"Todavía cargo con el título de 'Kid', aunque estoy lejos de eso", dice Ralph Macchio. "Me colgaré de eso todo lo que pueda". El actor neoyorquino que saltó a la fama en 1984 con Karate Kid tras impresionar a Francis Ford Coppola con Los marginados, nunca se quitó de encima del todo esa persona: el pre-adolescente de ojos abiertos, el buen pibe quintaesencial de Hollywood. Con 58 años "pero todavía con un aire algo juvenil", Macchio trae de vuelta al chico de Karate Kid, Daniel LaRusso, como un hombre bastante más complicado. Lo hace en Cobra Kai, la secuela serializada de la película originalmente producida para YouTube Premium.
Cobra Kai encuentra a LaRusso compartiendo el protagonismo con su viejo rival Johnnny Lawrence (William Zabka), ahora en el rol de un tipo desgastado, mientras vuelven a encender su antiguo enfrentamiento al entrenar a una nueva generación de luchadores adolescentes. Las dos primeras temporadas de Cobra Kai están disponibles en Netflix, con una tercera temporada producida exclusivamente para el gigante del streaming que se verá el año próximo.
Durante la entrevista Macchio habla con entusiasmo de la nueva serie, e insiste con que en medio de un panorama lleno de reboots y remakes Cobra Kai se distingue del malón. "Los tipos que escriben el show son los tres más grandes fanáticos de Karate Kid que podés encontrar; saben mucho más de esas películas que yo. Creo que es por eso que esto se sitúa al tope de la lista: realmente hace que los fans de larga data lo sientan como una celebración, como esas viejas comidas hogareñas".
"Karate Kid es una de las películas de esa era -creo que Volver al Futuro puede ser la otra- que realmente soporta el test de pop cultural del tiempo", continúa el actor. "Si tenés que vender el poster, la gente ya sabe de qué se trata; es cálida, es como la mejor hamburguesa con queso que hayas probado. Y la gente quiere probarla de nuevo".
A la vez que Cobra Kai se mantiene fiel a los personajes establecidos en la película y sus dos secuelas, le permite a Macchio agregar un poco más de sombra a su performance. "Karate Kid era un film muy blanco y negro", dice. "El bien contra el mal. Daniel el bueno, Johnny el malo. Miyagi bueno, Sensei Kreese malo. Cobra Kai difumina esas líneas, tus lealtades cambian capítulo a capítulo".
Si Cobra Kai le permite revelar su lado más oscuro, su participación en The Deuce -la extraordinaria serie de HBO creada por David Simon y George Pelicanos que retrata el mundo de la industria del sexo en New York a través de los setenta y ochenta- le dio la oportunidad de interpretar a un mal policía, en todos los sentidos del término. Como el oficial Haddix, Macchio es una representación muy poco inspiradora y cínica de la apatía y corrupción policial. "Obviamente, la corrupción en el Departamento de Policía de New York en los setenta era algo rampante", dice Macchio. "Entonces había corrupción y crímenes, y una masiva cantidad de dinero pasada por debajo de la mesa. Y las drogas eran parte de eso".
Macchio quiere hacer una distinción entre la policía tal como se retrata en The Deuce y el cuerpo policial de hoy: "Según lo veo yo, no es una corrupción desenfrenada como sucedía en los setenta y los ochenta. Creo que lo que sucede hoy es que las cosas son muy politizadas, se las pone bajo el lente amplificador de las redes sociales. En un nanosegundo hay una cosa que ves y arrasa por todo Instagram y Twitter, y la perspectiva y lo que realmente es se convierte en otra cosa. Tal como van las cosas, estamos en un lugar horrible. La tecnología te da la posibilidad de echar luz sobre algo, aunque no esté muy claro qué es lo que estás mirando."
"Realmente extraño The Deuce", dice Macchio, aunque la tercera y última temporada de la serie se emitió apenas el año pasado. "No es que no haya sido muy respetada, pero necesita ser vista por más gente, y tengo la esperanza de que con el correr del tiempo así será. Amé ser parte de eso. El trabajo de Maggie Gyllenhaal y James Franco y algunos de los otros integrantes del elenco, como Emily Meade... fueron performances espectaculares, heroicas. En ese show las mujeres eran muy fuertes".
El escenario de The Deuce, recreado de manera meticulosa por los directores de arte y los diseñadores de producción de la serie, transportó a Macchio a su propia historia en New York. "Recuerdo estar caminando por Times Square con mis padres cuando tenía 11 o 12 años, yendo a ver mi primera puesta de Broadway: el olor y el paisaje de esa sección de New York. Hubo momentos en los que estaba viendo The Deuce y realmente creía estar percibiendo ese olor", dice. "Recuerdo ponerme esos trajes de tartán y esas corbatas anchas; me veía como mi padre. Recuerdo a mi tío vistiéndose así. Con lo que fue divertido ir atrás en el tiempo, porque crecí en New York y estuve alrededor de la ciudad toda mi vida. Estuve en una puesta con Robert De Niro llamada Cuba and his Teddy Bear en 1986, alrededor del momento que se retrata en la tercera temporada de The Deuce. Recuerdo bien ese tiempo, esa especie de transformación desde el comienzo de la industria del porno hacia el sida, cómo se limpió todo eso. Ahora es Disneylandia."
Macchio ha aparecido en otras puestas -tomó el rol que hacía Matthew Broderick en la gira nacional del musical How to Succeed in Business (Without Really Trying)- y comparte la preocupación de muchos actores por el futuro de Broadway en la pandemia. "No sé cuándo abrirán los teatros de nuevo", dice. "Realmente no lo sé. Lo que le está pasando a la comunidad de Broadway es muy preocupante."
A pesar del reciente éxito de The Deuce y Cobra Kai, Macchio es aún más conocido como actor de películas. Describe el tiempo pasado trabajando junto a directores como Francis Ford Coppola y Walter Hill (en Crossroads, 1983) como "una escuela". "A esa edad absorbés mucho", dice. "A menudo pasaba el tiempo con los responsables de la fotografía, algunos de los mejores profesionales que trabajaban en esas películas que se ven tan bien, como Stephen Burum y John Bailey. Me la pasaba preguntándoles por qué usaban tal o cual lente, qué hace esto y aquello, cómo funciona eso... probablemente era insoportable, pero amaba todo eso. Cuando no estaba filmando me la pasaba en el set, podía estar viendo el trabajo del asistente de cámara, simplemente aprendiendo". Fue una experiencia que probó ser vital para Macchio cuando más tarde se paró detrás de la cámara para dirigir sus propios cortometrajes.
Tras protagonizar -junto a Joe Pesci y Marisa Tomei- la celebrada comedia Mi primo Vinny, Macchio vio que el trabajo empezaba a escasear. Los "años de aguantar", como irónicamente los llama, duraron hasta bien entrados los años noventa. "A veces jugaba demasiado seguro cuando las cámaras rodaban", señala. "Creo que a mi yo más joven le diría que quizá tome más riesgos creativos. Quizá si hubiera encarado las cosas de manera diferentes podría haber encontrado algunas otras oportunidades." De todos modos, según dice, "no me arrepiento de las decisiones que tomé. Cuando me detengo en películas como Los marginados (dirigida por Coppola en 1983), que fue mi primer gran trabajo cinematográfico, creo que estuve justo en el centro de ese personaje, me siento orgulloso de lo que hice ahí", asegura y agrega: "Siempre chequeo el paracaídas antes de saltar. Conozco a un montón de gente que salta y lidia con el paracaídas mientras cae. Pero es parte de lo que soy."
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.