En Extinción, Barruti y Muñoz proponen pensar al propio cuerpo como territorio. “Los comestibles ultra procesados, los alimentos llenos de agroquímicos y las carnes que pasan por procesos que las vuelven menos saludables son reflejos de un sistema perverso”, dice la autora de Mal comidos. “Decidimos enfocarnos en la pregunta de cómo llegamos a que nuestra alimentación haya sido reemplazada por productos ultraprocesados. A que la heladera de una familia promedio esté repleta de paquetes y latas”, completa Muñoz.
–¿Y cuál es la respuesta a esta pregunta?
Soledad Barruti: –La respuesta es la creación de este sistema, que se conformó para eso. Sus aliados hacen que esta idea se sostenga: nutricionistas aliados con las industrias, sociedades científicas, economistas, políticos y productores, que repiten que no hay otra manera de darle de comer al mundo.
Agustina Muñoz: –En la conferencia vamos viendo las distintas partes involucradas. Es un entramado, una construcción de fuerzas que trabajan en conjunto, pero se puede rastrear. Hay un origen, un propósito y una forma de reproducirse.
–¿Y qué puede hacer cada uno desde su lugar, en medio de esta red perversa?
A. M.: –Decidimos incluir eso también, porque si no pareciera que siempre hay una queja, pero la solución es abstracta. En esta sensación de desesperanza, seguimos comprando paquetes… proponemos soluciones a nivel individual, a nivel Estado y comunicación. Hay proyectos de investigadores, productores y comerciantes que trabajan de otra forma y que hacen propuestas concretas para el Estado, sobre cómo podría ocuparse más de nuestra salud, en lugar de ser un aliado de la industria.
S. B.: –Es una cosa súper sistémica. No queremos hacer una lectura paranoica. Analizamos muchas de las ideas que ya están planteadas, informes de Naciones Unidas, de científicos, universidades de todo el mundo, agricultores, grupos de consumo. Descubrir otras maneras genera alivio.
–¿Cómo trasladaron la investigación al lenguaje de la conferencia performática?
A. M.: –Partimos de la investigación de Soledad y tratamos de construir un diálogo entre nosotras. Yo le planteaba preguntas y tratamos de plasmar la investigación en base a nuestras conversaciones. Hay gente con ideas progresistas que sostiene que ocuparse de la alimentación es un asunto burgués. Lo que hacemos en la conferencia es dinamitar esta idea. No se trata solamente de comprar comida orgánica: es un sistema que incluye a trabajadores, las generaciones futuras, un modo de pensar la política, la economía y el trabajo. La obra intenta abordar un panorama para desmitificar las supuestas verdades que impiden pensar en otro sistema.
S. B.: –Transmitimos la idea de que no hay que ser experto para saber lo que estás comiendo. No es complicado: hay un sistema que produce comestibles y tenemos que volver a la comida. Y la alimentación es un derecho humano.