"Actuar como policías no es matar a quienes creen autores de un hecho delictivo. La intención fue de participar como matones cuando el hecho ya no existía". Con esas palabras el fiscal Adrián Spelta cerró ayer su acusación contra cinco policías juzgados desde hace un mes por el brutal crimen de Jonatan Herrera, mientras lavaba su auto en barrio Tablada. El funcionario judicial reiteró el pedido de prisión perpetua para Ramiro Rosales y Gladys Galindo, como los autores de la muerte. Otros tres policías también estuvieron sentados al banquillo por los delitos de tentativa de homicidio y abuso de armas. Los querellantes reclamaron que la familia sea reparada. "Su función era la de preservar la vida, pero hicieron todo lo contrario. Hay una necesidad de ponerle un límite a estas acciones de la policía", dijo el abogado Salvador Vera, en representación de María Elena, madre de Jonatan. Mañana los jueces Juan Carlos Curto, Rodolfo Zvala y Juan José Alcarcón darán a conocer la fecha del veredicto.

Luego de un mes de producción de la prueba para la que desfilaron decenas de testigos por la sala 1 de Tribunales, ayer se realizaron los alegatos de cierre del juicio oral y público por el crimen del joven de 23 años a manos de la policía. La fiscalía repasó una por una las pruebas en contra de una oficial del Comando Radioeléctrico y cuatro jóvenes agentes de la Policía de Acción Táctica.

Aquel 4 de enero, Jonatan, su hermano y un primo lavaban el auto en Seguí y pasaje Villar cuando dos móviles del Comando pasaron persiguiendo a un presunto ladrón en una moto. Cuando lograron reducirlo con un disparo en la pierna, cinco agente de la PAT descendieron de la línea 133. "Iban más de 20 policías en el colectivo y solo ellos decidieron bajar y tirar", señaló Spelta. El primer disparo, del arma del agente Rodríguez, le dio a Jonatan en el tobillo, mientras estaba de espaldas, semiagachado, por la balacera previa; ahí empezó la segunda secuencia de disparos: Rosales le tiro a Jonatan mientras intentaba resguardarse tras unos tachos de agua. La bala ingresó por el muslo y tocó una arteria central. La oficial Galindo, del Comando, le dio un tiro que rozó el cráneo que causó una herida mortal. El fiscal dijo que la mujer disparó aún cuando sabía que el ladrón había sido reducido. De hecho, un compañeros le gritó para que dejara de tirar. Ambos impactos fueron mortales para Jonatan. "Lo ejecutaron", dijo el fiscal, quien  minimizó el planteo de que se trató de agentes inexpertos, recién egresados; y dijo que su actitud tras el hecho se limitó a juntar las vainas del lugar. De hecho, recordó que hay otros tres agentes imputados por encubrimiento, en una causa paralela que aún no llegó a juicio. También descartó la posibilidad de que hayan confundido a Jonatan con el condenado por robo, ya que éste tenía remera blanca; y Jonatan, roja.   Vera, por su parte, señaló: "Todos actuaron abusando de su función de policías; la única diferencia es que algunos no tuvieron la misma suerte". Aunque el fiscal excluyó a Alejandro Gálvez de entre los tiradores al cuerpo de la víctima, el querellante aseguró que "los cinco apuntaron a Jonatan". Y agregó: "Desde arriba del colectivo vieron que Brian V. (el sindicado ladrón) estaba de blanco; y también cuando lo cruzaron. En dos oportunidades lo vieron; sin embargo, dispararon contra Jonatan. Desplegaron una conducta claramente homicida; mientras que Jonatan estaba desarmado", dijo. Y reclamó al Tribunal: "Ustedes tienen una misión relevante para traer justicia y paz a esta familia y a la sociedad".

En tanto, la querella de la madre del hijo de Jonatan, representada por el abogado Gustavo Feldman, expresó que a Herrera lo alcanzó "una lluvia de balas", cuando "no había nada ni nadie de quién defenderse. Hubo un uso de la fuerza letal". Y cerró: "Peor que el crimen sería la impunidad", en relación a que se esperan condenas que estén a la altura del hecho.