(ATENCION: ESTE ARTICULO CONTIENE SPOILERS SOBRE THE WALKING DEAD Y THE WALKING DEAD: THE WORLD BEYOND)

Fue una curiosa coincidencia: a comienzos de este año, una pandemia le puso el freno a otra pandemia. El 5 de abril, Fox emitió en la Argentina “The Tower”, el episodio 15 de la décima temporada de The Walking Dead. Una season que había levantado notoriamente la puntería con respecto a las anteriores, con el enfrentamiento entre los Susurradores y las comunidades antes lideradas por Rick Grimes en su punto culminante. El ritmo había mejorado, los productores habían retomado el recurso de cada tanto meter una muerte resonante –aunque nunca como en los comienzos, cuando no convenía encariñarse con nadie-, las revelaciones sobre el destino del sheriff abrían un camino interesante. Todo estaba abierto para el atrayente clímax que insinuaba “A Certain Doom”: pero entonces la pandemia del coronavirus detuvo a la pandemia de walkers, el último episodio quedó trabado en la posproducción y el desenlace debió esperar.

La cadena AMC, productora original de la serie basada en el comic de Robert Kirkman, Tony Moore y Charlie Adlard, reformuló entonces su estrategia de ampliación del universo de muertos vivos. Como previa del estreno de la sexta temporada de Fear The Walking Dead (el próximo domingo 11 en Estados Unidos, el 12 aquí a través de AMC), este fin de semana puso un moño a la serie madre y le abrió la puerta a un nuevo producto. Una de ellas estuvo a la altura; la otra se pareció bastante a una nueva decepción en una saga a veces demasiado floja de papeles.

Primero lo primero. Allá por abril, los ahora nómades encabezados por Daryl quedaron en la incómoda situación de estar sitiados por una gigantesca horda manejada por Beta, algo irritado por la muerte de su líder Alpha. Que esa muerte fuera causada nada menos que por Negan, el otrora mejor villano de la serie y ahora aliado de los "buenos", fue una de esas vueltas de tuerca que había renovado la confianza. El finale “A Certain Doom”, entonces, tenía un campo interesante para cerrar el arco de los Whisperers y establecer nuevos lazos con lo que será otra fase en la historia, representada en las tres películas que protagonizará Rick y el mundo que pinta el nuevo spinoff.

¿Cumplió The Walking Dead? Sí y no. Acostumbrado ya a ciertas inconsistencias, el espectador tiende más a celebrar el regreso de Maggie (Lauren Cohan, quien tuvo una salida abrupta por sus reclamos de igualdad salarial) que a plantear cómo logra llegar al refugio sin “disfrazarse” de walker. La décima temporada tuvo algo bastante parecido a un final feliz, quizá demasiado feliz: puede sonar cruel, pero que no muriera ningún personaje relevante pareció demasiado complaciente para una serie que supo mantener la tensión liquidando a personajes queridos como Glenn o Hershel.

Así, Beta tuvo una muerte espectacular a manos de Daryl, Carol tuvo su reivindicación conduciendo a la horda hasta un abismo cual flautista de Hamelin, Negan y Lydia siguieron su conversión hacia el espectro de “buenos”, Carol y Daryl cruzaron miradas endulzadas que preanuncian su propio spinoff, Connie reapareció con vida... y hubo un gran, inesperado momento con los caminantes “bailando” al ritmo de “Burning Down the House” de Talking Heads. La única incógnita quedó en ese final con Eugene, Ezekiel, Yumiko y Juanita –una gran incorporación al elenco- rodeados de esa suerte de Stormtroopers presumiblemente pertenecientes a la misma organización que se llevó a Rick Grimes. Lo cual, obviamente, lleva a... la gran decepción.

The Walking Dead: The World Beyond.

“Brave”, el primer episodio de The World Beyond, cometió el peor pecado en materia audiovisual: ser aburrido. Obligados a construir un nuevo escenario, los creadores Scott M. Gimple y Matthew Negrete pusieron en pantalla el Omaha Campus, un refugio con casi diez mil habitantes, y su relación con la República Cívica, poderosa organización que oculta incluso su ubicación, cuenta con helicópteros y armamento de primera línea y tiene entre sus líderes a Elizabeth Kublek (Julia Ormond). Ese fue el segundo pecado: desde su primera aparición, está claro que el discurso componedor de Kublek oculta a una nueva tirana. Y la presunción tuvo su confirmación en la escena final, un intento de abrir expectativas con lo que vendrá en el nuevo spinoff.

Pero en eso de retener audiencia, The World Beyond quizá la tenga difícil. Los cuatro adolescentes “pospandemia” no parecen muy preparados para salir al campo, por más que algunos de los pocos “empties” (“Vacíos”, el eufemismo utilizado aquí para seguir evitando la palabra “zombie”) que se vieron en el debut se hayan parecido a floreros, en el cabal sentido de la palabra. Que el padre de Iris y Hope Bennett esté buscando una cura secuestrado en New York, que Kublek –quien recuerda de manera inquietante a la Tía Lydia de El cuento de la criada- esté dispuesta a salir de cacería, no parecen demasiados atractivos para un nuevo producto en un panorama ya tan superpoblado como la horda de Alpha y Beta.

Resulta extraño preguntarse cuánta vida futura hay para una franquicia poblada de muertos vivos. Quizá la decisión de terminar la serie madre en 2021/22 con una temporada ampliada tenga que ver precisamente con darle un poco de “aire” a la historia general. Pero The Walking Dead, que alguna vez consiguió el milagro de ser una de las series más vistas de la TV paga perteneciendo a un género “de nicho”, compite contra un elemento nada menor: quizá los espectadores hoy prefieran mantenerse alejados de una sobredosis de pandemias.