Entre la extensa e intensa carta musical que en los últimos años parió la escena del hip hop local, el segundo disco de Caliope Family brilla como cadena nueva. Chainz, en efecto, consta de siete tracks –intro y outro incluidas– que en poco más de 16 minutos dejan sabor a mucho y ponen en último lugar la pregunta técnica acerca de si se trata de un LP o de un EP.
"Hoy está difícil, porque a mí me inspira la secuencia. Vivir algo fuera de lo común", expresa Brian Medina, aka Brapis, el MC que se para delante, dentro del quinteto de músicos. Está en Rosario, la ciudad en la que nació y en la que aspira a vivir, pero la pandemia lo mantiene confinado junto a su ahijado adolescente. "Viajar, mirar películas, series, son cosas que me motivan bastante, y también escuchar mucha música, compartir", suma, algo nostálgico.
El disco salió durante la pandemia –está en plataformas digitales desde fines de agosto–, y es el producto de más de un año de trabajo, que involucró mucho maqueteo previo y once meses en el estudio, junto al productor Diego Savioli: "Nos empujó, supo dónde acomodar, dónde ajustar, dónde soltar, dónde seguir", recuerda Brapis. "Nos entendió mucho como banda, y eso fue fundamental." ¿El resultado? Un sonido cristalino y fiel, procesado, pero de vibra orgánica y con el groove a salvo; un puñado de canciones para mover la cabeza, con influencias de funk, soul o r&b. Además, colaboraciones justas de Acru, Frane y Haze.
Brapis explora la clave de la diversidad: "Básicamente, es escuchar mucha música, compartir –dice–. Es el resultado de que somos cinco, seis o siete, dependiendo de la canción, y todos venimos de lugares distintos. Esa es la riqueza del equipo, nos da muchas posibilidades."
Se percibe, también, una intención de mostrar mucho en poco tiempo, sin ir en desmedro de la coherencia. Por eso buscaron dentro de su nuevo repertorio aquellas canciones de más alta intensidad. "Y por eso, a lo largo del todo el disco, podés tirarte un paso, levantar los brazos… vas para adelante."
Soltar cadena
El nombre del disco es elocuente: "Buscamos un elemento que te lleve directamente a la música, y el tema de las cadenas se usa bastante en el rap y el trap. Pretende mostrar algo de valor, y nosotros somos un conjunto que forma una pieza que está buena, como un grupo de eslabones buscando que una pieza sea lo más bella posible".
Así, Chainz reluce como una síntesis de mucho de lo que está pasando musicalmente en torno al hip hop –que absorbe destellos de música negra para expulsarlos desde su matriz–, pero también gracias a su personalidad. Cuando los beatmakers gobiernan el pulso, Caliope Family se mueve como un grupo de instrumentistas.
"Siempre hemos tocado en bandas, más posicionados en el lado del funk y el ambiente del groove, pero también hemos tocado en muchos eventos de rap. No sé si cambia tanto. Sí el sonido, o la fidelidad, además de que es un trabajo en equipo, que vamos armando entre todos", analiza el MC.
"El rap no está de moda"
Formado en 2017, el quinteto irrumpió un año más tarde discográficamente con Rhythms and Rhymes, un trabajo de audio crudo que mostraba a la banda en paños menores, mucho más apegada al funk rapeado, al estilo Militantes del Clímax. "Lo que cambió fue principalmente nuestra visión", considera Brapis.
"En este disco nos metimos muchísimo más en la producción, en los sonidos midi, digitalizamos más el audio, le dimos otro vuelo desde la computadora y nos fuimos a búsquedas que hasta ahora nunca habíamos experimentado, porque recién nos estábamos conociendo –aclara–. Elegimos que nuestro primer trabajo fuera más fiel a los instrumentos; y en éste decidimos darle una vuelta más."
Brapis creció siendo el único rapero de la zona, en el barrio La Cerámica, Rosario. Ahora alterna su carrera solista –este año editó tres singles– con el trabajo de Caliope, justo cuando está de moda decir que el hip hop está de moda. "Desde acá, lo que veo es que el rap no está de moda. Lo que está de moda puede ser el trap, o las batallas. Pero al rap no lo veo. Sí veo que está creciendo, se están construyendo muchas cosas, hay un público nuevo que se abre a la escucha, y también gente grande que está empezando a darle posibilidad", opina el cantante.
"Es innegable que hay muchísima más escucha que hace diez años, cuando era hasta un descanso –agrega–. Como rosarino, quiero hacer lo posible para que se mire para acá, armar movida. Que los pibes que empiecen a rapear no tengan que pensar en irse a Buenos Aires. Lo que hacemos nosotros, de quedarnos acá haciendo música, intentando generar el foco y que se vea que no somos los únicos, es en cierta medida una forma de decir eso."