Bajo cuatro frentes de fuego intenso que soporta el Gobierno, el peronismo empezó los preparativos de un acto virtual multitudinario --el primero de respaldo visible-- que se convertirá en marca mundial. La propagación infernal de la pandemia a las provincias y el ocultamiento de cifras en CABA, más los cientos de incendios en bosques y campos del centro y el norte del país y la economía incendiada que dejó el macrismo, sirven de excusa para la campaña incendiaria de la oposición y los medios macristas. El acto del 17 de octubre romperá las limitaciones que impone la pandemia y tratará de que participe más de un millón y medio de personas a través de las redes, con el equivalente de un zoom gigantesco.
En un acto de sinceramiento total, el gobierno bonaerense cambió el sistema para contabilizar las víctimas de la epidemia, porque con el sistema anterior, que se utiliza en CABA y en otras provincias, los datos tardan en sumarse varios días y hasta meses o no son contabilizados, fundamentalmente los privados, y en menor medida de los hospitales públicos, según su localización geográfica. Este decisión, despojada de cualquier intento de politizar a la epidemia, implicó que la tasa de letalidad en la provincia subiera un punto, a 3,2 por ciento.
En vez de aplaudir el sinceramiento que permitirá tener un diagnóstico acertado sobre el desarrollo de la epidemia, el macrismo acusó al gobierno bonaerense de haber ocultado esas víctimas que ahora se sumaron. Pero es en CABA, gobernada por la oposición, donde se mantiene el viejo sistema que encubre la cantidad de víctimas y la letalidad real de la epidemia. Los legisladores del Frente de Todos pidieron a Horacio Rodríguez Larreta que unifique el sistema con Axel Kicillof.
Si bien el AMBA ha sido el núcleo difusor de la pandemia, las cifras más alarmantes llegan ahora desde las provincias, muchas de las cuales soportan también una ola de incendios de campos y bosques, algunos por la intensa sequía y otros provocados. La sequía y los incendios no son motivo de preocupación en Buenos Aires, porque está lejos, pero en las provincias que las sufren aseguran que la dimensión de estas calamidades es inédita. El Paraná y algunos ríos parecen arroyos y una ola de calor adelantada empezó a abrasar el Norte. En algunos casos las grandes llamaradas de los bosques incendiados se pueden ver incluso desde las capitales provinciales.
El cambio climático provocado por emisión de gases y grandes desmontes provoca modificaciones bruscas en las condiciones del tiempo. Como diría Mafalda: “¡Sonamos, muchachos! ¡Resulta que si uno no se apura a cambiar el mundo, después es el mundo el que lo cambia a uno!” Muchos de los sojeros que destruyeron bosques nativos o provocaron incendios, serían los más perjudicados por los grandes cambios climáticos --sequías o inundaciones-- que se están produciendo en el mundo. Pero en definitiva el perjuicio es para todo el país.
La resistencia de las industrias y productores rurales para aceptar protocolos de respeto al ambiente resulta un sistema irracional de acabar con la riqueza en poco tiempo en vez de acrecentarla. Pero la sequía y los incendios se han convertido en un problema grave en varias provincias a las que en forma simultánea les ha caído el flagelo del virus.
El incendio que venía de antes era el de la economía. No por eso deja de ser complejo y mucho más con la pandemia y con la sequía si se prolonga. Nadie, ni el macrista más rabioso, puede hacerse el distraído con la situación que dejó Mauricio Macri. La deuda privada en dólares estuvo a punto de destrozar las reservas, lo que obligó al Gobierno a meterse en un tema delicado para la clase media como es la regulación del mercado del dólar.
El macrismo se montó sobre esas decisiones para torpedear al Gobierno con una avalancha de opiniones y profecías agoreras. Esta semana fue la contraofensiva del Gobierno con el anuncio de una batería de medidas de reactivación, incluyendo algunas, como la baja en las retenciones, discordantes con su posición tradicional.
El Gobierno demostró que no se aferra al dogma y es claro que con muchas de esas medidas busca fomentar exportaciones para equilibrar el mercado de divisas. Si se trata de un país que tiene una cultura bimonetaria. Y si la única forma de conseguir dólares es con la exportación. Resulta claro que esa cultura es sostenible con un nivel de exportación que aporte el equivalente al uso interno de dólares.
Son medidas de emergencia y dejan varios interrogantes para el futuro no tan lejano. Porque el cambio climático reclama cada vez con más urgencia por los desmontes y el uso de agroquímicos. Y porque después de Estados Unidos, Rusia y Argentina son los países que tienen más dólares por cantidad de habitantes.
En esa proporción, por más exportación que haya sólo logrará disminuir tensiones. Son situaciones complejas que requieren políticas más completas y con plazos más largos, pero en el contexto de la doble crisis que generó el macrismo y profundizó la pandemia, medidas como estas buscan las respuestas rápidas que se requieren para salir del pozo.
Hablar de pozo no es metafórico si se piensa que la pobreza que produjo esa doble crisis abarca ya a más del 40 por ciento de los ciudadanos y que el desempleo pasó los 13 puntos. Estos índices serían mucho más altos sin los aportes que realizó el Gobierno, porque la caída de la economía fue de 19 puntos.
El Gobierno buscó con las nuevas medidas resultados en el corto y mediano plazo, porque si esa situación se mantuviera, los medidores sociales empeorarían.
El ataque furioso de las grandes corporaciones de medios y sus columnistas distorsionó en gran medida el escenario político y buscó mostrar al Gobierno aislado del mundo empresario. El anuncio mostró una realidad diferente. La Mesa de Enlace no estuvo, pero sí el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), así como numerosos dirigentes de la industria, como Miguel Acevedo y CEOs de Techint, dirigentes de las Cámaras de la Construcción y Minera, incluyendo los petroleros.
El lanzamiento de estas medidas mostró el verdadero escenario donde se expresaron los actores de la economía interesados en la reactivación así como aquellos que se ubican en la vereda opuesta, como la Mesa de Enlace, cuyos dirigentes fueron invitados, pero ninguno quiso asistir.
El acto del 17 será la primera expresión popular de respaldo al Gobierno desde que asumió, ya que los actos del oficialismo quedaron muy limitados por la pandemia. La oposición acusa al gobierno de restringir las libertades con la cuarentena. Pero los únicos que se restringieron fueron los que respaldan al Gobierno, porque la oposición hizo todos los actos que quiso para oponerse a diversidad de temas sin que le importara que esas concentraciones actuaran como difusores de la epidemia.
La convocatoria para el 17 está circulando en las redes y en mensajes de WhatsApp que se multiplican. La manifestación será en un mapa digital. El acto virtual se transmitirá por streaming y los organizadores quieren que los asistentes puedan sumar su avatar para interactuar con otros participantes dentro de una imagen virtual que podría ser la Plaza de Mayo. Para participar se distribuirá una aplicación que se bajará a los celulares y funcionará como un zoom populista, o sea, inclusiva, sin límite de participantes.
La organización no resulta fácil, pero cuenta con el entusiasmo de la mayoría que vio sin poder moverse de sus casas los insultos y la violencia en las manifestaciones opositoras. Si logran la participación masiva que esperan, sería también un récord tecnológico mundial.