Nos encontramos transitando la compleja actualidad, con una gran profundización de las desigualdades sistémicas y de precarización de nuestras existencias. La incertidumbre nos habita trayendo un sinfín de sensaciones; el agotamiento se instala y el cuerpo se va volviendo más rígido. Desafiamos la quietud y el encierro. Formamos redes y ante la adversidad del contexto, disputamos nuevos espacios pedagógicos.

La escuela, con todos sus obstáculos, constituye un enclave de encuentro y refugio para niñxs y docentes, que hallamos la manera de producir conocimientos en forma dialógica a través de las prácticas político-pedagógicas que exceden los contenidos curriculares legitimados formalmente.

La virtualidad intensifica lógicas neoliberales y demuestra que en el sistema educativo que se quiere imponer no hay lugar para los sectores vulnerados. Tal es el caso de CABA, donde el gobierno pretende exponer a lxs pibxs, a quienes no garantiza ni dispositivos ni conectividad, a clases en patios de escuelas o plazas. Mientras tanto lxs docentxs estamos vigiladxs y controladxs, nos imponen la prioridad de calificación y la transmisión de contenidos estandarizados.

Poner en evidencia nuevamente la complicidad gobierno-mercado-escuela es urgente, sobre todo si advertimos sobre nuevas formas en las que la constitución de sujetos productivos es prioridad. Sujetxs eficientes, blancxs, cisheterosexuales maquinizadxs para los intereses más hostiles, reprimiendo emociones y desplazando deseos.

En esta dinámica, ¿qué lugar ocupan los cuerpos? ¿Qué lugar los deseos? ¿Dónde queda la ESI?

Nuestra forma de vincularnos con lxs estudiantes solía ser situada, corporal y de confianza y ha sido un espacio de lucha de quienes venimos de experiencias de educación popular, de colectivas feministas y de la disidencia sexual. Nuestra resistencia está en hacernos presentes, en la contención y el acompañamiento de las trayectorias educativas y vitales de lxs estudiantes. Potenciamos las relaciones que indagan las experiencias colectivas y singulares frente a la normalización de la escuela pública. ¿Cómo seguimos construyendo refugio para estudiantes y docentes?

Apostamos a lo colectivo, lo afectivo y lo sensitivo, que alimenta y nutre las prácticas pedagógicas. Luchamos por una ESI que abra las posibilidades de Existencias Sexuales Infinitas. Tejemos redes que permitan la continuidad del vínculo entre la escuela y lxs pibxs, que se constituyan como fugas del modelo heterocispatriarcal, racista y neoliberal, que se opongan al individualismo, a la meritocracia y el extractivismo. Pareciera que pensar, crear, recrear y producir conocimientos situados, no fueran parte de la política educativa de los gobiernos, como tampoco llevar adelante programas que apunten a una educación sexual experiencial, amorosa, no binaria; que dispute deseos, que no estén confinados.

*Frente Docente Disidente - nuestra disidencia es sexual

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