Nueva Caledonia es un territorio francés ubicado en el Pacífico, de algo menos de 300 mil habitantes, y que mañana votará mañana su segundo referéndum por la independencia, dos años después de la derrota independentista en una votación en la que llegaron al 44 por ciento.
En la actualidad, los independentistas, mayormente socialistas, suman 26 de 54 bancas en el parlamento del enclave colonial, que Francia anexó en 1853. El referéndum de 2018 causó sorpresa por el caudal de votos de los soberanistas, en un país de mayoría de indígenas que perdieron sus tierras a manos de los colonizadores.
Las tensiones derivaron en fuertes enfrentamientos a fines de los '80 y la crisis se canalizó en el llamado Acuerdo de Numea, firmado en la capital de Nueva Caledonia, por el cual se comenzaron a discutir mayores niveles de autonomía, en un país que alberga el 25 por ciento de las reservas de níquel (componente clave en la fabricación de productos electrónicos) en el mundo.
Los analistas consideran que la brecha entre los soberanistas y quienes quieren seguir como súbditos franceses se ha achicado, aunque se duda de una victoria del "Sí". "Para mí sería una sorpresa que gane el 'Sí'", afirmó el doctor en geopolítica Pierre-Christophe Pantz.
La votación de mañana no se verá afectada por la pandemia de coronavirus, dado que Nueva Caledonia prácticamente no tiene infectados (se registraron 27 casos) por Covid-19 y los caledonios llevan una vida normal.
"Hace dos años había un consenso sobre todos los temas, hoy el ambiente político es venenoso, ya no hay diálogo", afirmó el diputado no independentista Philippe Dunoyer sobre el clima que se vive. Pantz coincidió en que "el clima político se ha endurecido" y que hay una "radicalización entre los dos campos, el diálogo se ha roto".
¿Qué pasará si se consuma la victoria del independentismo? Nueva Caledonia se convertirá en un estado soberano, con un período de transición en el que habrá traspaso de competencias en materia de seguridad y justicia. Además, se terminará la asistencia francesa, de unos 1500 millones de euros al año.
Ese dinero puede ser un factor determinante. "No podemos vivir sin el dinero de Francia", manifestó Gil Brial, director de campaña de la coalición anti-independentista, que reúne a seis partidos políticos de derecha.
"El país es lo suficientemente maduro para asumir la plena responsabilidad de sí mismo", afirmó Charles Washetine, portavoz del partido independentista Palika, para quien el triunfo del "Sí" no debería entenderse como "un voto contra Francia".