Este sábado, en el marco de la Iniciativa por el resguardo de los derechos humanos covid-19, que el 17 de septiembre le envió una propuesta al gobierno nacional para “evitar las muertes (por coronavirus) que son evitables”, un médico de Córdoba le escribió una carta al presidente Alberto Fernández para describir la situación actual que vive la provincia y recordarle que "el derecho a la vida y la salud deben ser la prioridad en este momento".
El pasado 17 de septiembre, representantes de la Iniciativa por el Resguardo de los derechos Humanos covid-19, conformada por científicos y científicas, investigadores e investigadoras, trabajadores y trabajadoras de la salud, organismos de derechos humanos y representantes gremiales, realizaron una conferencia de prensa para acercarle al presidente Alberto Fernández una serie de propuestas para "seguir cuidando la vida" y "evitar muertes" durante la pandemia covid-19.
En ese marco, los firmantes le pidieron al Gobierno nacional “comunicar la gravedad de la situación” y reemplazar el aislamiento social, preventivo y obligatorio por una modalidad selectiva e intermitente de cierre y apertura de actividades en diferentes partes del territorio nacional. El objetivo, explicaron, es “evitar las muertes que son evitables”.
Uno de los firmantes por la provincia de Córdoba, Oscar Atienza, volvió a dirigirse a Alberto Fernández en una carta abierta este sábado 26 de septiembre, en un momento en que la pandemia en su provincia se encuentra en plena expansión y pone al límite las capacidades sanitarias.
Atienza, magister en Salud Pública y en Administración de servicios de salud, le pide a Alberto Fernández que acuda a "ese botón rojo para que desacelere la tasa de infección" por "el bien de todos", ya que "hoy mueren 500 argentinos que no deberían morir y enferman 15.000 que no deberían enfermar".
La carta completa
"Sr. presidente de la Nación Argentina Dr. Alberto Ángel Fernández
Desde hace 9 meses el mundo vive una situación históricamente única, nunca la humanidad enfrentó una pandemia como la que vivimos hoy.
Ante esta emergencia y como ocurrió históricamente algunos negarían su existencia, otros apelarían a las teorías conspirativas y otros simplemente se dejarían llevar por la primera información construida desde el sentido común, como la milagrosa solución de la inmunidad del rebaño sin antecedentes en la historia. También se pondrían en tensión algunos conceptos, como los derechos individuales por sobre la salud colectiva. Muchos trabajaron sobre la construcción de un falso paradigma salud o economía, pero el tema económico quedó subyugado a la salud, reafirmando que un pueblo enfermo no es un pueblo productivo.
Dos grandes espacios quedaron tensados por aquellos que en definitiva creen y aquellos que no creen en esta pandemia, o por quienes juegan sus intereses políticos por ante la salud de la población, la historia los pondrá en su lugar, pero de algo no tengo dudas y es el lugar desde donde personalmente decidí apoyar el derecho a la salud por sobre todas las cosas, buscando el bien colectivo defendiendo la salud y la vida por encima de cualquier otro interés o constructo social, político o informativo.
Debemos pensar a la salud como un objetivo donde se pretende lograr el máximo grado de bienestar en un individuo, donde juegan determinantes sociales, biológicos y psicológicos que constantemente intentan desestabilizar ese equilibrio y donde el ser humano es el principal conspirador, en este sentido es que entendemos a la salud como una cuestión de derecho y donde en la situación actual de pandemia la salud colectiva debe ser el eje que debe primar. Debemos trabajar para que los ciudadanos no se enfermen de lo que no deben enfermarse ni mueran de lo que no deben morirse.
Existe una falsa idea que se intenta construir sobre la base de que la mayoría no aceptaría medidas más duras, ese tipo de construcciones mediáticas no siempre son ciertas y terminan funcionando como determinantes sanitarios incrementando el riesgo de romper ese fino hilo que separa la salud de la enfermedad, que en este caso no afectaría tanto lo individual sino que esta en riesgo lo colectivo, un pueblo enfermo no trabaja, no produce y tal como ocurre en el proceso de enfermedad de una persona, termina afectando todos los aspectos de su vida.
Creo que esta pandemia dejo al desnudo situaciones complejas, nos invadió un virus que no tiene un tratamiento, tampoco tenemos la vacuna, pero si tenemos una herramienta que desde hace más de 3500 años funciona, en aquella época todo eran creencias, no se conocía la existencia de los virus, pensaban en males, en brujerías, en que el demonio los poseía, los pueblos se aislaban, cerraban todos sus caminos y aislaban a sus enfermos, pasaban por periodos de varios años de hambrunas, aconsejaban 'Cito, Longe, Tarde', queriendo decir 'vete rápido, vete lejos y tarda en regresar', pero descubrieron que luego de 40 días esos males no existían, recuperaban la salud colectiva y volvían a una actividad normal.
En la Argentina se siguió exitosamente este camino, se evitaron mas de 25000 muertes por las medidas de aislamiento precoces que Ud tomó, incluso en nuestra provincia de Córdoba en su primera etapa tuvimos un buen manejo con el bloqueo de casos, que con el transcurso de las semanas fue colapsando porque se siguió la ruta de la apertura de actividades que al día de hoy es de casi el 95% y se hizo eco de la campaña anticuarentena impulsada por los medios masivos de comunicación. Fue en este punto que el sistema sanitario de Córdoba no pudo soportar la carga de nuevos infectados y terminó claudicando, hace 20 días que el COE provincial delego en los intendentes y jefes comunales las decisiones sobre la pandemia, hoy no se testea más al contacto estrecho, hay demora en obtener el resultado de al menos 7 días, el personal de laboratorio no es suficiente, los equipos de enfermería no alcanzan, llegamos al día de hoy donde estamos trabajando sin camas, con mas de 300 miembros del equipo de salud infectados, con un personal agotado, con hospitales sin capacidad y algunos cerrados, reasignando médicos y enfermeros de especialidades como pediatría o medicina interna a las unidades de terapias intensivas.
La pandemia sigue acechando, no terminó y está lejos de hacerlo, algunas buenas noticias vienen de la mano de las vacunas, pero falta para eso, mientras seguirán muriendo personas por temas que no debieran morir, por eso le pido que tome la medida correcta, yo quiero que cuando esa historia se escriba, Argentina no figure en el ranking de muertos, créame que muchos esperamos ese botón rojo para que desacelere la tasa de infección, no espere el 100% de consenso, pero sí hágalo por el bien de todos, hoy mueren 500 argentinos que no deberían morir y enferman 15000 que no deberían enfermar.
A los Gobernadores que cuiden a sus ciudadanos, la historia describirá cómo solo algunos de ellos resistieron hasta el último día con pocos casos y serán analizados en las facultades de ciencias de la salud como quienes hicieron las cosas correctas, aquellos que optaron por no cuidar a sus ciudadanos serán el mal ejemplo, a los Intendentes que son quienes están más cerca de sus votantes apelo a sus criterios para que tomen medidas que disminuyan la gente circulando en las calles, cuiden sus comercios, que atiendan desde afuera, las plazas que no sean lugares de reunión, los parques no deben tener gente circulando, cuiden el uso del barbijo y que este bien colocado, observen la distancia entre personas, refuercen sus sistemas de salud de primer nivel.
Al final de la pandemia solo un número será el que prevalezca, será el conteo final de muertos, no estarán allí las empresas cerradas ni los empleos perdidos, porque con tiempo se recuperarán, pero los muertos serán contados en todos los libros de historia.
Sr presidente, como dijo Ud. los derechos humanos son la columna vertebral de la República Argentina, por lo tanto, el derecho a la vida y la salud deben ser la prioridad en este momento, evitemos muertes evitables."
Oscar Atienza