La pandemia del coronavirus no discrimina países ni indicadores sociales, aunque impacta en diferente magnitud. Un reciente informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) asegura que América Latina y el Caribe constituyen la región más afectada a nivel mundial en términos de horas trabajadas y de ingresos laborales. Durante los primeros nueve meses del año, la reducción estimada de las horas fue del orden del 20,9 por ciento, mientras que los ingresos por trabajo se contrajeron en 19,3 por ciento.
Los ingresos por trabajo se contrajeron muy por encima de la tasa mundial de 10,7 por ciento: “Una diferencia que emerge con mayor fuerza en esta crisis es entre aquellas personas y familias que continúan percibiendo total o parcialmente sus ingresos y aquellas que no”, explica la OIT. “Dado que los ingresos laborales representan, en promedio, entre el 70 por ciento y el 90 por ciento de los ingresos familiares totales, estas reducciones derivan en fuertes pérdidas en los recursos monetarios que obtienen los hogares con impactos significativos sobre los niveles de pobreza”, agrega.
En Argentina, por primera vez la variación del ingreso promedio de los asalariados formales del sector
privado entre marzo y mayo fue negativa, siendo la caída aún mayor en términos reales debido a la
inflación. "Ello, en parte, refleja la reducción salarial de los asalariados privados que fueron suspendidos,
pero también las bajas salariales para algunos de aquellos que siguieron trabajando", asegura el informe.
Según la información disponible de nueve países que representan más de ochenta por ciento de la población económicamente activa de la región, la tasa de ocupación llegó a 51,1 por ciento durante el primer semestre, 5,4 puntos porcentuales menos con respecto al registro del mismo período del año anterior. Con esta cifra, la tasa alcanzó un valor mínimo histórico.
Los impactos laborales más significativos en ocupación, desocupación y participación económica se han observado durante el segundo trimestre de este año. La crisis laboral provocada por la covid-19 causó la pérdida de al menos 34 millones de empleos, pero "estas caídas no se reflejaron completamente en aumentos en la tasa de desocupación debido a que una parte significativa de las personas declaran estar disponibles para volver a trabajar, lo que sugiere una transitoriedad de esta situación", explica el informe.
Más desigualdad
El panorama resulta aún más preocupante al considerar que dichos impactos han sido desiguales y que el sendero de recuperación, que lentamente se está vislumbrando en la región, podría ir acompañado de una amplificación de brechas laborales y de ingresos entre los diferentes grupos de población.
En general, aunque con variaciones entre países, las contracciones en el empleo no han sido de igual magnitud para los diferentes grupos de población. Las mujeres, más que los hombres, y los jóvenes hasta 24 años, más que los adultos, vienen experimentando con mayor intensidad la pérdida de empleo, amplificando de esta manera las brechas laborales previas. Asimismo, la reducción del empleo ha sido más intensa entre los cuentapropistas que entre los asalariados, y más profunda entre los trabajadores informales que entre los formales. Es por ello que la tasa de informalidad se redujo, temporalmente, muy fuertemente en todos los países con información disponible. En Argentina el porcentaje de asalariados sin descuento jubilatorio se redujo en 12 puntos porcentuales (del 36 por ciento al 24 por ciento) entre el primer y segundo trimestre de 2020.
Esta crisis, por lo tanto, estaría exacerbando los elevados niveles de desigualdad existentes antes de la irrupción de la pandemia, aun cuando los países han realizado importantes esfuerzos para implementar rápidamente un conjunto de políticas tendientes a sostener el empleo y los ingresos.