El Premio Nobel de Economía fue otorgado a los estadounidenses Paul Milgrom y Robert Wilson este lunes en Estocolmo. El galardón fue concedido “por las mejoras en la teoría de las subastas y las invenciones de nuevos formatos de subastas”, según publicó la Academia Sueca de Ciencias. “Sus descubrimientos han beneficiado a vendedores, compradores y contribuyentes de todo el mundo”, agregó.

Paul Milgrom (72) es matemático nacido en Detroit, al igual que Robert Wilson (83), también matemático, nacido en Geneva, Estados Unidos. Ambos son profesores de la Universidad de Stanford, en California. Son conocidos internacionalmente por sus investigaciones sobre diseño de mercados, precios y negociaciones. Estudiaron en conjunto cómo funcionan las subastas, y utilizaron sus conocimientos para diseñar nuevos formatos de subastas de bienes y servicios, difíciles de vender de forma tradicional, como por ejemplo las frecuencias de radio.

Las licitaciones que utilizan su diseño fueron utilizadas en todo el mundo para asignar licencias por un valor de más de 100 mil millones de dólares, según la Universidad de Stanford. Las subastas dejaron de ser solamente para arte o antigüedades. En la actualidad se subastan bienes y servicios millonarios, desde minerales hasta energía. Utilizando la teoría de la subasta, los investigadores intentaron comprender los resultados de las diferentes reglas de licitación.

“Los galardonados en Ciencias Económicas de este año comenzaron con la teoría fundamental y luego utilizaron sus resultados en aplicaciones prácticas, que se han extendido por todo el mundo. Sus descubrimientos son de gran beneficio para la sociedad”, aseguró Peter Fredriksson, presidente del Comité del Premio. En 1994, las autoridades estadounidenses utilizaron por primera vez uno de sus formatos de subasta para vender frecuencias de radio a operadores de telecomunicaciones, y desde entonces, otros países utilizaron el método.

“Su trabajo contribuyó a diseñar mercados donde los mecanismos ordinarios que tenemos para asignar bienes no funcionan. Hay mercados que no funcionan bien automáticamente”, destacó Deborah Satz, decana de la universidad de Stanford.

Wilson desarrolló la teoría de las subastas de objetos con un valor que es incierto de ante mano, pero al final, es el mismo para todos. Mostró que los postores racionales tienden a colocar sus ofertas por debajo del valor: están preocupados por lo que llamó la “maldición del ganador”, es decir, pagar demasiado y perder. En tanto, Milgrom formuló una teoría más general de las subastas, que no solo permite valores comunes, sino también valores privados, que varían de un postor a otro. Así, analizó estrategias de licitación, y demostró que un formato le dará al vendedor mayores ingresos esperados cuando los postores conozcan más sobre los valores estimados de los demás durante la licitación.

Nobel de Economía

Los investigadores ganaron un premio de 10 millones de coronas suecas, es decir, 1,1 millón de dólares. El dato de color del premio fue sin duda la forma en que se enteraron que habían ganado. El Comité del Premio Nobel no podía comunicarse con Milgrom, dado que estaba durmiendo con el teléfono en silencio. Por lo que su compañero de premio, quien vive en su misma cuadra, le tocó timbre durante la madrugada y le comentó que habían ganado.


El premio Nobel de Economía cierra la ronda de los premiados en 2020. Este año, los laureados recibirán su premio en su país de residencia debido al coronavirus. La elección consolida dominio estadounidense entre los premiados: 45 de los 86 galardonados hasta ahora fueron para investigadores de esa nacionalidad. En el premio, que empezó a otorgarse en 1969 y tuvo 52 ediciones, sólo fue concedido a dos mujeres: la estadounidense Elinor Ostrom en 2009, y la francesa Esther Duflo el año pasado.