La muerte del oficial Juan Pablo Roldán, asesinado por un paciente psiquiátrico que murió luego a raíz del mismo hecho, endurece la polémica sobre el uso de las pistolas Taser. El vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, confirmó la reactivación del proceso de licitación para dotar de 300 armas de ese tipo a la Policía de la Ciudad. En tanto, la legisladora porteña Claudia Neira, del Frente de Todos, puso en duda que la presencia de ese elemento tecnológico hubiera podido evitar la tragedia. Por su parte, la legisladora Ana María Bou Pérez, de Vamos Juntos, sostuvo que las Taser no pueden ser usadas contra pacientes psiquiátricos.
Fuentes del Ministerio de Seguridad nacional, consultadas por Página/12, señalaron que la titular de la cartera, Sabina Frederic, mantiene, respecto de las Taser, la misma postura que expresó en forma oficial en diciembre de 2019. Esto es que sólo serán utilizadas por los cuerpos especiales de las fuerzas federales, en casos graves como tomas de rehenes, por ejemplo.
Se dijo, por eso, que “no se ajustan a la verdad” versiones periodísticas sobre un supuesto cambio en la postura del Ministerio. Se confirmó entonces que las 100 Taser que habían sido adquiridas por el gobierno anterior y que recién llegaron al país en marzo, serán destinadas a esos cuerpos de elite.
Por otra parte, este diario pudo saber que a nivel de los altos mandos de la Policía Federal se considera que el “doloroso episodio” en el que perdieron la vida el oficial y su atacante, Rodrigo Roza, de 51 años, es “un hecho excepcional”. Esto es así porque para encontrar un antecedente similar, de la agresión a un policía por parte de una persona con problemas mentales, es necesario remontarse “a no menos de veinte años atrás”.
De todas maneras, Diego Santilli, vicejefe de Gobierno porteño y ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad, anunció que fue reactivada la licitación para la compra de 300 pistolas Taser para el personal de la Policía de la Ciudad. Explicó Santilli que la tramitación había sido suspendida por la pandemia. Ahora esperan resultados favorables “lo más pronto posible”.
Santilli insistió en que “hay que dotar a la policía de las herramientas necesarias para desempeñar su trabajo con armas de baja letalidad, como una tonfa, una pistola Taser: hay que ir equipándolos”. Por eso, el martes “se reinició el proceso de licitación de Taser”.
El funcionario dijo que prefiere que la Policía “utilice estos dispositivos antes que un arma de fuego”. Dijo que las 300 Taser tienen “toda la tecnología que deben tener, cámara de filmación para poder ver toda la trazabilidad del trabajo y, por supuesto, los oficiales tendrán entrenamiento específico”. Desde 2010 el gobierno porteño pretende equipar a la policía con pistolas Taser, un elemento que fue cuestionado por los organismos de Derechos Humanos, que consideran que las Taser pueden llegar a ser utilizadas como “elementos de tortura” contra las personas detenidas por la policía. La advertencia se debe a que la tortura y el gatillo fácil policial siguen siendo un problema sin solución desde el retorno de la democracia.
Sobre el tema, la diputada porteña Claudia Neira, del Frente de Todos, declaró que “el uso de estas armas merece un debate sin demagogia, sin utilizar el dolor de hechos terribles como el del pasado lunes, y también sin prejuicios ideológicos”.
Neira precisó que “el debate debe ser sobre todas las armas, tanto letales como no letales, siguiendo las recomendaciones de la ONU sobre el marco, sobre con qué límites y con qué nivel de profesionalización se usa cada una” de esas armas. La legisladora cuestionó “el aprovechamiento” del caso del policía asesinado, como si pudiera asegurarse que lo que pasó “se hubiera podido evitar”.
En este sentido, recordó que “ni siquiera el protocolo de Patricia Bullrich (la ex ministra de Seguridad) había planteado que cada efectivo tuviera una Taser”. Neira consideró que “es marketing puro, en ningún lugar del mundo se plantea que todos los efectivos de calle tengan una Taser. Cada Policía elige las distintas armas, depende de los delitos que debe enfrentar luego de un diagnóstico que abarca distintas posibilidades”.
La reflexión de la legisladora, lleva a pensar que las 300 Taser anunciadas por el vicejefe de gobierno Santilli, servirían para dotar de un arma de ese tipo al 0,41 por ciento de los efectivos de la Policía de la Ciudad. Esto significaría que de ocurrir un caso similar, en la manzana del hecho tendrían que estar presentes cerca de 700 efectivos policiales, para garantizar que al menos uno de ellos tuviera una Taser disponible. El dato lo aportó a este diario una fuente del Ministerio de Seguridad nacional.
Sobre la oposición de los organismos de Derechos Humanos al uso de estas pistolas, Neira dijo que tales objeciones “deben ser parte del debate, incorporarlas, dado que lo que hay que hacer es construir consensos democráticos que le den a la ciudadanía la seguridad de que está compatibilizando, de la mejor manera, dos elementos clave como son la efectividad en materia de seguridad y los límites”.
Por su parte, Ana María Bou Pérez, legisladora porteña por Vamos Juntos y ex ministra de Salud de Horacio Rodríguez Larreta, opinó que las fuerzas de seguridad deben contar con “toda la tecnología” disponible, pero advirtió que el uso de pistolas Taser debe implementarse bajo “un protocolo cuidadosamente elaborado”.
Detalló que “si bien algunos sostienen que el uso de la Taser hubiese evitado la muerte del agente, la utilización de estas armas tiene muy reglado dónde, en qué circunstancias y contra qué tipo de agresores utilizarlas”. Puntualizó que “una de las contraindicaciones es usarlas en pacientes psiquiátricos”, esto dicho en relación directa con el caso que reactivó la polémica sobre las Taser. Otra fuente explicó que los expertos dicen que las personas con problemas mentales podrían reaccionar con mayor violencia ante el uso de ese tipo de armas.
Bou Pérez concluyó que “cuando ocurren casos como el de Palermo, este lunes, nos juramos que no tiene que volver a suceder. Y así, vamos de tecnología en tecnología, intentando atrapar una zanahoria que siempre se escurre entre las manos”.