Hincando la rodilla durante el himno, reclamando justicia por víctimas, boicoteando partidos y movilizando el voto para las elecciones presidenciales estadounidenses: los jugadores de la NBA han tratado de que el movimiento por la igualdad racial tuviera tanta resonancia como el básquet en la "burbuja" de Disney World.
El clímax de estos playoffs, que se cerrarán con la gran final entre Los Angeles Lakers y los Miami Heat, no fue un episodio deportivo, sino político y social. Ocurrió la noche del 26 de agosto, cuando los jugadores de los Milwaukee Bucks se negaron a jugar su partido contra Orlando Magic en protesta por un nuevo acto de violencia policial contra la población afroestadounidense, en este caso los disparos por la espalda de un agente a Jacob Blake en Kenosha, cerca de Milwaukee.
Este boicot sin precedentes en la NBA, que derivó en el aplazamiento de seis juegos, se extendió inmediatamente a equipos de ligas como las de béisbol, fútbol y hóckey sobre hielo. También se unió la tenista japonesa Naomi Osaka, cuyo anuncio de retirada del torneo de Cincinnati forzó que se suspendiera toda una jornada del evento.
Durante aquellas horas críticas, los Lakers de LeBron James y los Clippers de Kawhi Leonard, favoritos al título, se posicionaron a favor de dar por terminada la temporada, aunque luego modificaron su postura tras conversaciones con Barack Obama, Michael Jordan y el propio comisionado de la NBA, Adam Silver.
"Cuando hablé con ellos, había mucha emoción detrás de su decisión inicial. Fueron capaces de dar un paso atrás y pensar en el impacto mayor que podrían tener al quedarse y las consecuencias de no jugar, sobre todo en términos de empleos", explicó Silver.
Plan de acción
Consciente de la frustración generalizada -un centenar de trabajadores de sus oficinas también declararon un día de huelga- la NBA salvó su temporada con un acuerdo entre los jugadores y los propietarios de las franquicias, a quienes se reclamaba una mayor implicación en la lucha contra la injusticia racial.
Facilitar el acceso al voto de comunidades afroestadounidenses humildes, abrir las canchas de los equipos como centros electorales, promover la participación a través de anuncios publicitarios y abogar por una reforma significativa de la policía fueron las medidas clave de este plan de acción, algunas de las cuales ya se están aplicando.
Antes de que los playoffs de la NBA llegaran a esa encrucijada, algunos jugadores ya habían puesto en duda la conveniencia de reanudar la temporada, que estaba suspendida desde marzo por el coronavirus. La estrella de los Brooklyn Nets Kyrie Irving hizo un llamado al boicot en conferencias con decenas de jugadores, defendiendo que era el momento de centrarse en el apoyo al movimiento Black Lives Matter (La vida de las personas negras importa).
Estados Unidos vivía en aquel momento las mayores protestas contra el racismo y la brutalidad policial en décadas, desencadenadas por la muerte del afroestadounidense George Floyd a manos de un policía blanco el 25 de mayo en Minneapolis.
"No es suficiente"
Pese a las extendidas dudas entre los jugadores, prácticamente todos los miembros de los 22 equipos clasificados viajaron a Florida después de que la NBA se comprometiera a usar su plataforma global para esta causa. Desde el partido inaugural del 31 de julio, jugadores, entrenadores y árbitros hincan la rodilla en la pista, donde esta pintado el lema Black Lives Matter, durante el himno previo a los partidos.
Los jugadores aprovechan casi todas sus conferencias para demandar cambios sociales y justicia para las víctimas de la violencia policial, con regulares picos de tensión, como la indignación que expresaron la semana pasada cuando ninguno de los policías implicados en el caso de Breonna Taylor fue inculpado por homicidio. Esta enfermera, de 26 años, murió por disparos de varios agentes cuando irrumpieron de noche en su vivienda en Louisville.
Recordando el boicot del mes pasado, Danny Green, escolta de los Lakers, subrayó que "se hizo algo, pero no fue suficiente. La mayoría de los chicos pensaron que ciertamente no era suficiente".
Aunque solamente los Lakers y los Heat permanecen en Disney World, ambos equipos quieren seguir enviando mensajes durante las finales. "Los jugadores están despiertos, conscientes. Nos hemos dado cuenta de lo fuertes que somos juntos. Somos más que simples deportistas", subrayó el veterano Chris Paul (Thunder), presidente de la Asociación de Jugadores de la NBA.