Los tres mil millones de pesos que el martes pasado anunció el Presidente en Rosario para "seguridad" es producto del trabajo que viene realizando el gobierno provincial desde hace meses antes que una respuesta decidida sobre la marcha, con ribetes de "reto" por la frase utilizada por Alberto Fernández en el Hipódromo rosarino luego de que el intendente Pablo Javkin expusiera el problema y lo ratificara el propio gobernador, que los precedió en el uso de la palabra. "Le pido al gobernador que le preste atención a Rosario", fue el título que dejó el jefe de Estado, quien cada vez que llegó a la ciudad no pudo evitar la alusión a un tema que ni la pandemia ha desplazado del centro de atención.
Es que más allá de la gravedad sanitaria y epidemiológica, en lo que va del año las muertes en episodios de violencia son casi tantas como el número de víctimas de la covid 19. Si bien es cierto lo que refieren las autoridades del Ministerio de Seguridad en cuanto a que la mayoría son disputas territoriales ente bandas de narcos, hay otros casos --balaceras incluidas-- que causaron víctimas ajenas a esas contiendas, en situaciones que no reportan a la narcocriminalidad, episodios como robos, arrebatos, entraderas y diferentes modalidades delictivas recalientan un clima de zozobra instalado hace mucho tiempo en la ciudad.
Sobre esto trabaja el ministro Sain, que llegó al cargo por sugerencia del Presidente al gobernador. Inicialmente con el adecentamiento de la fuerza, que tenía más participación en el problema que la solución, y naturalmente la "resistencia al cambio" hizo su parte cuando comenzaron los cambios que motivaron --entre otras cosas--la remoción de varios jefes, entre ellos el número uno, Víctor Sarnaglia, a quien había ido a buscar a su casa personalmente Perotti. Esto deja en claro que, a pesar de actitudes destempladas para cualquier funcionario, el respaldo a Sain va más allá de su temperamento que hasta el momento es más notorio que sus logros. Su continuidad dependerá de los resultados, no únicamente de las estadísticas que por ahora no lo benefician sino por la suerte que corra la reforma propuesta por el fundador en su momento de la policía de Seguridad Aeroportuaria, lo que le valió el reconocimiento y prestigio que pone en juego ahora en Santa Fe.
Pero reducir el tema de "seguridad" exclusivamante al combate policial del delito es una metodología que el propio Sain sabe que es insuficiente.
El anuncio de los tres mil millones fue bien recibido por todos, incluido el intendente --que había avisado un par de días antes a la Casa Rosada y a la Gris que haría público ese planteo-- y el propio Fernández en diálogo con los periodistas después del acto mencionado, lo "habilitó" para que "decidan con el gobernador cómo se invierte ese dinero".
A las pocas horas, hubo quienes no resistieron la tentación de transformar ese monto de dinero en miles de pistolas 9 milímetros, más cantidad de chalecos antiblas, ahora también pistolas Taser (ver nota de tapa) y un número importante de patrulleros y motos, como si la "seguridad" fuera exclusiva y excluyentemente un tema policial.
La provincia de Santa Fe, y particularmente Rosario, superan la oprobiosa media nacional de pobreza del 40 por ciento, con la mitad de los chicos menores de 15 años en esa condición, lo que equivale a más de medio millón de pobres en la zona en la que se facturan dos tercios de las exportaciones nacionales.
¿Qué tal si de esos tres mil millones una parte se destina a dotar de conectividad a todos los habitantes de Rosario, y por qué no, de la provincia? No está mal que se propongan nuevas luminarias con leds para las barriadas y sistemas de video vigilancia, y desde ya más equipamiento policial. Pero no sería una mala inversión --teniendo en cuenta los datos existentes que certifican que hay celulares en todas y cada unas de las casas-- dotar de wiffi a toda la ciudad. No solo permitiría alertar de inmediato ante un delito en curso, sino acercar comunidades, recibir y generar contenidos de todo tipo, desde educativos a laborales y de divertimento, reactivar programas sociales como fue en su momento el "Nueva Oportunidad" con un soporte tecnológico hoy ausente.
No es una originalidad, pero sí una variante. Se ha implementado en diferentes ciudades de latinoamérica en donde el mapa del delito no era menos cruel que el de Rosario y Santa Fe.
Para eso hay que convocar un equipo multidisciplinario, en que el desde ya debe estar el Ministerio de Seguridad, pero también otros, como Educación, Acción Social, Obras y Servicios Públicos y Cultura. Es decir el Gobierno y expertos en una problemática que no se resuelve con más patrulleros y hombres y mujeres de azul.