto Badía le hizo al Cuchi en Badía & Compañía, en 1985. Y el otro, un fragmento de “Memorial de los siglos”.
Evoca Koremblit, productor de ambos, y poseedor del preciado material, cuyo grueso ancla en algunos pocos viajes que el pianista hizo a Buenos Aires mediando la década del ochenta del siglo pasado. “Del homenaje en Badía y Compañía, que tuvo algo más de tiempo de pre-producción, recuerdo el armado del repertorio y la elección de las intérpretes”, cuenta Koremblit, que se encargó de preservar las copias de semejante tesoro artístico, antes de que Canal 13 las borrase como procedía con todo el contenido del programa. Gracias a los registros preservados, hoy se podrán revivir en el documental imágenes que muestran a Chany Suárez cantando “La arenosa”, con el mismo Cuchi como espectador. “También aparecen dos registros hermosos. Dos zambas emblemáticas: “Maturana”, con la frescura de Angela Irene, que había grabado un disco memorable como La cantora de Yala poco tiempo antes, y otra de “Zamba del laurel”, presentando a una desconocida eterna del público y la prensa porteña: la cordobesa Liliana Rodriguez. Lo demás, bueno, fue parte de una producción audiovisual pedida a un camarógrafo de Salta, llevar al Cuchi a caminar por la provincia para ilustrar la parte instrumental y el final del homenaje con su piano solo, que no podía faltar”, explica Koremblit a PáginaI12, sobre esos registros poco transitados por el gran público, que fueron cuidadosamente preservados durante tres décadas y media. “Juan Alberto estuvo muy bien la vez que le hicimos el homenaje, porque leyó la ficha y preguntó con toda su inteligencia atenta. Fue hermoso. Luego de que se vea el documental, subiré los originales a Archivo Armusa”, promete el realizador.
Armusa, el canal por el que se transmitirá Creando la tierra, es nada más y nada menos que el archivo personal de Koremblit. Contiene un sustancioso material vinculado a cuarenta años de trabajo del productor en el campo musical. Un rico banco audiovisual que se originó en 1981, cuando el entonces joven Koremblit produjo la primera nota para el noticiero de Canal 13, con Hermeto Pascoal, Egberto Gismonti y Naná Vasconcelos. Se reforzó luego a través de los documentos que el productor conserva de su trabajo como productor de B&C –rol que ejerció entre 1984 y 1988--, de sus primeros palotes como realizador en “Edición Plus” y “Artesano de Fin de Siglo”. Y se completó con las performances, talleres y entrevistas del ciclo “Experimenta 97-2014”, también obra de Koremblit. “Todos los crudos y ediciones se volcarán en un banco de datos audiovisuales de la música argentina, latinoamericana y universal, popular y experimental”, promete el hombre, que ya posicionó en gateras el volumen II del homenaje al salteño, con nombre incluido: “Los otros mundos sonoros del Cuchi”.
--El documental muestra al “Cuchi” observando in situ cómo Chany Suárez canta “Maturana” en B&C, reproduce también la excelente versión de ese mismo tema que hacen el “Chango” Farías Gómez y el “Mono” Izarrualde, entre otros; y la voz del mismo Cuchi definiendo a su alter ego Castilla como “un monje de la poesía”… todo esto sorprende por poco visto
--Era parte de la sorpresa de mi archivo, sí. No quise mostrar estas secuencias antes, en Armusa, porque sabía que sería uno de los aportes principales del documental. Los preservé durante treinta y cinco años esperando este momento. Incluso conservo la ficha que le escribí a Juan Alberto para presentar al “Cuchi”, y a las intérpretes en aquella producción musical. De todas formas, mi interés del presente era ahondar en los misterios de la búsqueda del “Cuchi”, descifrar algunos interrogantes que no están explicados en ningún manual de música popular, profundizar todo lo posible en sus hallazgos, iluminar la armonía de sus obras, entender mejor cómo logró abrirla de esa manera, alejándose de todo lo conocido. Creo que el documental es un aporte, un granito de arena para estimular a seguir profundizando en lo menos conocido de su obra.
--¿Y desde lo vivencial cómo explicás el documental?
--Recuerdo especialmente el humor estruendoso del “Cuchi”, su desparpajo ante las cámaras. Era notable cómo remontaba un error del conductor y lo transformaba en un gag. De Badía me acuerdo que lo amó al Cuchi, porque en vez de responder lo que le preguntaba, le miraba la cabeza y le hacía un chiste sobre el peinado. Desopilante pero sin perder el hilo de lo que estaba mostrando.
Más perlitas del material: estremece volver a escuchar “Balderrama”, arropada en la voz de Mercedes Sosa, como para templar el alma en estos tiempos bravos. Emociona volver sobre el Dúo Salteño, y escuchar cómo se reinventa en la “La pomeña” y en la bellísima “Corazonando”. Pensando en la unión intérpretes-compositor, responde Koremblit: “El Cuchi es el compositor y pianista que más me interesa de la música salteña, argentina y latinoamericana, para no parecer exagerado. Pero también es cierto que suelo enamorarme de los objetos de estudio con los que me meto y, en el caso del Cuchi, la devoción viene desde que mi padre me lo descubrió en mi adolescencia, con las canciones del Dúo Salteño. Su pianismo es lo que hoy me maravilla, su búsqueda armónica. No hay nadie que se le acerque en la música popular, nadie que tenga la capacidad de hurgar en las raíces mirando el futuro, con semejante oído, con una sensibilidad única”.
--¿Alguna preferencia al interior de su obra?
--Lo que menos me interesa de Leguizamón es su repertorio más conocido, los lugares comunes del cancionero popular. Claro que son hermosos, pero fueron los primeros pasos… luego comenzó su viaje cósmico más audaz. Lo que me apasiona es esa armonía marciana que escribía para el piano, y que después trasladaba a las voces. Eso es una fuente de sabiduría para el futuro de la música del mundo.
El origen autogestivo e independiente del documental, en otro orden, radica en el agotamiento que provocó en Koremblit el hecho de recorrer sin suerte canales de TV, para que le permitieran mostrar esas joyitas de archivo. “Me di cuenta que ya no había espacio para ese tipo de programas. Que ´la música´ o ´lo musical´ no calificaba como género televisivo y que ésta música, la ´no-comercial´, no le interesaba a ningún programador de televisión”, cuenta. En efecto, la primera puerta se le entreabrió en 2010 a través del canal 4 de Avellaneda, dirigido por Roberto Fornari. “Ese canal comunitario fue el que consiguió apoyo para hacer micros sobre algunos músicos. Fue lo que llamamos ´Pastillas de la Memoria´, otra de las fuentes del documental. Lamentablemente, tras la repentina muerte de Fornari, se perdió no solo la visión de un militante social comprometido con la cultura y la TV comunitarias, sino también se disolvió el canal y los hermosos proyectos que teníamos por delante. Sin embargo, ese estímulo me empujó a seguir adelante y volqué todo lo que tenía a mano para equiparme y trabajar con la idea de una serie de largos documentales sobre los personajes que más admiraba… principalmente aquellos que había documentado en Badia y compañía”, sostiene Koremblit.
--Creando la tierra te llevó cinco años de trabajo… ¿cuáles fueron los momentos más álgidos y significativos de este largo proceso?
--Llegar al final, si pensamos en que fue todo a pulmón, con ayuda de amigos, sin interés de los medios públicos, sin productora que lo financiara… en fin, para qué llorar. Sólo espero que los próximos sean más fáciles, y los funcionarios sean menos sordos. Con Macri hemos vivido los cuatro años más siniestros desde la dictadura, con funcionarios que merecen el desprecio eterno en Cultura y Medios, por no generalizar. Para colmo, luego llegó la pandemia, por lo cual todas las productoras guardaron sus proyectos hasta nuevo aviso. En verdad, teniendo en cuenta este contexto, podría haber seguido esperando pero así como no obtuve ni un solo mendrugo mientras lo hacía, prefiero mostrarlo así. La de Armusa no será una plataforma tan masiva como las oficiales, pero es un medio coherente que nada espera del mercado ni de los funcionarios.
Homenaje vía Zoom
Esta tarde-noche a partir de las 18 horas, un variopinto elenco de músicos y músicas se unirán vía Zoom para homenajear al “Cuchi” Leguizamón, a veinte años de su muerte. Voces, instrumentos y canciones a cargo de Chacho Echenique. Melania Pérez, Liliana Herrero, la Negra Chagra, Sara Mamani, el dúo Lilián Saba-Marcelo Chiodi, y Osvaldo Burucúa, entre otros, se podrán escuchar en vivo por Facebook Live. El concierto on line, además de su motivo principal, tiene como fin beneficiar a “los compañeros artistas en emergencia”. Para ello, se abrió una cuenta en Banco Macro, cuyo CBU es el 2850100640000843483598. El concierto masivo comenzaba ayer, al cierre de esta edición, con las participaciones de Juán Falú, Laura Albarracín, Franco Luciani, Lorena Astudillo, Sandra Aguirre, Micaela Chauque, Rocío Palazzo, Juancho Perone, Brenda González y Lucas Colque, entre otros y otras.