Leo Ferradás califica a los días de pandemia como “una ficción orwelliana”. Un escenario impensado y extraño, en el que afloran la subjetividad y el ensimismamiento. Durante los primeros meses de cuarentena, su principal actividad en el afuera era pasear a su perra. “Y luego subir, agarrar la guitarra y cantar”, dice el cantante y compositor. “Y esto de contactarse con las personas a través de plataformas virtuales la verdad es que a mí se me tornó muy de ciencia ficción. Entonces, la canción ‘Los Espejos’ salió en ese momento de vulnerabilidad emocional en relación a los vínculos con las personas, que se cortaron de una manera muy radical”, explica del otro lado del teléfono.

“Los Espejos”, su reciente sencillo junto a su banda Los Huesos, es una canción agridulce, melancólica y fogonera, con un estribillo adhesivo y una reflexión sobre las “obsesiones personales”. Producida junto a Gabriel Biuso y escrita a dos manos con Sebastián Valle, colaborador habitual en materia letrística, es la primera canción que el músico da a conocer después de la salida de su último disco, Formato humano (2018), un trabajo que tenía invitados de lujo como Litto Nebbia, Manuel Moretti y Fena Della Maggiora. Además, a comienzos de año reeditó en plataformas digitales el EP Velas, globos y caramelos (2004) y su segundo disco, Agarrar Arte (2009), con una nueva versión de "Casi nada" con Moris de invitado, y otra de “No se va a llamar mi amor”, de Charly García, como bonus track.

“Y también subí a mi canal de YouTube videos de un show en Club Lucille de la presentación del disco Formato humano. Me lo iba a tomar como un año sabático pero fue un año de bastante producción, de reediciones y hasta una nueva canción”, rescata Ferradás, quien tuvo que suspender fechas programadas a lo largo del año, como le sucedió todos los artistas. “A mí me gusta mucho salir a tocar en vivo y mostrar a la banda de rock en escena. Por eso, este año decidí grabar un tema nuevo y avanzar con la composición. En 2018 salió Formato humano y tampoco daba para armar la logística para producir y grabar un disco nuevo en este contexto. Entonces, la idea de la canción fue un poco contrarrestar las no ganas de hacer un show por streaming, porque la verdad no me sentía anímicamente para hacer lo que están haciendo muchos colegas”.

-¿Por qué el nombre “Los Espejos”?

-A veces uno se mira al espejo y le cuesta hacerse cargo de lo que le refleja su propia imagen. Solemos transferir en la otra persona lo que le está pasando a uno. Un amigo diría "más espejo y menos lupa". Es decir, mirarse más a uno y dejar de poner responsabilidades en los demás. La canción también habla de los opuestos y las ambigüedades. Sin sombras no hay luz, sin bien no hay mal y sin momentos buenos no hay momentos malos.

A su lado se encuentra su amigo Sebastián Valle, coautor de la letra y de varias otras, como "Los camaradas", "La suerte de los dos" y "Divas del sur". “Creo que le pude aportar una mirada externa a algo que le estaba pasando a Leo. Entonces, en la canción confluyen dos puntos de vista. La canción dice: 'Los espejos a veces te contradicen' y eso tiene que ver con las máscaras que nos fabricamos. Y cómo el espejo te devuelve lo que no querés ver. En definitiva, la canción habla de las obsesiones, que se intensifican en un contexto de encierro”, suma Valle. Y Ferradás interviene: “Ahora estoy tratando de concentrar la atención en elegir otra canción, quizás antes de fin de año saque otra. Porque no concibo un simple sin un lado B”.

-“Los Espejos” sigue la línea de la canción pop-rock urbana. ¿Por qué te interesa tanto trabajar ese concepto?

-Más que nada es un tema de influencias vinculadas con la música, las lecturas, el cine y todas las cosas que me nutren. A mí siguen gustando los artistas que escucho desde que soy chico. Me gusta el trovador, el formato de cantautor rockero: Bob Dylan, Elvis Costello, Tom Petty o Neil Young. Me gusta ese formato de canción, que si bien no es hard rock, es un rock más cancionero. Es lo que me representa y es la línea por la cual voy. Y no me hace ningún ruido mantenerme en el carril de la composición simple, sencilla, con banda de rock y sin muchas complicaciones armónicas. Los elementos básicos de mis canciones son el cuarteto clásico: bajo, dos guitarras y batería.

-Mencionabas antes a Moris, que tiene que ver con los orígenes del rock cancionero y urbano. ¿Cómo se dio la colaboración en “Casi nada” y qué representa para vos?

-“Casi nada” la tenía grabada desde antes de hacer el disco Agarrar Arte (2009). Es un tema de 2005. Una mañana se vino Moris al estudio, donde estaba haciendo la preproducción, e hicimos una versión con él que quedó guardada en un disco rígido y decidí recuperarla para ponerla dentro de la reedición del disco. Para mí Moris es uno de mis maestros y me ha enseñado muchas cosas. Nos hemos pasado noches enteras tocando la guitarra. Y tengo algunas grabaciones con él improvisando. Moris es distinto al resto de los músicos, porque es un artista completo. Él va por la vida de una forma artística, no se encasilla en ningún lugar.