Al menos 68 personas murieron durante el fin de semana en la región de Nagorno Karabaj producto de los combates entre separatistas apoyados por Armenia y tropas del ejército de Azerbaiyán. Pero a pesar de las cifras oficiales, las víctimas podrían contarse por decenas. La reacción internacional no se hizo esperar y Argentina se sumó a la lista de países que exigieron el cese del fuego.
A través de un comunicado, la Cancillería al frente de Felipe Solá manifestó su "gran preocupación" por el conflicto y lamentó la pérdida de vidas. "La Argentina convoca a Armenia y Azerbaiyán, dos países amigos, al inmediato cese de las hostilidades y a la reanudación de negociaciones efectivas bajo los auspicios del Grupo de Minsk de la OSCE, con el objetivo de alcanzar una resolución pacífica del conflicto en el marco del derecho internacional", expresó el Palacio San Martín.
En tanto, la Organización de Naciones Unidas (ONU), Estados Unidos, Rusia y Francia también exigieron un alto el fuego inmediato, mientras que Turquía declaró su apoyo total a Azerbaiyán, lo que podría complicar aún más la salida diplomática del conflicto.
Quienes cuantifican el enfrentamiento sostienen que los resultados de los combates de las últimas horas son más mortíferos que los desatados en 2016 y se teme una guerra abierta entre ambos países. La situación llegó a tal gravedad que los gobiernos de ambos países decretaron la ley marcial y ordenaron una movilización parcial de habitantes en la región en conflicto.
"Estamos en nuestra tierra, no queremos la de los demás. Pero la nuestra no la entregaremos a nadie", dijo el presidente de Azebaiyán, Ilham Aliev, y prometió no ceder ni un ápice en el conflicto que se remonta a finales de la década de los años ‘80 del siglo pasado, cuando tras la caída de la Unión Soviética su país perdió el control de Nagorno Karabaj y desató una guerra que terminó en 1994 y dejó más de 25 mil muertos.
Las víctimas de los combates
En las últimas horas, el ministerio de Defensa de Nagorno Karabak, provincia secesionista de Azerbaiyán habitada en su mayoría por armenios, reconocióla muerte de 59 militares desde el inicio de las hostilidades, entre ellos 28 en las últimas horas.
Por suparte, Azerbaiyán informó de siete civiles muertos, entre ellos una familia azerbaiyana de seis personas, y Nagorno Karabaj de dos civiles muertos. Sin embargo, el balance podría ser más grave ya que los dos bandos afirman haber infligido centenas de pérdidas al adversario, difundiendo imágenes de blindados destruidos.
De hecho, Azerbaiyán afirma haber matado a 550 soldados enemigos y Armenia dice haber eliminado más de 200. Pero por el momento son versiones encontradas.
La postura de Turquía
Turquía, por su parte, aportó su apoyo total a Azerbaiyán, por lo cual Armenia lo acusó de injerencia política y militar en el conflicto.
El primer ministro armenio, Nikol Pashinian, acusó a su enemigo histórico de haber "declarado la guerra al pueblo armenio". En tanto, el presidente de la autoproclamada república de Nagorno Karabaj, Arayik Harutyunyan, afirmó de su lado que "Turquía, no Azerbaiyán" combate contra el territorio secesionista.
El mandatario azerbaiyano insistió en que el conflicto de Nagorno Karabaj no puede ser resuelto "a medias". "Nunca permitiremos la creación del así llamado 'segundo estado armenio' en territorio azerbaiyano. Los sucesos de hoy son prueba de ello", afirmó al tiempo que llamó a restaurar la "justicia histórica" y la "integridad territorial del país" de tal manera para que quede satisfecho el pueblo azerbaiyano.