Las campañas apuntaron a instalar #QuedateEnCasa y en muchos casos funcionaron. El problema fue que para personas con patologías crónicas, como el vih, hubo problemas para cumplir con el Aislamiento Social, Obligatorio y Preventivo (ASPO) y a la par seguir con sus tratamientos. La Asociación Ciclo Positivo publicó los resultados de su “Encuesta sobre barreras de acceso a la salud para personas con vih y poblaciones clave durante el ASPO en Argentina”, de la que participaron 506 personas de casi todo el país. Los resultados muestran un panorama variado: si en algunos puntos la situación no está tan mal, en otros se necesita un volantazo urgente.

Antes de los números, hay que partir de una noticia alentadora: desde que asumió el gobierno del Frente de Todos hay un Ministerio de Salud. La gestión macrista, que le había bajado la categoría a Secretaría, se ocupó en cuatro años de toda clase de inoperancias: hubo faltante y demoras con los medicamentos, frenaron la inauguración de hospitales públicos y faltaron insumos para análisis como cargas virales y recuentos de CD4. La vuelta al status de Ministerio significa mucho, por ejemplo para las partidas presupuestarias: la inversión asignada para 2021 será de $199 mil millones (0,5% del PBI), un 49% más en la inversión real respecto a 2019.

Según la encuesta de Ciclo Positivo del total de las personas con VIH consultadas el 75% refirió haber necesitado una consulta médica relativa al VIH durante el ASPO. De ellxs, el 18% dijo que le cancelaron el turno y 8% acudió a una consulta programada previamente y no fueron atendidxs.

Sólo el 15 % se atendió sin inconvenientes por vía virtual y este punto es para remarcar, ya que si bien las consultas a distancia llegaron para quedarse, de ninguna manera pueden reemplazar por completo, para todos los casos, la asistencia presencial. Muchas personas no lograron adaptarse de manera rápida y tuvieron complicaciones para seguir con sus tratamientos. Un 12% dijo haber tenido miedo de ir al hospital y un 5% no saber que podía tramitar un permiso de circulación para hacer el seguimiento.

Sobre retrasos en la entrega y cambios de medicación, de un total de 264 encuestadxs con vih (no todxs lxs que participaron en la encuesta viven con el virus) el 69% respondió no haber encontrado ningún problema, mientras que un 31% dijo haber tenido algún retraso o cambio de tratamiento. “Sea el propio sistema de salud o una organización que se encuentre en este contexto entregando la medicación a domicilio, todo cambio de medicamentos cuyos motivos no sean informados de manera conveniente puede generar desconfianza o provocar temor”, dice el informe.

Entre las conclusiones figura prestar atención al acceso a preservativos (más allá que muchxs contestaron que su actividad sexual bajó), no descuidar los testeos y buscar alternativas para quienes se les complica buscar sus tratamientos.“Junto con el acceso a esos insumos, sigue siendo indispensable recibir una atención integral que incluya la posibilidad de consultar con profesionales de salud mental”, reclama Ciclo Positivo.

De lxs encuestadxs con vih, el 82% contestó que que su salud mental o emociones se vieron afectadas por el ASPO y 12 de ellxs dijeron haber buscado contención profesional y no haber podido acceder. La adherencia, es decir la relación que una persona establece con el tratamiento, depende tanto de tener acceso a la medicación como de las emociones que sienta al tomarla: “En días en que la incertidumbre generalizada desestabiliza a la población mundial, adquiere todavía más centralidad contar con la tranquilidad de un acceso garantizado, independientemente de la situación histórica y de las circunstancias personales”, dicen.

Argentina adhiere a la estrategia 95-95-95 de ONUSIDA. Esto implica que para terminar con la epidemia de sida para 2030 del total de personas con vih 95% deberán haber sido diagnosticadas, 95% accedido al tratamiento y, de ellas, el 95% deberá tener la carga viral indetectable (lo que significa, avalado a nivel mundial, que no es transmisible). Ahora que todo el mundo espera una vacuna del Covid-19, sería buen momento para pensar por qué aún no existe una preocupación global por la vacuna para 38 millones de personas que viven con vih. La producción nacional de medicación, de insumos para análisis y el fomento de investigaciones es una deuda pendiente para acercarse a la cura.

El informe, las conclusiones y las recomendaciones completas de Ciclo Positivo pueden leerse en www.ciclopositivo.org/corona