Temas urgentes, reales, políticos y sociales. Temas poco visibles y poco discutidos, ignorados por los medios masivos. El monocultivo de soja, la alimentación cotidiana, la especulación inmobiliaria, los problemas de tierras en el sur del país son algunos de los ejes del ciclo de conferencias performáticas Territorios en conflicto, que comienza hoy en el Teatro Nacional Cervantes. “Nos interesa lo que no se nota y atañe a un gran conjunto de la población, fuertemente implicado por cambios en la realidad geográfica o económica”, dice a PáginaI12 la escritora Gabriela Massuh, ideóloga de la propuesta y curadora. “Hay una enorme masa de gente expropiada en cuanto a su cultura, costumbres y necesidades, en relación con estas políticas, que son las del crecimiento económico. Eso que Maristella Svampa llama ‘mal desarrollo’.”

El ciclo, cuenta Massuh, “nació de la iniciativa de la dirección del teatro, para ampliar los géneros y las temáticas de un teatro nacional”. “Es una apertura radical, respecto de formatos que no son específicamente dramáticos. Y también es una apertura temática, porque se parte de asuntos de la realidad, en este caso, de la realidad político-social”, completa la autora de Desmonte. A partir de hoy y hasta noviembre inclusive se presentarán las distintas conferencias, de artistas de varias disciplinas –en su mayoría plásticos– que vienen investigando cada tema. El ciclo plantea un cruce entre las artes visuales, el teatro, la performance y el ensayo crítico. 

La apertura de Territorios en conflicto será con Extinción, que se presentará todos los martes de abril a las 20 en la sala Luisa Vehil del teatro ubicado en Libertad 815. Es un trabajo de la periodista Soledad Barruti –conocida por su libro Mal comidos– y la actriz Agustina Muñoz, sobre el modelo de producción industrial de alimentos. “¿En qué se convierten la identidad, el territorio y la vida cuando no hay lugar para la diversidad, cuando el monocultivo se convierte en monocultura y la monocultura en una aplanadora que se traduce en comida que sólo se puede comer sin saber qué se está comiendo?”, es una de las preguntas que inspiró esta investigación devenida conferencia (ver recuadro).

Territorios en conflicto continuará con El manto. Nuevas noticias de la República Unida de la soja, de Eduardo Molinari (mayo); “El ferrocarril es futuro”, de Patricio Larrambebere y Ezequiel Semo (junio);Villa 20. Una historia de abajo hacia arriba, de Marcos Chinchilla y Azul Blaseotto (agosto); Las ‘guerras’ por la tierra en la Patagonia del siglo XXI. Escenas de una disputa cultural, política y económica, del escritor Cristian Aliaga (septiembre), y Timotek: exclusión de una lengua nativa, del músico Nicolás Varchausky (noviembre).

“La idea global para el Teatro Cervantes es buscar vínculos con lo que está pasando ahora, en el país y el mundo”, agrega el escritor Carlos Gamerro, el otro curador de la propuesta. “Queríamos darle una vuelta de tuerca más a esta búsqueda. Explorar la posibilidad de que el teatro se convierta en una caja de resonancia de conflictos que atraviesan al país, en el presente, sin que por eso tengan inmediatez periodística. Uno de los objetivos es la visibilización. Y también nos propusimos, a pesar de que esto es complicado desde el punto de vista de la producción, que estén presentes problemas de todo el país, y artistas de distintos lugares”, sostiene. Tanto él como Massuh integran el equipo de curadores que colaboran con Alejandro Tantanian en los contenidos y la estética del TNC.

Ambos escritores seleccionaron los temas y los artistas que integran el ciclo. Buscaron personas que ya estuvieran inmersas en cada tópico, que vinieran investigando intensamente. “Todos trabajaron mucho sobre las cuestiones que tocan, algunos han escrito libros y artículos. Al mismo tiempo, los artistas que convocamos tenían que saber cómo desarrollar una performance, un espectáculo teatral. Poder poner en escena su investigación, a través de actores, su presencia y videos, de una combinación de elementos. Situaciones conflictivas hay decenas, pero para cada caso tuvimos que pensar quién sería la persona adecuada. Eso, fundamentalmente, estableció el recorte temático”, explica Gamerro.

“Aquí no hay denuncias”, aclara Massuh. “Esta palabra está muy gastada, y tiene más que ver con el periodismo de investigación o procesos jurídicos. Lo que hay aquí es toma de conciencia, pero sobre todo una visión artística para la puesta en escena. Nuestra preocupación es la contaminación de corrientes artísticas. El producto final es riesgoso: cuanto menos explícito es el tratamiento del problema, menos alcance tiene para el público. Yo pretendo que tenga alcance pero que no se deje de lado la investigación artística”, manifiesta. “Nos interesa tratar temas urgentes, que no ocupan por lo general un espacio en los círculos estéticos. Tampoco en los diarios. Es un gran incentivo pensar que es posible.”