El agujero de la capa de ozono sobre la Antártida se convirtió en uno de los más grandes y profundos de los últimos años, aseguró este martes la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
La capa de ozono se encarga de ofrecer una protección a las especies vivas del planeta contra los efectos dañinos de los rayos ultravioletas (UV) procedentes del sol. “Entre los riesgos de los rayos UV están el cáncer de la piel y las cataratas. Muchos servicios meteorológicos nacionales emiten advertencias sobre los rayos ultravioletas y es muy importante que se les preste atención”, señaló la vocera de la OMM, Clare Nullis.
Se trata de una advertencia dirigida especialmente para América Latina y el resto de regiones en el hemisferio sur, “donde la gente debe seguir los consejos y protegerse del sol”, indicó la especialista.
Este año el agujero que se forma con una frecuencia anual creció muy rápido desde mediados de agosto y alcanzó su mayor dimensión, de 24 millones de kilómetros cuadrados, a principio de ese mes, según confirmó también el Servicio de Monitoreo Atmosférico Copernico de la Unión Europea.
Actualmente abarca 23 millones de kilómetros cuadrados, un tamaño que está por encima de la media de la última década. El agujero cubre prácticamente la totalidad del continente antártico y los científicos creen que ha alcanzado su máxima extensión de este año.
Un agujero que cambia cada año
Cabe aclarar que la capa de ozono se comporta de forma muy variable de año en año. En 2019 el agujero fue inusualmente pequeño, mientras que el año anterior fue bastante grande, de un tamaño similar al actual.
“Existe una gran variabilidad en la medida en que se desarrollan los eventos de agujero de ozono cada año. El agujero de ozono de 2020 se parece al de 2018, que también fue un agujero bastante grande, y definitivamente está en la parte superior del paquete de los últimos quince años más o menos”, detalló en un comunicado Vincent-Henri Peuch, director del Servicio de Monitoreo Atmosférico Copernico de la Unión Europea.
“Con la luz del sol regresando al Polo Sur en las últimas semanas, vimos un agotamiento continuo del ozono en el área. Después del agujero de ozono inusualmente pequeño y de corta duración en 2019, que fue impulsado por condiciones meteorológicas especiales, estamos registrando uno bastante grande nuevamente este año, lo que confirma que debemos continuar aplicando el Protocolo de Montreal que prohíbe las emisiones de sustancias químicas que agotan la capa de ozono”, puntualizó.
Las causas del agujero en la capa de ozono
Nullis indicó que estas variaciones confirman que no puede haber tregua en los esfuerzos por terminar con el uso de químicos que destruyen la capa de ozono -en particular los halocarburos- y que están prohibidos por el protocolo internacional mencionado.
De ese tipo de químicos, los fluorocarburos, clorocarburos y clorofluorocarburos (CFC) son los de uso más extendido y a la vez son los más dañinos para la capa de ozono. Se los puede encontrar en extintores, refrigerantes, propelentes y disolventes.
Si bien los CFC también están presentes en las heladeras, desde hace algunos años los nuevos aparatos están exentos de estos químicos.
Desde que los halocarburos se prohibieron, la capa de ozono comenzó a recuperarse lentamente y su agujero a ser más y más pequeño, a pesar del inmenso tamaño que todavía logra alcanzar.
La última Evaluación científica del agotamiento del ozono de la OMM y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, publicada en 2018, concluyó que la capa de ozono está en vías de recuperación y de posible retorno de los valores de ozono sobre la Antártida a los niveles anteriores a 1980 para 2060.