Desde Washington D.C. A Donald Trump le habría encantado ya estar este fin de semana en Florida, buscando los votos que necesita para su reelección como presidente de los Estados Unidos. Pero no pudo todavía. Aunque flotó la idea de organizar este sábado un encuentro en ese estado clave, tuvo que conformarse con hablarle a un grupo de seguidores desde uno de los balcones de la Casa Blanca. Iba a ser un evento “oficial” del gobierno, pero resultó un acto de campaña.
“Hay que enviar a esta gente al olvido con el voto. Enviarlos al olvido, deshacernos de ellos”, dijo el presidente de los Estados Unidos en referencia a sus rivales. “Son muy malos para nuestro país”, agregó en un discurso de 20 minutos dedicado a atacar a los demócratas y caracterizarlos como “comunistas”.
Trump cumple hoy su sexto día encerrado en la Casa Blanca, después de dejar el hospital Walter Reed el lunes pasado. Asegura que ya venció al COVID-19, pero la Administración todavía no ha proporcionado ninguna prueba de que eso sea cierto. El médico del presidente emitió una nota autorizándolo a retomar sus actividades a partir de este sábado, pero no se dio a conocer ningún test negativo que confirme que el mandatario está libre del virus.
Hace solo 15 días, Trump encabezaba el evento en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca para presentar a su candidata para la Corte Suprema. El anuncio, señalado como uno de los posibles momentos en los que se gestó el brote de coronavirus en la Administración estadounidense, también fue al aire libre. A unos metros de allí, esta vez en el Jardín Sur, el mandatario se dirigió este sábado a un grupo que lidera la activista conservadora Candace Owens.
Escritora y comentarista, Owens es la creadora de la organización BLEXIT, que busca que la comunidad negra se aleje del Partido Demócrata. La participación de sus miembros en el evento de Trump fue para “apoyar el cumplimiento de la ley en las comunidades de minorías”, según dijo Owens a ABC News.
Es justamente lo que el presidente, quien durante las protestas de Black Lives Matter se limitó a exigir “ley y orden” y a acusar a los manifestantes de “saqueadores”, quiere mostrar en las últimas semanas de campaña. Algo que ya había aparecido durante la Convención Nacional Republicana de agosto: casos de personas negras críticas del Partido Demócrata y simpatizantes de las fuerzas de seguridad.
Trump aseguró en el breve encuentro de este sábado que “los negros y los latinos están rechazando a la izquierda radical” y que “han sido vandalizados por fanáticos de izquierda”. Con este acto, y con un discurso de un COVID-19 superado, la campaña republicana busca recuperar el control de la agenda, quitar el foco de la pandemia y volver a ponerlo en las protestas que sacudieron al país este año.
No fue una semana fácil para la Casa Blanca. A pesar de querer mostrar optimismo y fortaleza con su líder trabajando, la Administración quedó envuelta en un conflicto con el Congreso por un paquete de estímulo a la economía y rezagada frente a la campaña del demócrata Joseph Biden.
A través de Twitter, Trump anunció el martes pasado que se terminaban las negociaciones con el Congreso para una nueva ayuda económica hasta después de las elecciones. La abrupta decisión de detener las conversaciones con la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, hizo caer 600 puntos el índice Dow Jones.
Después de las críticas de su propio partido, el mandatario volvió a mostrarse dispuesto a negociar. El viernes, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, le llevó a Pelosi la oferta de un paquete de 1,8 billones de dólares. Todavía no hay respuesta de ella.
Encerrado toda la semana, Trump intentó recuperar protagonismo y hablar en cuanto programa de televisión y de radio afín que encontrara.
En Fox News, calificó a la senadora Kamala Harris como “monstruo” después del debate entre la compañera de fórmula de Biden y el vicepresidente Mike Pence. También en diálogo con esa cadena avisó que no participaría del segundo debate presidencial que estaba planificado para el 15 de octubre. Debido a las dudas en torno a la salud de Trump y su capacidad de contagio, la comisión que organiza estos eventos decidió pasar a un formato virtual. El mandatario se negó y el segundo cara a cara entre Trump y Biden finalmente fue cancelado. El tercero, por ahora, se mantiene para el 22 de octubre.
Con todo ese tiempo gratis en las pantallas conservadoras, la campaña de Trump dejó de gastar en avisos televisivos en Ohio, Texas, Iowa y Nebraska. Los ganó en 2016 y es posible que sienta que esta vez también serán electores seguros. En su lugar, volcará el dinero en publicidad en Facebook dirigida a estos estados.
También la campaña de Biden está enfocada en los avisos en Facebook y su gasto superó al de Trump en Michigan, Wisconsin y Pennsylvania. Estos estados, junto con Florida y Ohio, son los que decidirán la elección este año.
Como no pudo organizarlo para el sábado, Trump ya prepara su vuelta triunfal a los actos en Florida este lunes. Será en la ciudad de Sanford, en el mismo formato que la campaña ya implementaba antes del diagnóstico de covid-19 positivo: una reunión con seguidores en el hangar de aeropuerto local, según el diario The Washington Post.
A 23 días del día de las elecciones, las encuestas a nivel nacional le dan a Biden una ventaja de 11 puntos sobre Trump. También lo favorecen en varios estados críticos como Pennsylvania y Michigan. Como en 2016 también a esta altura la favorita era la demócrata Hillary Clinton, los analistas insisten en que no es el mismo escenario. Pero este año todo puede pasar.