Pasaron 15 años y Susana Trimarco no puede hablar de Marita Verón sin ese nudo que le atraviesa la garganta y la obliga, de a ratos, a detenerse para contener el llanto. También se quiebra cuando habla de Micaela, su nieta, que hoy ya tiene 18, casi la misma edad que su mamá cuando fue raptada, el 3 de abril de 2002, en Tucumán. “A 15 años de la desaparición de mi hija Marita Verón sigo exigiendo Justicia. No voy a parar hasta encontrarla”, escribió Trimarco esta mañana en Twitter. Lo dice y nadie sospecha de lo que puede ser capaz la mujer que se infiltró en redes de trata y se convirtió en un emblema en la lucha contra la trata sexual.
A diferencia de los aniversarios anteriores, este es el primero que la encuentra con una condena firme. El 3 de marzo pasado, el Tribunal de Justicia tucumano rechazó los pedidos de las defensas para revisar el fallo condenatorio y exigió la prisión “de forma inmediata” para los diez integrantes del clan que raptó, mantuvo cautiva y explotó sexualmente a la joven.
¿Cómo vive este nuevo aniversario, el primero con una condena firme?
Triste. Nunca va a dejar de ser un día muy triste. Las imágenes de ese día brutal cuando se la llevaron me vienen a la cabeza todo el tiempo. Las condenas firmes son un logro muy importante pero la batalla ha sido muy difícil. Luchar contra esta mafia fue algo terrible. Me destruyeron mi vida, mi familia. Y una hija que no sé donde esta, ni si está viva o muerta. Por suerte la tengo a Micaela, que hoy tienen 18 años y cada vez está más parecida a su madre, hasta usa la misma ropa. A veces la veo y se me ponen los pelos de punta, no puedo evitar ver a su mamá. La extrañamos tanto.
El Tribunal tucumano dejó firmé la sentencia y ordenó la prisión “inmediata” de los diez condenados. ¿Están presos?
Desgraciadamente la Justicia es tan lenta. En 2013 reconocieron que eran una red de trata pero como no tenían el cuerpo de mi hija absolvieron a todos los acusados. Apelamos y logramos nuevas condenas que quedaron firmes hace un mes. Pero todavía ninguno de los condenados está preso. Algunos están en La Rioja y otros en Tucumán, pero son todos muy hábiles; cuando vayan a buscarlos ya no van a estar. ¿Qué están esperando? Ya presentamos un escrito para que las detenciones sean urgentes pero todo es puro protocolo y burocracia. Durante el juicio hicieron de todo para detener el proceso. Dijeron que yo era una mentirosa, que inventé toda esta novela y que mi hija está en Venezuela. Lo dicen para provocar, para degradarme.
Dice que no va a parar hasta encontrar a Marita, ¿cómo sigue la lucha?
Desde el 2002 no hubo ni un solo día en que haya dejado de buscarla. La voy a encontrar, ese ha sido siempre mi objetivo y lo sigue siendo. Convivo con el corazón partido en dos pedazos: por un lado contenta y alivianada por las 944 chicas que rescatamos de los prostíbulos. Son chicas que están destruidas y que fueron drogadas, torturadas y obligadas a abortar. Poder acompañarlas en su recuperación me llena de orgullo. Y por otro lado no dejo de pensar en mi hija, la veo todos los días en Micaela. Si yo supiera al menos que mi hija está enterrada, que están su huesos, podría llorarla y llevarle una flor. Pero no puedo hacer otra cosa más que buscarla porque no sé si está en España, en Chile o en Junín. Cada vez que nos encontramos con otras madres nos abrazamos y lloramos, nuestra hijas nos dan la fuerza para seguir luchando. No les vamos a dar el gusto.
Las condenas
El 3 de marzo pasado, el Tribunal confirmó las condenas de José Fernando “Chenga” Gómez y Gonzalo Gómez a 22 años de prisión, por el secuestro y explotación sexual de Marita. Daniela Milhein y Alejandro González, recibieron 18 años, por retención y ocultamiento agravado de la joven para el ejercicio de la prostitución. Como participes necesarios, fueron condenados Carlos Alberto Luna y Domingo Pascual Andrada (17 años), María Azucena Márquez (15 años), Humberto Juan Derobertis (12 años) y Mariana Bustos y Paola Gaitán (10 años).