Desde Washington D.C.
“Vas a terminar con el seguro privado de 180 millones de personas. Vas hacia el socialismo”, le dijo el presidente estadounidense Donald Trump al candidato opositor Joseph Biden en una de sus intervenciones iniciales durante el primer debate de la campaña 2020. “No estoy acá para marcar todas las mentiras que dice. Todo el mundo sabe que es un mentiroso”, le retrucó Biden.
Sin menciones a propuestas propias, cada candidato utilizó sus minutos para acusar a su rival, interrumpirlo e incluso lanzar ataques personales. Un debate desordenado en el que, más que cara a cara, los protagonistas discutieron con el moderador, Chris Wallace, conductor de Fox News Sunday.
El encuentro, que se llevó a cabo este martes en Cleveland, Ohio, fue pensado para cubrir los principales temas de este año: el destino de la Corte Suprema, el coronavirus, el estado de la economía estadounidense, las protestas por justicia racial y, sobre todo, la integridad de las elecciones.
El lugar en la Corte
Esos temas tal vez no sean los más cómodos para Trump, pero sí son aquellos para los que el presidente estadounidense ya tiene un discurso establecido. Así, el mandatario defendió su decisión de nominar a Amy Coney Barrett para la Corte Suprema: “Ganamos la elección y eso tiene consecuencias. Tenemos el Senado, tenemos la Casa Blanca y tenemos una candidata fenomenal”.
Para Biden, en cambio, es necesario esperar para llenar la banca que dejó Ruth Bader Ginsburg. “El pueblo estadounidense tiene el derecho a decir a quién quiere en la Corte. Deberíamos esperar hasta que terminen las elecciones”, sostuvo.
La crisis del coronavirus
La crisis del coronavirus dominó el debate y estuvo presente incluso desde la organización. El encuentro iba a realizarse originalmente en la Universidad de Notre Dame, en Indiana, pero las restricciones causadas por la pandemia obligaron a la institución a cancelar esos planes.
Como era previsible, Biden aprovechó parte de su intervención para cuestionar el manejo que hizo Trump de la crisis. “Ha sido totalmente irresponsable con la distancia social y la utilización de máscaras”, remarcó el candidato demócrata. Por su parte, el republicano aprovechó el debate en torno a la economía para defenderse y destacar que la recuperación en el país se está dando “increíblemente bien”.
Las protestas antiracistas
Uno de los momentos más críticos del debate giró alrededor de las protestas que sucedieron en todo el país desde fines de mayo pasado. Trump se limitó a hablar de “ley y orden”, equiparando la discusión en torno a la justicia racial con los disturbios ocurridos en las manifestaciones. Pero, sobre todo, se negó a condenar a los supremacistas blancos.
“¿Este hombre es el salvador de los afroestadounidenses? Este hombre ha hecho virtualmente nada por la comunidad afroestadounidense”, dijo Biden, quien también acusó al mandatario de fomentar divisiones raciales y odio.
La elusión impositiva
Trump había llegado al debate golpeado por la revelación que hizo el domingo pasado el diario New York Times. Según una investigación, en 2016 y 2017, el magnate solo pagó 750 dólares de impuestos federales, escudado en la declaración de pérdidas millonarias; de los 15 años anteriores, no había contribuido en 10.
“¿Nos va a decir cuánto pagó?”, le preguntó Wallace durante el debate. “Millones de dólares”, respondió Trump, sin mostrar pruebas. No es la primera vez que este tema lo persigue a un debate presidencial. En 2016, consultado sobre por qué no pagaba impuestos federales, le echó la culpa a su entonces rival, la demócrata Hillary Clinton, por mantener vigente un código impositivo del que él podía beneficiarse.
La investigación del New York Times hizo que el presidente estadounidense perdiera el control de la agenda 48 horas antes de enfrentarse a Biden. Antes del debate, el candidato demócrata incluso aprovechó para dar a conocer su propia declaración: por sus ganancias de 2019, pagó 300.000 dólares de impuestos federales.
El escándalo de los impuestos permitió a Biden continuar con su retórica para presentar al candidato republicano como un millonario elitista alejado de las preocupaciones de la clase trabajadora. Esa es su principal estrategia en esta campaña, en la que sus objetivos centrales son los estados de Wisconsin, Michigan y Pennsylvania.
Los estados en disputa
Integrantes del Rust Belt, el histórico cinturón industrial de los Estados Unidos, estos distritos llevaban casi dos décadas apoyando al Partido Demócrata hasta que le dieron la espalda a Clinton en 2016. La campaña de Biden cree que la clave para ganar este año es lograr darlos vuelta.
Todavía es muy temprano para saber si el desempeño del exvicepresidente en el debate logró convencer a la audiencia en esos estados. Por momentos, Biden logró concentrarse en su discurso, a pesar de las interrupciones constantes de Trump. “No hay nada que no podamos hacer si estamos unidos”, dijo. Hasta el martes, las encuestas le permitían mantener el optimismo.
Cómo siguen los debates
La agenda de debates continuará el próximo miércoles con el único encuentro entre Kamala Harris y Mike Pence, candidatos a la vicepresidencia. En tanto, Trump y Biden volverán a verse dos veces más antes de las elecciones: el jueves 15 de octubre en Miami, Florida, y el 22 de octubre en Nashville, Tennessee.
¿Habilitará Trump una transición pacífica si pierde? ¿Tiene Biden la capacidad para encargarse del despacho más importante del país norteamericano? Las dudas, sembradas de uno u otro lado, son las protagonistas de una campaña en la que no hay definiciones de ninguna parte y en la que abunda la desinformación. Tal vez, en el pasado, los debates presidenciales en los Estados Unidos se hayan enfocado en mostrar qué candidato era el mejor para ocupar la Casa Blanca. Eso ya no es así.