La economía argentina enfrenta desafíos en distintos frentes. Uno de los principales es la necesidad de incrementar su capacidad de exportación para moderar una de las grandes tensiones estructurales del país: la restricción externa.

Los sectores tradicionales como el complejo agropecuario, la minería y los hidrocarburos son actividades claves para cumplir este objetivo. Pero no son los únicos. En las últimas décadas fueron ganando protagonismo rubros con potencial estratégico. Uno de estos sectores clave es el de las industrias creativas.

La última información del Indec detalla que el sector de las industrias creativas exportó el año pasado cerca de 650 millones de dólares. La cifra agrupa distintos subrubros: artes escénicas y espectáculos artísticos, artes plásticas y visuales, producciones audiovisuales, diseño, libros y edición musical, entre otros.

Son cada vez más los economistas que consideran a estas actividades basadas en el conocimiento y la cultura pilares para repensar los modelos de crecimiento. La investigadora argentina de la Universidad de Barcelona Lía Barrese explicó a Cash que las industrias creativas tienen un rol clave para el desarrollo sostenible y que el país tiene todas las condiciones para impulsarlas.

El sector público es un catalizador natural en esta dirección. “El Estado puede aportar en distintos frentes. Sin dudas es un brazo financiero importante. Tiene la capacidad para identificar y dar subsidios en donde más se lo necesita”, mencionó Barrese. Para plantear que “la generación de ecosistemas creativos es otra iniciativa de impacto. Esto implica armar hubs, incubadoras y espacios de confluencia en los que puedan encontrarse y entrar en contacto grupos creativos para seguir innovando”.

Barrese precisó que la digitalización es un tercer aspecto fundamental. “No todos los contenidos pueden distribuirse igual. Algunos rubros tienen más facilidad que otros para apoyarse en la digitalización. Con la música o las películas resulta más simple. Para el teatro en cambio todo es más complejo (y obliga a repensar las estrategias)”. Por ello indicó que “el mayor desafío ahora es encontrar formas originales de apoyar a sectores de la industria creativa golpeados por la crisis sanitaria (principalmente los eventos en vivo). De la mano de la tecnología pero sin perder de vista la particularidad de cada rubro”.

En la digitalización de los contenidos culturales se abre una oportunidad. Los patrones de consumo empiezan a cambiar y las plataformas de distribución de contenido online permiten un alcance geográfico impensado en otros momentos de la historia. Estos elementos permiten entender el potencial del sector para ganar dinamismo y convertirse en un motor de exportaciones pero también de generación de empleo con alto valor agregado.

En la industria destacan que el apoyo del Estado será un punto clave y repiten que los datos de los últimos cuatro años muestran el problema de un sector público ausente. Las cifras del Indec precisan que entre 2004 y 2015 las industrias creativas registraron un incremento del 78 por ciento de su valor agregado (o sea, el PIB sectorial). El ritmo de expansión no pudo sostenerse a partir de esa fecha. El sector se estancó entre 2016 y 2019 con un crecimiento acumulado menor al 1 por ciento.

El presidente Alberto Fernández no pasó por alto este punto. Adelantó que la promoción y desarrollo del sector de industrias creativas entre sus seis objetivos de corto y mediano plazo. “La economía del conocimiento (y la cultura) tiene en Argentina una riqueza singular que es la calidad de los argentinos que se dedican a esto”, dijo. Para mencionar que “el país tiene un capital humano aplicado al desarrollo artístico, a la producción de las industrias culturales, que es reconocido en el mundo entero”.

Fernández lo dijo el mismo día que presentó los números finales del canje de la deuda externa. Todo un mensaje: acordar con los acreedores internacionales no fue una meta sino el primer paso: el objetivo ahora es impulsar sectores estratégicos para el cambio estructural del sistema productivo.