Baglietto-Vitale, Vitale-Baglietto, un clásico. Casi treinta –aunque intermitentes- años de estar. De tocar y cantar. Ocho discos. Varios llenos totales y ahora, en pandemia, cracks del streaming. Uno que a menudo aparece por Zoom no solo cantando, sino también cocinando, o tirando chistes, siempre con una sonrisa al frente. El otro que no para de tocar mil instrumentos, de producir, de convocar, de juntar colegas a la distancia. Y el pasado 25 de julio que los encontró más unidos que dominados, en un concierto virtual llamado Luz del alba. Tan bien resultó, que repetirán este domingo 27 de septiembre a las 19.30 (la entrada se compra en su sitio o en tickethoy) bajo un título que habla por sí: Actuar para vivir. Otras canciones. “La letra de la canción lo dice todo”, resume en la charla con Página/12 el cantante, que la lleva en sus cuerdas vocales desde que Fito Páez, viejo camarada rosarino, la entregó en 1982.
La hora cero de las casi tres décadas de vida del dúo que toma como anclaje temporal, es la edición de Postales de este lado del mundo, trabajo que el binomio publicó en 1991. “Ese disco fue lo primero que encaramos juntos y aún hoy tiene cosas que nos siguen quedando cómodas y a las que suscribimos, ´Piedra y camino´, ´Naranjo en flor´, ´Tonada de un viejo amor´… y muchas canciones que encaramos de manera particular y que delinearon un perfil que nos representa”, refrenda el multiinstrumentista que fundó MIA en el segundo lustro de la década del setenta.
Como parte de los festejos, Vitale y Baglietto aspiran también a mantener el proyecto de girar por el país en 2021. “Estamos comenzando a pensar cuál será la línea del año de celebración”, refrenda el cantante. “Lo que sí aseguro es que será algo que nos haga feliz, y la emoción de estos treinta años estará presente en cada acción que pensemos y realicemos”. “Sí… estamos pensando un año con muchos conciertos en los cuales la lista de temas será un reflejo de nuestros treinta años juntos, y seguramente habrá versiones de tangos o temas folclóricos que serán estrenos”, anuncia por su parte Lito.
-Ya que anclamos en el tiempo, ¿xuánto tuvo que ver Postales… en el desarrollo estético y conceptual posterior del dúo?
Juan Carlos Baglietto: -Yo creo que en la manera de "intervenir" las canciones, así llamaba Donvi, el papá de Lito, a lo que hacíamos entonces… esto es lo que hace que tenga sentido cada versión. Incluso "La última curda" que es de un disco posterior a Postales… es un momento que se verá en este próximo streaming, y que sentimos profundo y esencial, porque además estará acompañado de una puesta de luces muy simple y a la vez muy efectiva que enmarca un momento del tango que se multiplica.
El concierto íntimo se emitirá desde el patio interno de la cálida casona del clan Vitale en San Telmo y, además de Lito y Juan, contará con el aporte de Julián Baglietto en batería y percusión. “La hacemos en ese lugar porque básicamente es nuestro centro de actividades”, explica el cantante. “En la casona se cocinaron muchos de nuestros proyectos y además allí grabamos los discos que hicimos juntos”. Data de unión no menor, claro, que se suma a la cuña emocional y familiar: “Es que mis viejos trasformaron este espacio en una usina de proyectos artísticos y de actividad musical, y Juan es definitivamente de la familia”, dice Vitale. Data clave también es que el dúo no repetirá ninguna de las piezas que eligió para la streameada anterior. “La lista será completamente diferente”, asegura Baglietto. “Solo voy a adelantar que la lista estará plagada de clásicos de mi etapa solista, algunos temas de nuestro CD de música latinoamericana (Postales de este lado del mundo, 2015) y hasta vamos a tocar 'Ese amigo del alma' de Lito”.
-¿Cómo hacen para resignificarse sin caer en repeticiones o redundancias?
J. C. B.: -Las repeticiones redundantes en el mundo artístico son, en muchos casos, el delineamiento de un estilo personal. Nosotros no tenemos miedo de repetirnos, si esa repetición responde a que consideramos y sentimos que ese es nuestro perfil estético.
L. V.: -En 2001 hicimos dos conciertos en el Gran Rex avisando que estaríamos sin tocar juntos diez años. Después, cuando volvimos en 2011 el DVD y CD que grabamos se llamó Más de lo mismo, porque entendimos que eso no escondía una crítica a la manera de encarar la música que teníamos, sino a que ese camino continuaba y era, en el buen sentido, más de lo mismo. Es decir: libertad, compromiso, renovación y conceptualidad a la hora de encarar cada versión de los clásicos que decidíamos hacer.
-¿Qué cosas se les complican en los shows virtuales, si comparan estos con los vivos con público?
J. C. B.: -En general los llevamos súper bien, aunque obviamente el momento en el que cada tema termina se produce un abismo muy particular. Para resolverlo, ahora se nos ocurrió hacer algunas placas animadas con fotos de elementos que están en la casa de Lito para poner en cada final de tema.
L. V.: -Yo además voy a unir los temas con algún clima musical. Quiero decir que, salvo cuando hablamos presentando algún segmento del concierto, será todo un continuado de música e imágenes. Creo que va a garpar.
-¿Y de la vida en tiempos de pandemia qué hay?
L. V.: -Que yo me levanto, me baño e inmediatamente comienzo a filmarme tocando el piano, el bajo o la batería para alguno de los temas que salen en mi ciclo Lito Vitale a la medianoche por la TV Pública. Más allá de eso, a esta altura de la situación ya puedo tener una vida familiar más holgada.
-¿Holgada en qué sentido?
L. V.: -En que al comienzo de la cuarentena todos vivimos un encierro tan necesario como desesperante, pero ahora es posible hacer estos streamings y juntarse a caminar o a andar en bici… se va acomodando la cosa, obvio que sin perder el foco en la responsabilidad y el cuidado.
J. C. B.: -Yo lo vivo más extremo que Lito. Estoy realmente encerrado. Solo salí para hacer el streaming anterior y ahora saldré para éste. Hay una sensación de no saber cuándo se termina esto que duele… lo que afecta esto interiormente y socialmente es tremendo.