Este sábado se estrena por streaming el último episodio de En Casa Miento, experiencia teatral virtual en vivo ideada por NÜN teatro Bar, sala independiente ubicada en Juan Ramírez de Velasco al 400. El actor Luis Machín, su esposa, la actriz Gilda Scarpetta y Lorenzo, el hijo de ambos, a sus 12 años, estudiante de actuación, serán los protagonistas. La hija menor, Aurora, de 8 años, colaborará con la dirección llevando el celular y la Tablet de un ambiente a otro de la casa. Con dramaturgia y dirección de Nacho De Santis y Sebastián Suñé, la propuesta ya contó con la actuación de Carola Reyna, Boy Olmi, Diego Gentile y Javier Marra, entre otros actores. Como los anteriores, este último episodio se repetirá en vivo todo el mes, en este caso, los 5 sábados de octubre. Las entradas, por Alternativa Teatral, a 400$.

“El streaming casero es un experimento, es el registro de supervivencia de un lenguaje”, dice Machín en una entrevista con Página/12, un tema que desarrollará a lo largo de la conversación. La historia de En Casa Miento comenzó a narrarse desde los domicilios de los propios actores hace tres meses. Luego de la fiesta de enlace de una pareja, los diferentes episodios fueron mostrando qué pasaba con los invitados, al regreso de la celebración. El personaje de Machín es el padre de la novia, el ex marido del personaje de Carola Reyna, quien vuelve de la boda junto a su nueva familia. ”No hace falta haber visto todos los capítulos para entender esta historia, que si bien es una comedia también tiene condimentos reflexivos”, aclara el actor.

Luis Machín estrenaba en el teatro Cervantes una obra como protagonista justo el día en que comenzó el aislamiento obligatorio. Así, el ensayo general de La gesta heroica, sobre El Rey Lear, de Shakespeare, bajo la dirección de Ricardo Bartís, fue su última experiencia con el teatro anterior a la pandemia. Así cuenta cómo vivió desde su profesión estos últimos meses: “Empezaron a proliferar pedidos de parte de radios, medios gráficos y virtuales para dar charlas o lectura de textos, y lo hice hasta que empecé a negarme: nosotros, los actores, no tenemos recursos y no tenemos que llenar gratuitamente el espacio de programas de medios que tienen sponsors. Como muchos, yo tenía ahorros que se consumieron y había comenzado a generar deudas…El nuestro es un sector que está liquidado, que antes de esto movía 4 puntos del PBI.”

Así que cuando le ofrecieron hacer charlas virtuales con invitados para un ciclo auspiciado por el Ministerio de Cultura de Santa Fé, aceptó siempre y cuando él y su invitado recibieran un cachet. El mismo formato se replicó para la provincia de Córdoba, y desde ese marco Machín conversó con coreógrafos, realizadores escenográficos y directores de cine. Con SAGAI también armó un ciclo de charlas, entre otras alternativas que puso en funcionamiento. Por más, esta semana grabó a cuatro cámaras en el Teatro Cervantes, con estricto protocolo sanitario, la obra de María Zubiri, Asteroide, fin de un mundo imposible, bajo la dirección de Cecilia Meijide y actuación de Carlos Belloso, Eugenia Guerty, Julián Larquier y Camila Peralta. En cuanto al estreno virtual de este sábado, si bien Machín agradece a Nün Teatro, tiene ciertas reservas respecto de la escena vía streaming:

“Hemos convertido la casa en set de grabación, tuvimos que aprender de golpe. El teatro grabado en vivo es algo totalmente novedoso, para bien y para mal. Esta experiencia se agradece porque de algún modo, en el horror que estamos viviendo, con tantas muertes, podemos hacer un intento de poner poesía para soportar este momento. Pero el distanciamiento es ajeno al teatro. Solamente está el distanciamiento poético, el que pensó Brecht para que el espectador comprendiera mejor algunas cosas. El teatro es todo lo contrario: es un combate de fuerza entre cuerpos, es energía presente. En esta nueva modalidad, los ensayos se convirtieron en algo antes impensado. Esto reformula de cero todo. Porque por más que hoy sea una solución de emergencia, cuando vuelva el teatro –porque el teatro, así como atravesó la historia de la humanidad, va a volver- estos lenguajes virtuales van a quedar. Y si la creación de lenguaje de interpretación no encuentra la manera de resistir se va a disipar en la virtualidad y con ella, la posibilidad de contar algo interesante. De todas formas, hago el ejercicio de dejar un poco de lado el enojo o la negatividad, para ver qué queda de todo esto”.

En relación a los registros de actuación que se ofrecen por Instagram, Youtube o Wasap, el actor es muy crítico: “¿Desde dónde me paro para generar, como actor, una presencia poética,cómo hago para expresar mi singularidad? En la virtualidad lo que queda en primer plano es la ocurrencia, algo para pasar el tiempo. El mundo que propone TikTok no es más que la capacidad histriónica impuesta por un mercado de consumo rápido. Cada vez es todo más veloz porque la capacidad de atención se va reduciendo. Con la explosión de las series pasa lo mismo: hoy un episodio puede durar 25 minutos, cuando los capítulos de Los Soprano duraban hora y media…Pero no solamente hay que tener en cuenta el contenido y el recurso. Está el lenguaje de interpretación. Hay actuaciones que atraviesan la pantalla, lo vimos con Marlon Brando. Presencias como ésas se te meten en la vida y te acompañan para siempre”.