Según datos de la empresa Aguas del Norte de Salta, un usuario tipo en la provincia (que representa un grupo familiar de entre 4 a 5 personas) consume unos 23 mil litros de agua por mes. Ello implica 4.600 litros por persona por mes, y aproximadamente 153 litros por día por persona.

Tomando ese parámetro, en una comunidad con 60 personas se necesitarían 9.180 litros por día. El miércoles último, cuando este medio publicó la falta de agua que padece la comunidad del Pueblo Wichí de Lote 6, ubicada en Rivadavia Banda Norte (RBN), la Municipalidad les llevó 7 mil litros de agua. “Ya no nos queda”, dijo a Salta/12 este viernes Eligio Suárez, referente de la comunidad ubicada a 10 kilómetros de Los Blancos y a 20 kilómetros de Coronel Juan Solá (más conocida como Morillo), ciudad cabecera del municipio de RBN. 

Incluso tomando de referencia las mediciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que indica que el uso de agua debería ser de 50 litros por persona por día, apenas si lo que llevaron podría alcanzar a la comunidad para dos días y medio. Con mucha suerte, el lunes que viene llegará una nueva carga de agua al Lote 6.

“Ni a la sombra se puede estar”, dijo Suárez al señalar que con las temperaturas que superan los 40°C “la gente se quiere bañar”. Antes usaban el agua de la represa “pero ya quedó barro nomás”. Un efecto más que produjo la sequía, una de las peores en muchos años que afecta a parte del departamento General San Martín y todo Rivadavia.

En la comunidad El Algarrobal, ubicada en la periferia de Pichanal, uno de los municipios del departamento Orán, los habitantes reciben el agua por una manguera que está conectada al último caño de la red del pueblo. Las temperaturas desesperan y el agua llega cada vez con menor presión, casi con un hilo, que es recolectado en bidones, baldes y hasta jarras, debajo del sol. 

Allí hay una instalación para la provisión de un pozo que se perforó en 2019. Pero el agua que sale de ese pozo tiene olor a cloaca. Para no desperdiciar el agua potable, en esa agua con olor se pone lavandina para lavarse las manos y cumplir de esta manera con las medidas preventivas ante la pandemia de la covid-19. 

Hace más de un mes hicieron el reclamo público “pero nada cambió”, dijo Nelson Campos, referente de esa comunidad wichí. Contó que aunque hicieron reclamos en la Municipalidad, a cargo de Sebastián Domínguez, solo se llevan amenazas de ser desalojados por la Policía.

En Kilómetro 1 de Misión La Paz (una de las comunidades de Santa Victoria Este, otro de los municipios del departamento Rivadavia), el pozo que hicieron hace tres años “se rompió a los 6 meses”, dijo Roberto González, referente de la comunidad. Pero tampoco servía para consumir porque el agua salía salada. La alternativa es que los camiones de la Municipalidad lleven el agua a las comunidades pero “no dan abasto. Porque con la sequía se amontonan los pedidos”

La otra posibilidad es “acarrear” el agua desde Misión La Paz, distante 4 kilómetros por caminos complicados de transitar. En un carrito tirado por una moto “llevamos un bidón aunque sea”, para poder tener agua

La tercera alternativa es “un caño que está conectado a los pozos de Misión La Paz y llega a la comunidad pese a que es lejos”, contó González. Allí junta cada familia para abastecerse pero solo por las noches, que es cuando más agua puede llegar. La comunidad cuenta con 6 tinacos de 1.100 litros cada uno en los que la Municipalidad les deposita el agua que deberán repartirse entre 22 personas por dos semanas aproximadamente. A veces no alcanza para darse un baño. La posibilidad que queda es ir a bañarse al río Pilcomayo, a unos 3 kilómetros “para ahorrar un poco” el agua potable para el consumo.

Cisternas sin finalizar

La Mesa del Agua para el Chaco salteño se creó en 2016 con tres instituciones del sector de la sociedad civil para articular acciones con el gobierno provincial y dar respuesta a estas situaciones. Actualmente cuenta con más de 77 organizaciones locales, nacionales e internacionales que hacen los diagnósticos y articulan los trabajos con el territorio.

Desde ese momento logró firmar convenios y hasta la sanción de una ley provincial a fines del año pasado para que cada construcción que se realice en el Chaco salteño cuente con una cisterna de cosecha de agua.

En el caso de la comunidad Lote 6, la cisterna, que tiene capacidad de 16 mil litros, está hecha pero por problemas que al parecer fueron de logística, el camión de la Municipalidad no pudo llevar toda el agua necesaria para llenarla. La cisterna está lista desde agosto de 2019, pero con la sequía fue imposible que se llene con agua de lluvia.

De un proyecto de 2.000 cisternas para el Chaco salteño se firmó un convenio entre Provincia y Nación para que se construyan 100. De esta tanda, hay 20 en construcción que aún no se terminaron.

La tensión que se genera entre la urgencia y las obras en curso se demuestra en recurrentes reclamos de comunidades que atraviesan la sequía. Fuentes de la Mesa del Agua indicaron que se prevé disponer un nuevo sistema de alerta “para llegar antes que llegue la necesidad del agua”.

Mientras, afirmaron que las acciones se articulan entre los municipios, el Ejército (que se encuentra aún en terreno con plantas potabilizadoras) o el programa ATLAS (Asistencia Técnica a Localidades Ailsadas), dependiente del Ministerio de Infraestructura de la provincia, para poder dar respuestas inmediatas. Pero afirmaron que pese a poner un esfuerzo mayor y trabajar en el territorio, la situación de la pandemia ha generado inconvenientes difíciles de sortear.