En tiempos de reconfiguraciones sociales múltiples, las artes escénicas barajan, dan de nuevo y rearman sus prácticas con nuevos sentidos. 20 estrategias para negar la realidad es, precisamente, uno de los proyectos actuales más representativos de esa resiliencia creativa que propone, según sus creadores, una apropiación poética del escenario digital.

A través de Zoom, todos los lunes a las 21, trece performers se dan cita para crear una experiencia en vivo que combina recursos teatrales como la improvisación, el humor y hasta el absurdo con las herramientas propias de la virtualidad (www.alternativateatral.com/obra72547-20-estrategias-para-negar-la-realidad). Carolina Alonso; Juan Brousset; Vicente Bustos; Dolores Cano; Joaquín Fioroni; Mariana Kesselman; Santiago Kuster; Andrea Ortego; Valentina Pagliere; Malena Schnitzer; Florencia Schrott; Joaquín Sesma y Mónica Zwaig son quienes integran este colectivo de artistas que germinó a la distancia.

“Nos habíamos anotado en un taller de experimentación escénica dictado por Gustavo Tarrío, y justo al inicio se decretó la cuarentena. Ahí, entonces, fue cuando Gustavo propuso hacer los encuentros por Zoom y así fuimos investigando las posibilidades de la plataforma apoyados en la necesidad de seguir produciendo material escénico. Con dudas y prejuicios sostuvimos los encuentros, incluso finalizado el trabajo con Gustavo, y de a poco fuimos afianzándonos”, cuenta Florencia Schrott.

De esa manera, y motorizado por personas que no llegaron a conocerse de forma presencial, avanzó un proyecto pensado desde y para lo virtual. “La propuesta que nos hizo Gustavo nos hizo investigar la plataforma Zoom y colocó a todo el grupo en una posición activa frente a una realidad en la que todo se detenía. Encontrar oportunidades para que cuerpos actuantes puedan ponerse en juego no significaba eludir el hecho de que carecíamos de un espacio material en el que pudiéramos encontrarnos, sino que nos invitaba a hacerle preguntas al espacio virtual. ¿Cómo podemos generar intimidad?, ¿Qué narrativas surgen del uso específico de esta plataforma?, ¿Cómo podemos hacer uso de las webcam de modo tal que nuestra imagen pueda hacer contacto con quien la recibe?”, comenta Juan Brousset acerca de los primeros planteos que guiaron la propuesta.

Indagar en el universo digital y desentrañar las posibilidades que éste ofrece para la producción artística fueron el punto de partida y al mismo tiempo un ejercicio de aprendizaje. “Este trabajo es un experimento lúdico”, plantea por su lado Mónica Zwaig. “Es desafiante intentar trabajar el lenguaje escénico con algo que no está hecho para eso. Desde el inicio nos interesó la idea de investigar la propia plataforma online y entender qué zonas de comunicación habilitaba. Por eso 20 estrategias…no es una obra escrita con una dramaturgia tradicional, y tampoco intenta resolver ningún problema entre la teatralidad y lo digital, sino una obra de procedimientos con las herramientas con las que contamos hoy. Y además en cada función cambiamos los roles y los contenidos, lo cual nos permite mantener el material siempre vivo”.

Trasladada al campo de lo escénico, la llamada “nueva normalidad” es un camino que recién empieza a explorarse. “Al comienzo de la pandemia yo tenía una absoluta negación a pensar que era posible la experiencia artística a través de las pantallas del Zoom. Pero debo decir que luego de largas jornadas de investigación, prueba, error, frustración, lío y desquicie cibernético, la experiencia es absolutamente placentera y revolucionaria”, suma Joaquín Sesma, que bautiza a cada función que realizan como “zoomción”.

El debate acerca del teatro virtual divide aguas entre artistas. Oxímoron para algunos, un paliativo para otros, la realidad es que hoy las pantallas siguen siendo la única posibilidad de encuentro con el público. “Las plataformas se convierten en este momento en un acto de resistencia y en un acto poético. El Covid, el aislamiento social, o ambos, nos arrojaron a un nuevo espacio que además llegó para quedarse y es el más habitado del último tiempo. No se trata de si nos gusta o no nos gusta Zoom, ni tampoco de cuadrar lo que hacemos en el término `teatro´, porque de hecho pensamos que no lo es. Pero el digital, queramos o no, es un nuevo espacio y, aunque sea para criticarlo, desnudarlo o simplemente para repensarlo, nos parece fundamental usarlo como formato de expresiones artísticas”, reflexiona Schrott.

En esa línea de ruptura del binarismo de lo real y lo virtual, también se manifiesta Brousset: “Sabemos que la convivencia de los cuerpos es fundamental e irremplazable para que el hecho teatral ocurra, pero eso no nos ha impedido preguntarnos sobre cómo podemos crear comunicación ficcional y sensible en la digitalidad del espacio. Y esto, lejos de ser un plan para reemplazar lo irremplazable, es una oportunidad para habitar los espacios que las personas ya venían habitando y que hoy habitan en exceso. En este sentido, nos da muchísima satisfacción saber que nuestro experimento permite una resignificación positiva de una plataforma que está asociada con un hastío que en muchos casos llega a ser muy angustiante”.

"Estoy harta de buscar estrategias para negar la realidad", comentó una integrante en una de las tantas reuniones virtuales compartidas. Y de allí nació el título elegido. “La realidad es un elefante en el medio de la ruta. No podés no verla, pero podés tratar de seguir avanzando igual. Y eso es un poco lo que nos pasó en marzo, -define Zwaig-. Una creación colectiva es una gran negación de este contexto. La negación es un chiste para poder pasar a otro tema, una estrategia en sí misma, imposible, que nos deja corrernos con ironía hacia una zona más poética y menos paranoica. Nos gusta pensar la obra como una pieza cósmica, y también como una partitura, en la que las estrategias serían notas y la música el resultado de todo este procedimiento”.

La pospandemia es incierta. Y el teatro no tiene fecha de regreso. Pero, según Sesma, la performance colectiva llegó para quedarse. “La ventaja es que lo que hacemos tiene una posibilidad de adaptación y reconfiguración infinita, entonces el futuro nos genera mucha expectativa. Esto recién empieza”.