El radicalismo ratificó en su Convención Nacional su pertenencia a Cambiemos, pero reclamó de distintas maneras y con distintos tonos un mayor protagonismo en la toma de decisiones dentro de la alianza oficialista. Al mismo tiempo, dio libertad de acción a los correligionarios para el armado electoral en cada uno de los distritos, una decisión que volvió a desatar el malhumor del macrismo con sus socios: en el Gobierno todavía se escuchan los reproches al presidente del comité nacional de la UCR, José Corral, que decidió que en Santa Fe los radicales continuarán su sociedad con el socialismo en el Frente Progresista, mientras que sus correligionarios porteños agitan la figura del recién renunciado embajador ante los Estados Unidos, Martín Lousteau, para enfrentar al PRO en la Capital. Para colmo, algunos convencionales hicieron sentir con chiflidos su malestar ante la presencia de María Eugenia Vidal en el Teatro Coliseo Podestá de La Plata. “Los cargos y las elecciones pasan, pero los compromisos no”, les dijo la gobernadora.         

La UCR volvió a cavar más profundo en la grieta con el kirchnerismo para ratificar su pertenencia a Cambiemos, pero empezó a escarbar la propia dentro de la alianza oficialista –que definieron como “parlamentaria”– para reclamar mayor protagonismo en las decisiones. 

El ex viceministro de Trabajo de la Alianza Jorge Sappia fue elegido como nuevo presidente de la Convención. El dirigente cordobés fue el encargado de abrir el encuentro y ante unos 300 convencionales de la UCR, en La Plata, reivindicó la convención de Gualeguaychú que acordó la alianza electoral con el PRO: esa decisión, dijo, “permitió devolver a la República Argentina condiciones de institucionalidad que habían sido arrasadas durante los 12 años de la denominada década ganada”. Y sostuvo que Cambiemos “abrió el camino que nos evitó repetir el mal ejemplo de la Venezuela de (Nicolás) Maduro y ese es el camino que debemos transitar ahora”.

“Todavía surgen brotes autoritarios y seguramente que lo que ocurrió el 24 de marzo es una forma de expresión de eso”, advirtió luego Sappia en línea con el macrismo y agregó: “Hay voces altisonantes que pregonan el retorno a etapas de violencia y autoritarismo que deberíamos echar al olvido y eso nos exige avanzar en el proceso democratizador”.

Luego viró sobre la experiencia reciente de la UCR para justificar su acuerdo con el PRO. “Es preciso mantener la actual alianza porque el radicalismo no puede repetir respecto de Cambiemos la etapa que cumplió Carlos “Chacho” Alvarez con nosotros en el gobierno de Fernando de la Rúa”, dijo y arrancó aplausos. No obstante, Sappia advirtió a sus correligionarios que el partido “debe asumir un rol más importante en la toma de decisiones del Gobierno” y resaltó: “Queremos opinar y ser oídos porque 126 años de reserva moral de la república así nos avalan”.

El presidente del interbloque de Cambiemos en Diputados, Mario Negri, eligió el mismo camino. El cordobés afirmó que con el triunfo electoral de Cambiemos “el país evitó ser Venezuela” y justificó las dificultades que dice enfrentar el Gobierno: “Estamos subiendo el Himalaya en bicicleta”, dijo, pero auguró que finalmente el país “despacio va a arrancar”.

Negri planteó después la necesidad de dar “un salto de calidad en Cambiemos”, aunque con un reproche para los propios: “No esperemos que lo hagan los otros, dejemos se ser llorones y pongamos al radicalismo en Cambiemos en términos de valores, propuestas e ideas”.

El santafecino Corral, que decidió mantener el frente con el socialismo en su provincia y la alianza nacional con Cambiemos, estuvo más enérgico a la hora de reclamar mayor protagonismo para la UCR en las legislativas. “Los radicales tenemos que consolidar el cambio. Los radicales son los que tienen que encabezar las listas de Cambiemos”, manifestó Corral.

Ricardo Alfonsín, presente en la convención, ya había manifestado su disconformidad con la conducción partidaria a través de la redes sociales.  

“Nadie reclama la aplicación de un llamado plan B. En todo caso, lo que se reclama es que se cumpla el plan A. Aquel de Gualeguaychú. La UCR dijo allí que, de no imponerse en las PASO, utilizaría todos sus recursos políticos para prevenir decisiones incorrectas y para influir en el rumbo de la gestión. Eso es lo que reclaman muchos radicales. Que se cumpla con la palabra empeñada”, planteó el diputado Alfonsín. 

De la mano del vicegobernador bonaerense, Daniel Salvador, Vidal estuvo en la apertura de la convención en La Plata, mientras algunos silbidos mostraron la insatisfacción de varios correligionarios. “Podemos tener diferencias, podemos debatir y no estar siempre de acuerdo, pero estos valores nos dan un marco de camino por donde transitar en una Argentina donde todavía una minoría cree y quiere que al país le vaya mal para que al gobierno le vaya mal”, soltó la gobernadora macrista.

“Dejemos de lado por una vez, después de décadas, lo chiquito, lo mezquino, la especulación. No ofrezcamos relatos ni grandes banderas que después resultan falsas, ni marketing. Que ofrezcamos lo concreto, lo que cambia su vida y el valor de nuestro ejemplo”, siguió Vidal en tono de campaña. “Los ciudadanos esperan que seamos fuertes, que mantengamos el temple y el curso, que no nos demos por vencidos y trabajemos en equipo”, agregó luego sobre la marcha oficialista del sábado. De todas maneras, no les dio ninguna certeza a los radicales, que saben que la gobernadora es la dueña de la lapicera a la hora de confeccionar las listas de candidatos en su territorio.

Algunos radicales reclamaron imprimir mayor identidad propia a la convención con la marcha partidaria. Fue uno de los pocos deseos cumplidos para quienes más cuestionan el relegado papel que les asigna el PRO.