El cantante Gabo Ferro murió hoy a los 54 años, víctima de cáncer. Había saltado a la fama con Porco, la banda que lideró de 1992 a 1998 y que se hizo famosa en la escena under con dos discos: Porco y Naturaleza muerta.
En ese momento vivió una profunda crisis existencial y se hartó de la escena musical, abandonó su banda de hardcore (Porco) y se metió a estudiar el profesorado de Historia. En las aulas hablaba poco y nada, le decían “el mudo”. Pero siete años después y con el empuje de amigos (Ariel Minimal, Vicente Luy), volvió a encontrar su voz y publicó, sin demasiadas expectativas, su primer disco solista, Canciones que un hombre no debería cantar (2005). A partir de ahí, arrancó un camino artístico incesante, vertiginoso y fructífero, que incluye ocho discos en solitario, cuatro en dupla, libros de poesía y ensayo, óperas y más. Los principales fueron Todo lo sólido se desvanece en el aire y Mañana no debe seguir siendo esto. Su último lanzamiento fue en 2016, con El lapsus del jinete ciego. El músico, poeta e historiador fue distinguido por la Legislatura porteña como Personalidad Destacada de la Cultura en 2019.
“Estas cosas no se hacen en soledad. Si todo esto se sostuvo y se desarrolló, fue porque hubo del otro lado personas que abrazaron esto. Cuando empecé, no tenía un programa sobre qué hacer, lo sigo descubriendo”, reflexionaba Ferro por entonces.
“Cada paso es un panorama diferente”, le dijo a Página/12. “Estoy atento, busco cosas que me aporten un nuevo color para meter. Y siempre con todo encima, todo lo vivido, todo lo hecho, todo lo amado. Por eso duele. Es una cosa gratísima y amorosa, pero también es dolorosa. Porque la presencia también está constituida por su ausencia; por la gente que no está, por lo que ya no tenés. Es inquietante cuando a uno lo gastan por su melancolía. ¿Qué buena vida habrás tenido hermano, vos, que podés saltear la melancolía y la tristeza?”, ironizaba.
En la tríada clase, raza y género, Ferro encontró los materiales para problematizar su música y decir cosas “urgentes y políticas”. “Cada disco es una instantánea histórica”, sostenía. “Cuando yo decía que estas eran políticas a atenderse, me miraban como si fueran una especie de gestos militantes pero no políticos. En 2004 era increíble pensar en una política de género. Ahora digo que habría que buscar el modo de meter el amor en la agenda política y me miran con cara de sorpresa también”.
Además escribió libros. En 2009 vio la luz Barbarie y civilización: sangre, monstruos y vampiros durante el segundo gobierno de Rosas (1835-1852); al que le siguieron Degenerados, anormales y delincuentes. Gestos entre ciencia, política y representaciones en el caso argentino, en 2010; y Costurera Carpintero. Antología de letras de canciones de Gabo Ferro, un trabajo de 2014 que prologó Diana Bellessi.
En 2017 fue parte de El astrólogo (un cuadro) , la ópera escrita por Abel Gilbert con dirección de Walter Jakob, en la que Ferro se puso en la piel del personaje creado por Roberto Arlt en Los siete locos.