Live At Blues Alley
1986
Algo más que una prueba de destreza, este disco documenta el accionar en vivo de la que muchos consideran la mejor formación dirigida por Wynton: Marcus Roberts (piano), Robert Leslie Hurt III (contrabajo), Jeff “Tain” Watts (batería) y el jefe en trompeta. En realidad, la performance de Marcus, uno de los mejores pianistas surgido de la camada de los “young lions”, está al mismo nivel que la de Marsalis. Salvo la plañidera balada “Do You Know What It Means To Miss New Orleans”, el resto de los temas está tocado de modo intenso, a tempo vivaz y con secuencias de solos feroces. “Knozz-Moe-King” bordea el free jazz, “Just Friends” es un festival de matices de trompeta –quienes sostienen que no hubo en toda la historia del jazz un virtuoso de este instrumento como Wynton cuentan aquí con un valioso medio de prueba–, “Cherokee” parece retomar la exploración del tema que inició Parker cuarenta años antes y “Delfeayo´s Dilemma”, dedicado al hermano trombonista e incluído en Black Codes (From The Underground), muestra el perfil compositivo del joven maravilla.
The Majesty Of The Blues
1988
En formación de sexteto (piano, contrabajo, batería, saxo alto, saxo tenor y trompeta), Marsalis avanza en el terreno de la composición mientras empieza su inmersión en el pasado de la música afroamericana, pero más desde una perspectiva a la Mingus que con una intención revival. Tímbricamente rico y contrapuntísticamente variado, en este álbum Marsalis expone su talento para la instrumentación y el arreglo. El sermón “Premature Autopsies” escrito por el influyente crítico Stanley Crouch revela el interés de Marsalis por la narración articulada al discurso musical que más tarde desarrollará en sus obras “conceptuales”.
Blood On The Fields
1997
Oratorio de dos horas y media que se llevó un merecido Premio Pulitzer a la Música, posiblemente este sea el principal antecedente de The Ever Fonky Lowdown. Con esta pieza de largo aliento, Marsalis calibró su por entonces reciente orquesta de jazz del Lincoln Center. La música tiene ecos de Ellington y Mingus, pero también de Charles Ives e incluso Leonard Bernstein. El texto cuenta la historia de dos esclavos, Jesse y Leona, en su tortuosa búsqueda de la libertad. La paleta sonora, lógicamente focalizada en las secciones de viento, es exuberante y los contrapuntos vocal-instrumentales revelan un gran dominio de la escritura más allá de los requerimientos de un combo de jazz. Los cantos de trabajo, el gospel, el blues y las marchas sureñas se suceden e integran en una trama exquisitamente resuelta.
Swing Symphony
2019
Un trabajo diferente: Wynton cede aquí la batuta a David Robertson, acepta mezclar su Jazz at Lincoln Center Orchestra con la St. Louis Symphony Orchestra y se deja influir por Aaron Copland y George Gerswhin, si bien nunca faltará en su altar personal la inspiración de Duke Ellington ni los ecos de la polifonía espontánea del viejo Nueva Orleans. En rigor se trata de la tercera sinfonía de su cosecha, pero posiblemente sea la más lograda. El carácter de la obra es más bien optimista, casi la contracara de la mordaz The Ever Fonky Lowdown, si bien no carece de momentos melancólicos. Comisionada en 2010 por cuatro titanes “clásicos” (la Filarmónica de Berlín, la Sinfónica de Londres, la Filarmónica de Nueva York y la Filarmónica de Los Ángeles, esta interpretación fue grabada en mayo de 2018 en un concierto en el St. Louis’s Powell Hall.