Los primeros comentarios sobre la historia de Facundo, para qué negarlo, fueron “qué pibe ... salió sin permiso, a dedo, con tal de ver a la novia”. Pasaron los días, el pibe no aparecía y las piezas empezaban a encajar en los patrones de lo sucedido con otras víctimas de la Policía Bonaerense, y en el modus operandi de esa fuerza en historias locales parecidas, por caso el femicidio de Katherine Moscoso, enterrada viva en un médano de Monte Hermoso. Fue así que un organismo de plural conformación como la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) decidió acompañar a la familia querellante. Las cifras de víctimas de violencia policial crecieron tras el inicio del aislamiento social preventivo obligatorio, de lo cual dio cuenta Página12. Éste es el contexto de lo que le pasó a Kufa, como llamaban sus amigos al joven de 22 años que vivía en Pedro Luro. El ex cuñado de Facundo, --que denunció haber sido apretado por la policía para que se autoinculpara y por ese hecho hay una causa penal--, afirma que durante la cuarentena "había una cacería" en esa zona de la provincia de Buenos Aires.
Facundo y sus compañeros de Semillero Cultural y Jóvenes y Memoria (un programa de la CPM) fueron hostigados por la policía local durante años. Luego de buscarlo en todos los lugares y con todas las personas que frecuentaba, su madre Cristina Castro Alaniz acudió a la comisaría de Pedro Luro, donde no le tomaron la denuncia. “Está de putas en Origone”, dijeron un día. “Déjese de joder, su pendejo ya tiene 22, está en Bahía con la novia”, contestaron otro día. Finalmente el 5 de junio se abrió una causa en el fuero provincial, basada solo en testimonios de policías y cuestionada por sus dilaciones.
Los Castro afirman que ahí comenzó el encubrimiento policial y judicial. El fiscal federal Santiago Ulpiano Martínez --quien como juez sostuvo la impunidad para Vicente Massot en la causa por delitos de lesa humanidad en Bahía Blanca-- quiso sacarle a Cristina sus abogados. Partes del ocultamiento son pruebas de la causa federal: la desactivación del sistema de mensajería y el borrado de mensajes entre los policías y sus jefes, los informes de lectoras de patentes denunciados como apócrifos y las amenazas del subcomisario Pablo Reguillón a uno de los abogados, entre otros. Si las policías de Bahía Blanca hubieran sido colaborativas, ¿por qué Cristina pediría a la ministra Frederic que "mande gente de su confianza"?
Tras la difusión de los resultados de la autopsia a los restos óseos de Facundo, los fiscales de la causa Santiago Ulpiano Martínez, Andrés Heim y Horacio Azzolin emitieron un comunicado oficial en el que ratificaron el rumbo inicial. "En el marco de la hipótesis que constituye el objeto procesal de la causa, es decir, la posible desaparición forzada seguida de muerte de Facundo Astudillo Castro, se acordó continuar y profundizar la pesquisa", dijeron. Días antes de la autopsia, Página12 consultó a una alta fuente de la causa sobre la hipótesis del "accidente". La respuesta fue que aún no fue descartada pero no es la principal, la desaparición forzada es la primordial.
Las mismas voces que mencionan la posible muerte accidental de Facundo son las que insistieron al principio con que había sido víctima del entorno de la ex novia, incluso que estaba con vida, como el intendente de Villarino que mencionó una supuesta trama "narco". Son las mismas que siguen hablando de suicidio. "Facundo tenía un proyecto de vida, militaba por los derechos humanos, Estela de Carlotto era su referente", dijo la perito de la familia Virginia Creimer. La fuente consultada afirmó que el suicidio "nunca fue una hipótesis", sin embargo esa posibilidad se sigue escuchando en televisión.
En la junta de peritos en la ex Esma, hubo mayoritaria insistencia en que el cuerpo de Facundo "no tiene lesiones de golpes de terceros". Para la familia significa que, entonces, "tampoco tiene lesiones de golpes por un accidente, sino ¿cómo accidentarse sin lastimarse". Una vez más escuchamos “se ahogó solo” como equivalente a “se cierra la causa”. La familia de Facundo sostiene que lo mataron, pero lejos está de pretender el cierre de la investigación. Por el contrario, afirma que nuevos indicios están madurando sobre la base de la certera identificación de uno de los sospechosos. Así, el resultado de la autopsia no clausura la causa, es un punto de inflexión.
Debatir si la testigo tal le dio galletitas a la persona que levantó en la ruta pero no le preguntó su nombre, --cuyos dichos aún siendo veraces fueron aportados por la propia fuerza sospechada--, distrae la atención y naturaliza que aparezcan huesos en un cangrejal inhóspito, de Facundo y de dos NN, una zapatilla idéntica a la que calzaba en su última foto junto al patrullero del oficial Sosa, al lado de su esqueleto sin manos, junto a huellas de una 4x4. "Un mes más tarde apareció la ropa que Facundo vestía el 30 de abril cuando desapareció, sus teléfonos, mojados pero no destruidos, y nadie hizo un escándalo, van a seguir plantando el DNI, la otra zapatilla y hasta sus manos", dijo un experimentado colega. Si nos podemos acostumbrar a ésto, estamos arruinados.