Nadia Podoroska es noticia debido a su buen Roland Garros. El tenis femenino argentino tuvo representantes de primer nivel. La principal, Gabriela Sabatini. También tienen su reconocimiento Paola Suárez, Clarisa Fernández y Gisela Dulko. La lista sigue. Pero no puede obviarse el nombre de la rosarina Mary Terán de Weiss, destacada jugadora de las décadas del 40 y el 50. Fue quien abrió el tenis a las clases populares en lineamiento con el peronismo. Pero cierto sector social nunca se lo perdonó.
Mediante la Fundación Evita proporcionaba raquetas a chicos en complicada situación económica. Algunas de sus colegas se negaban a enfrentarla por su ideología. Los organizadores de torneos se sumaron al vacío. Una vez se defendió a través de una carta publicada en la revista El Gráfico en julio de 1964. Cuando Perón fue derrocado en el 55 no pudo regresar al país desde Alemania. Le incautaron los bienes. Volvió, pero nunca dejaron de amenazarla.
“La odiaban. Estaba acostumbrada a que la llamen por teléfono a cualquier hora y la insulten. Eso le pasó hasta sus últimos años”, dijo alguna vez el historiador y dirigente político Víctor Lupo, autor de libros referenciales sobre la temática. Historia política del deporte argentino (Corregidor) y 100 ídolos porteños (junto al periodista Horacio del Prado, de la misma editorial) son algunos.
Lupo fue uno de los pioneros en reivindicar su figura. Integró la Liga Justicialista del Deporte, que en septiembre de 1980 realizó una “cena de desagravio” en honor a Terán de Weiss. Ese mismo año Terán fue protagonista de una polémica, cuando la Ciudad de Buenos Aires y el Círculo de Periodistas Deportivos quisieron premiar a los cinco mejores deportistas por actividad de la historia. Terán fue excluida. Aficionados al deporte protestaron a través de una carta en La Nación. “Estaba en la lista pero la bajaron”, dijo Lupo al recordar esos años de intendencia porteña a manos del Brigadier Osvaldo Cacciatore.
Mary Terán nació el 29 de enero de 1918 en Rosario. A los 7 ya jugaba al tenis. Sumó la natación y fue timonel del equipo de remeros del Club Alberdi. Como tenista representó, primero, al Rowing Club de Rosario. Después al Atlético Rosario, al Lawn Tennis Club y a River. Jugó torneos nacionales en representación de Santa Fe. Ganó 832 partidos sobre 1.100 disputados. En 1950 venció en los abiertos de Irlanda e Israel y en el 51 en Colonia y Baden-Baden, Alemania. Ganó dos medallas doradas y una de bronce en los Juegos Panamericanos de Buenos Aires de ese mismo año. Fue número uno argentina en 1941, 1944, 1946, 1947 y 1948. Su gran rival deportiva fue Felisa Piédrola, quien la enfrentaría en el terreno ideológico. “Putita rosarina”, le gritó en un partido. La Asociación Argentina de Tenis, tras el derrocamiento de Perón, exigió su desafiliación internacional.
Su marido fue el tenista Heraldo Weiss, capitán del equipo de Copa Davis, y quien la llevó hacia el peronismo. Ya de grande, Terán practicó golf. Su amigo el dibujante Caloi era uno de sus rivales.
Mediante la ley 2501/07 se denominó Mary Terán de Weiss al estadio del Parque Roca. Sin embargo, el ninguneo continuó cuando en tickets de partidos se imprimió Estadio Parque Roca.
Fue la primera en viajar a competir al exterior. Y hasta un rey en los países árabes la quiso comprar para incorporarla a su harén. El hecho ocurrió en el Golfo Pérsico en una velada en el palacio de un jeque, tras la disputa de un torneo. Un allegado se le acercó a Heraldo Weiss y le ofreció una más que importante suma de dinero por su esposa.
Se cuenta que tras la muerte de Eva (el 26 de julio de 1952) Perón le ofreció matrimonio. Ella también acababa de enviudar. Y otra historia dice que hubo un intento de asesinato mientras circulaba en moto por la Avenida Figueroa Alcorta.
Los 60 fueron también años duros. Cuando River Plate fue el único club que la incorporó para jugar, las rivales se retiraban para no enfrentarla. En 1964, Terán anunció su retiro del tenis.
La memoria de Mary Terán de Weiss es constantemente reivindicada. Uno de los pioneros en hacerlo fue su amigo y periodista Roberto Andersen, quien cuenta su vida de manera detallada en el libro Mary Terán de Weiss (Ediciones Fabro). Además publica fotos de su casamiento, de sus actividades como ama de casa y hasta con Errol Flynn, en Hollywood, y con la princesa Isabel de Inglaterra (Isabel II). También están sus tapas de revistas.
Andersen destaca en esas páginas su gran incidencia en el tenis europeo y hace hincapié en su cargo de vicepresidenta de la Federación Femenina Eva Perón -presidida por la esgrimista Elsa Yrigoyen- y su rol de asesora de la Dirección de Campos Deportivos Metropolitanos en los tiempos peronistas.
Terán de Weiss se desempeñó en tiempos de Pascual Pérez, Delfo Cabrera, Osvaldo Suárez, Reinaldo Gorno, Eduardo Guerrero, Juan Manuel Fangio. También fue contemporánea de los campeones mundiales de básquet de 1950, de los medallistas olímpicos de Londres ‘48 y Helsinki ‘52 o de la gran actuación nacional en los Primeros Juegos Deportivos Panamericanos, en el 51, en Buenos Aires.
Andersen cuenta en su libro que el 15 de noviembre del 84, casi un mes antes de su suicidio, fue “trasladada de urgencia a un sanatorio de atención neurológica como consecuencia de haber ingerido barbitúricos”. Desde entonces, tuvieron algunos encuentros que se basaron más que nada en anécdotas de ella como jugadora.
El 5 de diciembre le dieron el alta y unas amigas de su madre que vivían en un departamento marplatense en Santa Fe 1820 la invitaron a pasar unos días. La ex tenista se tiró desde el séptimo piso de ese edificio y cayó sobre una marquesina. Tenía 66 años. Del ambiente del tenis, sólo Enrique Morea asistió a su despedida.