Unas 40 personas atacaron durante la noche del sábado la comisaría de Champigny sur Marne, ubicada al este de París, con fuegos artificiales. Según informaron los medios locales, los motivos del atentado aún no fueron esclarecidos.
Por la explosión de fuegos artificiales, que no dejó víctimas fatales ni heridos, se vieron seriamente dañados cinco vehículos (dos de la Policía), contenedores de basura y las ventanas de las inmediaciones.
Según informó Linda Kebbab, delegada nacional del sindicato de la Unidad de Trabajadores de la Policía, dos oficiales se encontraban fuera del edificio cuando, repentinamente, unas 40 personas comenzaron a acercarse agresivamente.
Asustados por lo que estaba por ocurrir, contó la funcionaria a través de Twitter, los uniformados ingresaron rápidamente al edificio para buscar refugio.
Luego de intentar romper el vidrio blindado de la puerta principal con una barra de hierro, los atacantes prendieron fuego la basura y lanzaron morteros y fuegos artificiales en el frente de la comisaría.
"Le exigí a la Prefectura la mayor de las firmezas. Los investigadores están trabajando arduamente para identificar a los autores del crimen", dijo Gérald Darmanin, ministro del Interior francés.
“Los pequeños no impresionan a nadie y no desanimarán nuestro trabajo contra los narcóticos. Afortunadamente, nadie resultó herido en el ataque a la comisaría de Champigny anoche. Apoyo total a nuestros agentes de policía que están haciendo un trabajo difícil”, agregó.
Según el alcalde, Laurent Jeanne, el ataque estaba preparado y sería un "ajuste de cuentas" vinculado a un accidente de scooter ocurrido unos días antes, en el que la policía habría estado implicada "indebidamente", informó el diario Le Figaro.
Según informaron los medios locales, no es la primera vez que esta comisaría sufre un ataque. Este mismo año, en abril, delincuentes habían lanzado morteros contra el edificio y, en 2018, otros agresores arrojaron bombas molotov.
El ataque de este sábada se produjo pocos días después del violento asalto a policías en Herblay, en el Valle del Oise, otro departamento de la Isla de Francia, en el que dos agentes fueron brutalmente golpeados antes de que les dispararan con sus propias armas de servicio.