--La elección es todos los días, el pueblo evalúa la gestión a diario. Pero tenemos que trabajar para ganar el año que viene y la unidad y el diálogo son temas centrales.
La frase pertenece al presidente Alberto Fernández. La pronunció hace unas semanas y el destinatario fue Santiago Cafiero, su jefe de Gabinete. Desde esa charla, Cafiero se puso a trabajar en una trilogía para buscar el triunfo en la elección de medio término del año próximo: vacuna contra el coronavirus, unidad y economía. En el cierre de un encuentro por zoom del gabinete de cambio climático, Cafiero les trasmitió a 17 ministros que de octubre a octubre tienen que trabajar en clave política y salir a defender la gestión pensando en la elección, sin excusas y con los recursos que hay.
Fue una especie de arenga al cierre del encuentro remoto, la semana en la que el Indec difundió datos malos sobre caída del PBI y el empleo. La instrucción fue salir a hablar en los medios de todo lo que hace el Gobierno a diario para luchar contra la famosa doble pandemia: el coronavirus y la herencia económica macrista.
Cerca de Alberto Fernández cuentan que el Presidente cree que la elección se va a ganar porque el Gobierno está haciendo mucho aunque los medios hegemónicos prefieran "inventar" una revalorización de Mauricio Macri que no es tal e intenten trabajar sobre un escenario de catástrofe inminente. El Presidente suele poner como ejemplo una anécdota que por estos días le contó un intendente del conurbano: "En marzo nos hablaban de un estallido social y lo que pasó fue que los supermercados chinos tuvieron que ampliarse". Fernández lo explica por las diferentes políticas de asistencia social que encaró el Gobierno. Eso no implica que el Presidente no registre que casi todos los argentinos están peor económicamente que antes del inicio de la cuarentena ni que soslaye que hay un "humor social cambiante" por la pandemia. Lo preocupa un fenómeno que registran muchas encuestas: el 45 por ciento de los argentinos le perdió el miedo al virus y se cansó de las restricciones. Un porcentaje muy similar al que terminó reuniendo Juntos por el Cambio en el ballottage de 2019.
El Presidente cree que a pesar de la oposición de los medios hegemónicos y de las jugadas "delirantes" de la Corte Suprema, la recuperación económica va a ir surgiendo de a poco y que para cuando sean las elecciones, la vacuna contra el coronavirus ya va estar siendo aplicada, porque es una prioridad, al menos a los grupos de riesgo.
Por eso, lo que más le preocupa es la unidad en el espacio Frente de Todos. Le parece importantísimo mantenerlo unido y seguir con el leitmotiv de su gestión: el diálogo. Está convencido de que lo último que quiere el electorado en este momento son confrontaciones que alteren los ánimos más de lo que están.
La unidad
Mantener la unidad en un frente diverso no es tarea sencilla. Verbigracia, la semana que termina estuvo signada por el enojo del kirchnerismo más duro por la votación argentina en la ONU que condenó la violación a los derechos humanos en Venezuela y la renuncia de Alicia Castro a su postulación como embajadora en Rusia. El sainete puso blanco sobre negro qué ocurre cuando el Presidente toma una medida que no conforma a todos. Fernández cree que ciertos debates deben darse primero puertas adentro, pero sigue convencido del voto que hizo la Argentina. Y en su entorno hay quienes creen que, más allá de su convicción al respecto, si se sale del microclima del espacio no es imposible pensar que la decisión lo haya hecho subir algunos puntos en las encuestas, aunque no lo haya hecho con ese fin: su postura sobre el Informe Bachellet estaba clara desde la campaña electoral.
En esa línea y previo al affaire Venezuela, el jefe de Gabinete les transmitió a los ministros que "las diferencias internas sobre alguna política pública específica no son para nosotros más importantes que nuestro valores compartidos como espacio político". Habrá que ver si se logra que con cada diferencia interna se doble y no se rompa: sólo el tiempo tiene la respuesta.
La vacuna
El Gobierno trazó una estrategia sanitaria basada en tres medidas macro: cuarentena estricta y reconstrucción del sistema de salud; medidas de cuidado y responsabilidad ciudadana, producción de la vacuna y acuerdos con laboratorios para vacunar lo antes posible a sectores vulnerables y esenciales. Otro de los pilares sobre los que van a trabajar para ganar en octubre de 2021 es garantizar que la vacuna se empiece a aplicar, apenas esté disponible, a los sectores de mayor riesgo. Eso ayudaría a su vez a que la economía, factor clave en cualquier elección, pueda seguir un curso de recuperación.
La economía
La convicción del Gobierno es que Argentina va a salir de la crisis sólo si se logra aumentar la producción, la exportación y el trabajo. Por eso, la idea es implementar un acuerdo social con los principales sectores de la economía para trazar los lineamientos de un nuevo modelo de producción, innovación y exportación que permita "dar un verdadero salto productivo y meternos en la carrera productiva del Siglo XXI".
Fernández está convencido de que a pesar de los números de desempleo y pobreza que difundió el Indec, hay sectores que ya se están reactivando y que hacia fin de año eso se va a ver más claramente. Cree también que la mayor parte de la población comprende la gravedad del momento que se está atravesando y entiende que el Gobierno está haciendo el máximo esfuerzo para cuidar la salud y mantener el empleo.
El Presidente miró con satisfacción una encuesta de Opina Argentina que publicó este diario, en la que se afirma que si las elecciones fueran este domingo, el Gobierno le volvería a ganar a Mauricio Macri y por una ventaja mayor a la de los comicios de 2019 a pesar del coronavirus y la crisis económica. Cerca del Presidente aclaran que quien hizo la encuesta, Facundo Nejamkis, no trabaja para el Gobierno: cuentan que se puso a medir y hacer su propio trabajo después de leer una encuesta que publicó el macrismo que le pareció una operación sin sustento en el abc de los procedimientos para hacer sondeos.
La Corte
Alberto Fernández cree que en el máximo tribunal se está viviendo un escenario de mucho "delirio". Pero no considera que el problema lo tenga él, sino los supremos. Este diario averiguó que mantiene conversaciones con sus miembros en las que les plantea abiertamente el berenjenal en el que, cree, se han metido. "No entiendo lo que están haciendo. La Justicia tiene peor imagen que los sindicatos ¿y ésta es la manera de colaborar que tienen ustedes?", les plantea a algunos de sus miembros respecto de la decisión de haber aceptado el per saltum para definir si valida o no los ascensos a dedo de los magistrados Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli, realizados por el macrismo.
Fernández les dice claramente que si confirman esos traslados, él tranquilamente podría el día de mañana llenar el juzgado de Claudio Bonadio de jueces amigos. Los que lo conocen saben que no lo haría porque se impuso un límite al respecto, pero cree que el sólo hecho de habilitar una posibilidad de esa naturaleza sería un mamarracho jurídico peligroso para la República. El Presidente no sabe cómo piensan salir airosos del asunto, pero no lo considera su problema.
Suficiente tiene para resolver a diario en un país sobre el que se puede decir cualquier cosa, menos que es aburrido.