Hay un beneficio doble en la apertura de la bóveda de Prince. La súbita y múltiple presencia del morocho en el mundo digital quizá permita que toda una nueva generación que se asoma a la música en ese formato descubra al tipo que inventó unas cuantas cosas. Y para sus seguidores de siempre, la Expanded Edition de Sign o’ the Times es una generosa fuente de sorpresas. La principal, claro, es el renovado asombro por la calidad de su output: varias de las canciones de la caja bien podrían haber formado parte del disco de 1987 sin desentonar ni un poco. No queda sino la sorpresa de que en esa cabecita pudieran caber tantas cosas.
Lo que apareció el viernes pasado no es un Anthology de trabajos en proceso. Hay remixes, deliciosas primeras versiones –pero completadas al detalle- de “I Could Never Take the Place of Your Man”, “Forever In My Life” y “Strange Relationship”, pero sobre todo un detallado repaso por lo que sucedió en los estudios de Minneapolis durante 1986. En lo primero que hay que detenerse, claro, es en el choque de potencias que significa el encuentro con Miles Davis: al fin ve la luz “Can I Play With U?”, la canción que Prince le envió y el trompetista devolvió con su grabación, pero que al guitarrista le dejó gusto a poco y guardó en la caja fuerte. Tendrían su revancha tocando juntos en una zapada del Año Nuevo de 1987 en Paisley Park (el show pudo verse la semana pasada en YouTube), pero recién ahora puede apreciarse aquel intercambio entre dos leyendas que se admiraban mutuamente.
Y hay más, mucho más. Los discos 4, 5 y 6 concentran el jamón del medio de la caja, con 45 temas inéditos que Prince fue quitando de modo quirúrgico para llegar a la lista del disco original. "A Place in Heaven" deja el micrófono a cargo de Lisa Coleman, demostrando el peso que tenía en The Revolution. "Witness 4 Prosecution" es una de esos experimentos principescos con groove funk y guitarras a la Jimi Hendrix. "Cosmic Day" y "Rebirth Of The Flesh" (que incluye una línea de coro que enlaza directamente con "Walk Don't Walk" de Diamonds and Pearls) son representantes del "proyecto Camille", en el que Prince bajó la velocidad de la cinta para cantar y en la mezcla la pasó a velocidad normal para lograr el efecto de androginia que desesperó a los ejecutivos de Warner. El bajo slap, los sintes y falsetes de "Emotional Pump" son puro Sign o' the Times. "Soul Psychodelicide" es una andanada bestial de 12 minutos, la banda como un mecanismo de relojería, con Sheila E. ya como baterista estable y los caños dibujando lo imposible. "Blanche" hace mover la patita al más duro. "Power fantastic" trae el plus de Prince dándole indicaciones a Bobby Z sobre el desarrollo del tema. La versión con bronces de "The Ballad of Dorothy Parker" es otro hallazgo... aunque deja claro que Prince acertó en dejar la toma pelada.
Y después de atravesar esa jungla de sonidos viejos-nuevos del mago de Paisley Park, hay un postre nada despreciable. Los discos 7 y 8 (y el DVD que incluye la caja deluxe) presentan el show que la nueva banda dio el 20 de junio de 1987 en Utrecht, con temas de SOTT pero también glorias como "Little Red Corvette", "When Doves Cry", "Purple Rain", "1999" y "Kiss". Una demostración de que Prince no era un animal de escenario o un animal de estudio: era un animal. En aquel tiempo, y en este.