El BAN! está en peligro de extinción. El escritor Ernesto Mallo, creador y director del Buenos Aires Negra, el Festival Internacional de Literatura Policial, teme que no se haga la sexta edición de este festival “donde el crimen real se mezcla con el crimen de ficción”. “Ya es bastante tarde para invitar a los autores internacionales, que programan sus viajes con muchísimo tiempo. El año pasado tuve los pasajes cuatro días antes de que empezara el festival –cuenta Mallo a PáginaI12–. Cada año viene más público y cada año nos reducen más el presupuesto. El BAN! recibió el año pasado 500 mil pesos por todo concepto. El presupuesto lo elaboro ocho meses antes y los pasajes se sacan una semana antes. No es el mismo precio cuando hago el presupuesto que cuando se sacan los pasajes. Un pasaje que en enero cuesta 1000 pesos en octubre cuesta 3000. El gobierno de la Ciudad no parece estar dispuesto a colaborar porque Angel Mahler no responde mis llamados. Lo importante es que el BAN! es un evento muy significativo que tiene gran repercusión y tiene vínculos con la Semana Negra de Gijón, con Getafe Negro, con Barcelona Negra, con el Festival de Lyon y el de Toulouse, porque intercambiamos autores y experiencias, y me parece un crimen perderlo cuando han estado invirtiendo en el festival los últimos cinco años”.
Desde que empezó el BAN! en 2012, en el Centro Cultural San Martín, han participado escritores internacionales como el griego Petros Márkaris, el irlandés John Connolly, el francés Karim Miské, el congolés Emmanuel Dongala, los brasileños Luiz Edoardo Soares y Tabajara Ruas, los mexicanos Paco Haghenbeck y Bernardo Fernández, los españoles Dolores Redondo, Víctor del Árbol, Berna González Harbour, Carlos Zanón y Andreu Martín, entre otros. También han estado los autores argentinos que frecuentan el género policial, como Juan Sasturain, Ricardo Piglia, Alberto Laiseca, Martín Kohan, Guillermo Martínez, Pablo de Santis, Eduardo Sacheri, Claudia Piñeiro, Sergio Olguín, Horacio Convertini, Luisa Valenzuela, Ana María Shua, María Inés Krimer, Miguel Ángel Molfino y Elsa Osorio. Entre los profesionales y especialistas que han pasado por el festival se destacan los psiquiatras forenses Daniel Silva y Raúl Torre, el tanatólogo Ricardo Péculo, los jueces Federico Stolte y Mónica Atucha, la socióloga Pilar Calveiro, la psiquiatra y criminóloga Susana García Roversi, el jefe de Policía de Baltimore (Estados Unidos), Neill Franklin; además de ex delincuentes como Hugo “La Garza” Sosa, el español Daniel Rojo y Brian O’Dea, ex narco norteamericano.
Desde Barcelona, donde vive, Mallo recuerda que en 2015 le redujeron el presupuesto un 25 por ciento y sobre esa reducción le podaron otro 35 por ciento más. “En 2016 se mantuvo el mismo presupuesto, ya reducido del año anterior, pero sin contar el 40 por ciento de inflación. O sea que nos dieron un 40 por ciento menos”, explica el autor de La aguja en el pajar, Delincuente argentino y La conspiración de los mediocres, entre otros títulos. “Los colegas de los otros festivales me preguntan si se hace o no se hace el BAN!. La Semana Negra de Gijón tiene un premio que consiste en ser invitado al BAN! y nosotros tenemos un premio que consiste en ser invitado a la Semana Negra; son compromisos contraídos y este año tendría que venir un autor español”, comenta Mallo y agrega que mantuvo conversaciones con el italiano Andrea Camilleri, quien le dijo que estaría dispuesto a participar en esta edición. Jo Nesbo, que no pudo estar el año pasado, prometió venir en 2017. También había iniciado conversaciones con el francés Daniel Pennac.
–¿Por qué Mahler no lo atiende y no se muestra interesado en que el BAN! continúe?
–Uno podrá pensar lo que quiera de (Hernán) Lombardi, el anterior ministro de Cultura de la Ciudad, pero entiende de cultura, independientemente de su ideología. Me parece que los que están ahora creen que la cultura es sinónimo de diversión, creen que cultura es pasarla bien. Ese es un aspecto de la cultura, pero no lo es todo; está también lo que hacemos nosotros: un evento en el cual hemos instalado el debate sobre el estado de la criminalidad en Argentina, con esta combinación que hacemos entre el crimen real y el crimen de ficción. La situación de la criminalidad es un hecho de la cultura, pero no todo el mundo lo entiende. La cultura no es Disneylandia. Un tema como el crimen no es sólo de los políticos, ni de la justicia ni de la policía; es un tema de todos.
Angel Mahler, el ministro de Cultura de la Ciudad, atendió el llamado de este diario. “Hay tantas cosas buenas que se hacen desde el ministerio, te puedo dar una lista muy grande, que me da lástima que no se le den importancia. Todas las cosas positivas no salen”, se queja Mahler. “No es que peligra el BAN!. Pero si yo tengo un presupuesto, tengo que evaluar el beneficio porque estoy manejando un dinero que es público. Si un evento sale un millón de pesos y van 100 personas es caro para la ciudad. Ahora si hay un evento que sale un millón de pesos y van 10 mil personas o van 50 mil personas es un evento que tiene una repercusión. Lo que estoy evaluando es si tiene sentido hacerlo como lo hicimos el año pasado, porque el año pasado fue muy poca gente. Si va poca gente, no hay un resultado que me incite a continuar. Estoy pensando si lo podemos reformular para que tenga sentido hacerlo y para que realmente vaya mucha más gente. ¿Se entiende?
–El dinero público debería estar destinado para actividades menos masivas. En el ámbito de un festival literario, que vayan 100 personas por día no es poco. Al contrario, es un número significativo.
–Entiendo lo que me decís, pero la cantidad de gente y el costo es lo que me hace pensar…
–Pero el Estado tendría que manejarse por fuera de un criterio comercial con la cultura, no debería competir con los privados, porque el Estado tiene otra función.
–Te agradezco que me lo digas, ya lo sé eso. Hay decisiones que tienen que ver con el aprovechamiento de los recursos públicos y eso lo decide un ministro, que en este caso soy yo, y tengo que ver si es un proyecto que vale la pena hacerlo o no. Eso es todo.