Finalmente, ayer asumió Alcira Elsa Figueroa como diputada nacional por Salta en reemplazo de Juan Ameri, eyectado de la Cámara Baja nacional tras el encándalo de connotaciones sexuales en la sesión del 25 de septiembre. Su reemplazante, la antropóloga, magíster en Políticas Sociales y Desarrollo Humano Sustentable y miembra de la Comisión de Familiares Detenidos-Desaparecidos de Orán, trajo consigo también el debate sobre el papel que ocupan las mujeres dentro de las construcciones políticas partidarias.
Salta/12 dialogó con cinco militantes que han vivido la experiencia de la desigualdad histórica que aún existe en los espacios politicos que se expresa en una escasa representación femenina en los cargos electivos.
La dirigenta de Descamisados en Salta, Daiana "Ushu" Méndez, destacó que la asunción de Alcira Figueroa representa un logro para el movimiento feminista porque se evidenciaron "los códigos que terminan colocando a las mujeres en lugares no expectantes".
Dijo que constantemente se les piden antecedentes, mientras que a los varones sólo les basta con "estar al frente de un espacio y ser de confianza" entre ellos mismos, invisibilizando el trabajo que las mujeres vienen realizando. Todas instancias que responden a la violencia política dentro de los partidos, sostuvo Méndez, quien empezó a militar en el secundario y hoy con 29 años cree que "la política es la mejor herramienta que tenemos las personas para transformar la realidad".
Vanesa López, periodista y militante de la Unión Cívica Radical (UCR) actualmente forma parte del grupo Las Revoltosas Florentinas y es la secretaria adjunta de la Organización de Trabajadores y Trabajadoras Radicales. Se sumó a la militancia porque consideró que desde su profesión "ya no alcanzaba para mejorar la calidad de vida de nadie".
López se reconoce como feminista y dijo que esa presentación dentro de los partidos es doblemente difícil porque "los dirigentes le tienen miedo a las mujeres feministas con voz propia, que no necesitan el permiso de nadie para construir y generar cambios estructurales".
En tanto, Jennifer Anahí Reynaga, de 26 años, es militante en la organización Azul y Blanca del Partido de la Victoria (PV). Comenzó su actividad política en 2014 con la intención de trabajar en los barrios. "Soy peronista, como mis padres y abuelos", contó. Con la presidencia de Néstor Kirchner sintió que "los jóvenes estábamos en la necesidad de comulgar en las calles".
A partir de su experiencia señaló que la "mujer siempre ocupaba el tercer lugar en todo" y afirmó que que esto se debe al universo patriarcal que reina en la política y en todos los ámbitos. No obstante, consideró que con una mayor visibilización del feminismo en los últimos años, la participación de las mujeres se potenció. Reynaga está a cargo de la mesa de Género y Diversidad junto a su compañere Mauricio Moreno.
Moira Roxana Muñoz, de 46 años, es militante peronista desde hace 20 años. En 2019 finalizó su mandato como concejala por el PV en el municipio de General Mosconi. Y en estos momentos es secretaria general del Movimiento para el Trabajo y la Producción Antonio Cafiero. Aseguró que la participación de las mujeres en cargos electivos es escasa justamente por la discriminación de género existente.
Para Daiana Ovalle, de 32 años, si bien históricamente las mujeres han sido relegadas y postergadas, se empezó a ver un cambio a partir de la ley de paridad que en Salta se comenzó a aplicar en 2016. "Se ganó en notoriedad y la ley fue trascendente para lograr participación", opinó. En cambio, en años anteriores en la confección de listas el 70% era para los varones y el porcentaje restante quedaba para las mujeres: "Nos ponían en tercer lugar en la lista y si ganábamos nos hacían renunciar para que otro varón asumiera", recordó.
Ovalle se sumó a la vida política en 2010. Estando embarazada empezó a militar en distintas villas que estaban en emergencia en Salta. Es parte del Partido Justicialista y actualmente secretaria de participación ciudadana de la Comisión de Acción Política (CAP) del PJ.
Cuestión de carácter
Ovalle dijo que no es discriminada, pero considera que esto se debió a "una cuestión de caracter" suyo. En cambio, sí dijo haber visto injusticias cometidas en perjuicio de compañeras a las que tuvo que defender. Consideró que la sociedad las "obliga" a tener un carácter fuerte para que "no te pasen por encima". "Nos tenemos que hacer una armadura", graficó.
Pero las experiencias indican que también se puede ser discriminada por tener carácter fuerte. Es lo que le pasó a López, quien manifestó que fue "excluida por tener carácter". En su caso, vio que hay un mandato que impone a la mujer tener un perfil más "aceptable" y "simpático" para formar parte del espacio, y que tampoco debe hacer cuestionamientos. Aseguró que la violencia política la ejercen tanto hombres como mujeres "cargadas de machismo (que) elijen poner palos en la rueda para que otras lleguen".
A los 21 años Méndez fue elegida representante provincial de su espacio y se tenía que reunir con dirigentes que la duplicaban en edad. "Fue complicado y en los primeros tiempos era acompañada por compañeros hombres hasta que me pude sostener sola", contó a Salta/12.
Por el cambio feminista
López consideró que para lograr un cambio hacia un escenario más igualitario es necesario nunca abandonar el diálogo y la búsqueda de consensos. Dijo que para ello apeló al trabajo territorial, a la empatía y a la "fuerza de las feministas que sin distinción partidaria están dispuestas a acompañar a una par".
En cuanto a la confección de listas, para López está claro que quien quiere ocupar un cargo electivo debe cumplir ciertos requisitos: no debieran llegar militantes que porten determinado apellido, o porque cuentan con dinero para pagar la campaña o por ser familiar o socio del dirigente de turno. Y tampoco pueden estar "los violentos, los corruptos y abusadores".
Para eso es necesario seguir trabajando en el interior de los partidos, a la par de la aplicación de legislación nacional que apuntan en este sentido, como la ley Micaela y la ley de Paridad.
Méndez, por su lado, señaló que hoy en día existen más mujeres feministas dentro de los espacios políticos y eso genera la posibilidad de instalar otras construcciones en las alianzas, frentes y los propios partidos políticos.
Para Reynaga, se presenta un escenario donde la educación es una herramienta necesaria para la transformación social. "Repensar cada espacio en clave de género es un paso muy grande que se debe realizar", aseguró.