Si algo le faltaba al escándalo de espionaje durante el macrismo era la presentación de Antonio Horacio “Jaime” Stiuso como víctima de las actividades ilegales que se habrían desplegado desde la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). El otrora hombre fuerte de la Secretaría de Inteligencia le pidió al juez federal de Lomas de Zamora, Juan Pablo Augé, que lo sume como querellante en la causa en la que investiga a la cúpula de la AFI macrista y por la que la semana próxima indagará al mismísimo secretario privado del expresidente Mauricio Macri, Darío Nieto.
Stiuso puede contar cómo la Secretaría de Inteligencia del Estado pasó a ser "la SIDE" y, por poco también, cómo llegó a crearse la AFI. Estuvo en los servicios desde principios de la década de 1970 hasta principios de 2015. Según él, esos 40 años en el negocio, le dieron el músculo suficiente para detectar cuándo estaba siendo espiado. Y eso sucedió durante el macrismo. “Debido a mi vasta experiencia en la materia, en más de una ocasión he advertido este tipo de procedimientos. Muchas veces he preferido no reaccionar frente a este tipo de verificaciones”, dijo en un escrito breve presentado junto con su abogado Santiago Blanco Bermúdez ante el juzgado federal de Lomas de Zamora.
Stiuso dice que se enteró a través de un tuit publicado por el periodista Juan Alonso que habrían secuestrado un legajo suyo de la casa de Diego Dalmau Pereyra. El tuit de Alonso es del 2 de julio. La decisión de presentarse para saber si efectivamente se encuentra esa documentación le llevó a Stiuso más de tres meses y se produjo un par de días después de que se filtraran actas de la AFI, que incluso lo mencionan, lo que podría llegar a explicar algún interés repentino.
Las rencillas entre Stiuso y Dalmau Pereyra son de vieja data. Dalmau es un exoficial de inteligencia del Ejército, que se incorporó a la SIDE durante el gobierno de la Alianza. Fue parte de una purga masiva durante esa misma gestión, pero, a los pocos meses, volvieron a contratarlo para dar clases en la Escuela Nacional de Inteligencia, donde, cuentan, que Stiuso lo tuvo recluido durante sus años de apogeo. En ese tiempo, Dalmau terminó la licenciatura en Comunicación en la Universidad de Buenos Aires. Cuando asumió Gustavo Arribas, Dalmau pasó a la operacional de Contrainteligencia, donde permaneció hasta mediados de 2018. Fue bajo su mandato que se conformó el grupo de expolicías de la Ciudad que comandaba Jorge Sáez y que llevó a la AFI Alan Ruiz, personaje central en la trama de espionaje.
“No me sorprendería que efectivamente se haya procedido al secuestro de mi legajo en uno de esos allanamientos, ya que en los últimos años he advertido un sinnúmero de eventos que fundamentalmente me hicieron presumir que resultaba ser víctima de distintas operaciones de inteligencia por parte de agentes (y/o pseudo agentes) de la AFI”, dijo Stiuso con malicia. Entre los "agentes y/o pseudo agentes", “Jaime” mencionó al falso abogado Marcelo Sebastián D’Alessio. No es sorprendente porque el año pasado se presentó para ser querellante en Dolores y consiguió que el juez federal Alejo Ramos Padilla lo aceptara al encontrar mérito para sus sospechas que, por entonces, incluían a Elisa Carrió en el armado de espionaje en su contra.
Un bibliorato del espionaje
Mientras evalúan el pedido de Stiuso para constituirse como querellante, el juez Augé junto con los fiscales Cecilia Incardona y Santiago Eyherabide continúan con la ronda de las indagatorias que terminará la semana próxima con Arribas, Silvia Majdalani y Nieto. Ayer fue el turno de dos mujeres que estuvieron desde los inicios del grupo de los Súper Mario Bros. Se trata de Mercedes Funes Silva y de Belén Sáez. Funes Silva es una policía de la Ciudad que llevó Sáez en comisión cuando Dalmau lo reclutó para la AFI. La otra es su propia hija, que todavía sigue revistando en la AFI. Funes Silva no declaró, sólo ratificó lo que había dicho en la anterior declaración y ante la Bicameral de Inteligencia.
A Belén Sáez la querían indagar por su presunta participación en el espionaje a Nicolás Massot y a Florencia Macri y su pareja, Salvatore Pica. Los fiscales encontraron que fue Belén quien mandó un informe con el título “Madera” después de los seguimientos a Massot. En la indagatoria, ella dijo que pudo haberlo enviado pero que no lo había confeccionado. Otro de los agentes, Emiliano Matta, dijo que ella había ido a Acassuso para fotografiar la casa donde vivían Pica y la hermana del presidente. La agente lo negó.
Pese a estar furiosa con Matta, Belén terminó confirmando un dato clave que el exagente había aportado: que Alan Ruiz tenía un bibliorato con fichas penitenciarias de los presos kirchneristas. Con muchas reticencias, recordó la existencia de la carpeta, aunque dijo no tener presente de quiénes se trataba. En los teléfonos de los espías apareció una lista con los nombres de los presos kirchneristas, ordenados como un semáforo según el interés de la AFI. En ese listado, Belén aparecía junto con Andrea (Fermani) como encargadas de controlar al al ex jefe de la Uocra platense Juan Pablo "Pata" Medina, detenido en Ezeiza.
Los fiscales investigan la existencia de un espionaje carcelario en el que habrían intervenido tanto los agentes de la AFI como altos funcionarios del Servicio Penitenciario Federal (SPF). Al principio de esta semana, dos exagentes relataron una visita al penal de Ezeiza, que aparentemente no incluyó el trámite de registrarse, y con una bienvenida de la entonces directora de la cárcel.